1/08/2016, 19:27
La Sarutobi se había excedido. Quizás. Bueno, a lo mejor no tanto. En fin, la reacción del chico mostraba cierto arrepentimiento. No parecía seguro de si querer seguir buscando, o bien salir corriendo mientras aún estaba a tiempo. Esa fue la impresión que dio al menos a simple vista.
Sin embargo, el paraguas de los lunares rojos pareció gustarle. Al menos parte de éste, el mango concretamente. Se había aproximado hacia la chica, en vez de alejarse. Por ese punto, era algo positivo. Además, señaló que una parte del mismo mango estaba diseñada para evitar su rotura, toda una hazaña en lo referente a diseño. Mogura parecía realmente interesado en el paraguas, casi tanto como lo había estado en el anterior. ¿Eso era bueno, o malo?
Para su sorpresa, el chico no terminó de contentarse con éste paraguas. Se volvió a una estantería que había a su lado, y tomó de ésta un paraguas un tanto singular. Se lo mostró, y a la misma vez lo hizo girar. En su tela, un par de siluetas de samurai parecían dar una estocada y volver a su anterior posición.
—Waaaoh! Como mola eso, parece que estén luchando!— Argumentó mientras aplaudía.
La chica en ésta ocasión estaba satisfecha, había conseguido que su compañero decidiese por si mismo un modelo de paraguas que no fuese tan... tan... tan de viejo. No había sido cosa fácil, pero tampoco había tenido que poner demasiado de su parte.
—¿Te quedarás entonces con ese?— Se aventuró a preguntar. —¿O vas a buscar un poco mas?
Sin embargo, el paraguas de los lunares rojos pareció gustarle. Al menos parte de éste, el mango concretamente. Se había aproximado hacia la chica, en vez de alejarse. Por ese punto, era algo positivo. Además, señaló que una parte del mismo mango estaba diseñada para evitar su rotura, toda una hazaña en lo referente a diseño. Mogura parecía realmente interesado en el paraguas, casi tanto como lo había estado en el anterior. ¿Eso era bueno, o malo?
Para su sorpresa, el chico no terminó de contentarse con éste paraguas. Se volvió a una estantería que había a su lado, y tomó de ésta un paraguas un tanto singular. Se lo mostró, y a la misma vez lo hizo girar. En su tela, un par de siluetas de samurai parecían dar una estocada y volver a su anterior posición.
—Waaaoh! Como mola eso, parece que estén luchando!— Argumentó mientras aplaudía.
La chica en ésta ocasión estaba satisfecha, había conseguido que su compañero decidiese por si mismo un modelo de paraguas que no fuese tan... tan... tan de viejo. No había sido cosa fácil, pero tampoco había tenido que poner demasiado de su parte.
—¿Te quedarás entonces con ese?— Se aventuró a preguntar. —¿O vas a buscar un poco mas?