5/08/2016, 20:31
- Nabi, yo también soy ninja, soy Akimichi Kaiten. Puede que algo inferior a vosotros, pero ninja al fin y al cabo.
— ¿Y tu bandana? Te recuerdo, jovencito, que la bandana es indispensable para un shinobi.
Su dedo índice señalaba su cintura, donde empezaba su bañador y un dibujo que simulaba la bandana ninja de su villa. Es cierto que mientras no salgas de la villa y no estés de misión, no es imprescindible llevarla, pero Nabi no podía aceptar que un shinobi no llevara al menos una señal de lo que era por si tenía que actuar de emergencia. Como hizo él con su bañador.
- Yo no sé vosotros, pero no aguanto esta prepotencia, y menos en mi villa. ¿Qué pensáis?
—Supongo que... Bueno, tienes razón. Luego no os vengáis quejando.
No quería pegarse. Sí, eran un poco tontos, bastante prepotentes e incluso algo descorteses, pero ninguno de esos motivos provocaba demasiado al rubio. Sin embargo, sus compañeros estaban decididos y su curiosidad se centraba en el extraño gordito que aseguraba ser un shinobi. Además, siempre es bueno estirar las piernas y bañarse en sangre. No necesitaba el sharingan para saber que tanto él como Eri estaban a otro nivel de esos buzos cualquiera, pero él se encontraba totalmente desprovisto de sus armas. Todas y cada una estaban en algún lugar de esa playa escondidas junto al resto de su ropa. Al menos les daba algo de ventaja.
—Vaya con la cría, si su boca mide más de lo que mide ella. Somos el Escuadrón Noame, preparáos.
—¡Pff... Ja, ja, ja! Bueno, Nabi, Kaiten, Esta vez no voy a ser yo la que acabe en el hospital.
El momento en que Eri empezó a reírse de una forma tan exagerada, Nabi no pudo evitar mirarla extrañado, incluso se planteó preguntarle si estaba bien, pero la mirada de la peliazul dejaba claro que tenía un enfado encima que mejor dejarla destrozar todo lo que quiera antes de acercarse.
—¡Vaya, y yo que pensaba que te ibas a poner seria! Vosotros, a por ellos, yo me encargo de la pitufa...
Inmediatamente después, dos de los buzos se apartaron al lado al que estaba él, que empezó a alejarse de Eri para no ser un estorbo durante su... masacre. El rubio los miro, miro detrás de ellos y a los alrededores.
— ¿Solo dos? Y encima uno gordo y uno flaco. ¡Parece un chiste malo!
Uno se apresuró a ir al cuerpo a cuerpo mientras el otro se quedaba en la retaguardia para usar algún Ninjutsu o tirarle algún arma arrojadiza. En cuanto estuvo en rango, los ojos azabaches del rubio se tornaron rojos como su sangre y su expresión paso a ser fría como un cubito de hielo. Empezó a hacer sellos con una mano mientras con la otra se mantuvo atento a cualquier golpe que intentara el gordito, no le daría tiempo a dar muchos antes de que una pared de tierra endurecida se alzara a su lado, cubriendo la dirección en la que estaba su compañero. Con un total de tres metros de alto y dos de largo.
Acto seguido, le lanzaría una patada al cuerpo por el lado contrario a donde estaba el muro, buscando que se golpeara contra este al recibir su patada. Mientras con la diestra hizo una larga sucesión de sellos tan rápido como pudo, tras la cual dio un corto salto hacia atrás y empezó a expulsar un aliento de fuego bastante extenso desde su boca. Cuya máximo tamaño sería de un metro y medio de radio a tres metros de Nabi.
· PV:–
· CK:–
— ¿Y tu bandana? Te recuerdo, jovencito, que la bandana es indispensable para un shinobi.
Su dedo índice señalaba su cintura, donde empezaba su bañador y un dibujo que simulaba la bandana ninja de su villa. Es cierto que mientras no salgas de la villa y no estés de misión, no es imprescindible llevarla, pero Nabi no podía aceptar que un shinobi no llevara al menos una señal de lo que era por si tenía que actuar de emergencia. Como hizo él con su bañador.
- Yo no sé vosotros, pero no aguanto esta prepotencia, y menos en mi villa. ¿Qué pensáis?
—Supongo que... Bueno, tienes razón. Luego no os vengáis quejando.
No quería pegarse. Sí, eran un poco tontos, bastante prepotentes e incluso algo descorteses, pero ninguno de esos motivos provocaba demasiado al rubio. Sin embargo, sus compañeros estaban decididos y su curiosidad se centraba en el extraño gordito que aseguraba ser un shinobi. Además, siempre es bueno estirar las piernas y bañarse en sangre. No necesitaba el sharingan para saber que tanto él como Eri estaban a otro nivel de esos buzos cualquiera, pero él se encontraba totalmente desprovisto de sus armas. Todas y cada una estaban en algún lugar de esa playa escondidas junto al resto de su ropa. Al menos les daba algo de ventaja.
—Vaya con la cría, si su boca mide más de lo que mide ella. Somos el Escuadrón Noame, preparáos.
—¡Pff... Ja, ja, ja! Bueno, Nabi, Kaiten, Esta vez no voy a ser yo la que acabe en el hospital.
El momento en que Eri empezó a reírse de una forma tan exagerada, Nabi no pudo evitar mirarla extrañado, incluso se planteó preguntarle si estaba bien, pero la mirada de la peliazul dejaba claro que tenía un enfado encima que mejor dejarla destrozar todo lo que quiera antes de acercarse.
—¡Vaya, y yo que pensaba que te ibas a poner seria! Vosotros, a por ellos, yo me encargo de la pitufa...
Inmediatamente después, dos de los buzos se apartaron al lado al que estaba él, que empezó a alejarse de Eri para no ser un estorbo durante su... masacre. El rubio los miro, miro detrás de ellos y a los alrededores.
— ¿Solo dos? Y encima uno gordo y uno flaco. ¡Parece un chiste malo!
Uno se apresuró a ir al cuerpo a cuerpo mientras el otro se quedaba en la retaguardia para usar algún Ninjutsu o tirarle algún arma arrojadiza. En cuanto estuvo en rango, los ojos azabaches del rubio se tornaron rojos como su sangre y su expresión paso a ser fría como un cubito de hielo. Empezó a hacer sellos con una mano mientras con la otra se mantuvo atento a cualquier golpe que intentara el gordito, no le daría tiempo a dar muchos antes de que una pared de tierra endurecida se alzara a su lado, cubriendo la dirección en la que estaba su compañero. Con un total de tres metros de alto y dos de largo.
Acto seguido, le lanzaría una patada al cuerpo por el lado contrario a donde estaba el muro, buscando que se golpeara contra este al recibir su patada. Mientras con la diestra hizo una larga sucesión de sellos tan rápido como pudo, tras la cual dio un corto salto hacia atrás y empezó a expulsar un aliento de fuego bastante extenso desde su boca. Cuya máximo tamaño sería de un metro y medio de radio a tres metros de Nabi.
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Estado de Uchiha Nabi
· PV:
150/150
· CK:
123/170
-47
–—Nabi—