9/08/2016, 22:37
Al final, terminaron pasando al interior de su negocio. Bien podía haber cerrado las puertas y meterle la paliza del siglo al chico, o bien prenderle fuego hasta reducirlo a cenizas. Pero no, contuvo ese instinto primario. Se limitó a seguir con su linea de acción, y se encaminó hacia la barra mientras que éstos se presentaban. Ambos se habían sentado casi a mitad de la sala, en uno de los numeroso puff que se aglomeraban alrededor de una sencilla y baja mesa.
Hazegawa no tuvo sugerencia alguna a la hora de pedir su bebida, mientras que la otra chica... Casi parecía que no sabía donde estaba. Por suerte o desgracia, su petición no era imposible de solventar. Entre los varios cócteles del local, había alguno que otro que usaba zumos de fruta. Casualidad o no, había zumo de melón. ¿Qué es un Melon Freeze sin zumo de melón?
La chica se dio la vuelta, y aclaró con la camarera que debía servir el zumo de melón, una soda con licor de manzana, y un vodka con zumo de limón. Evidentemente, el último trago era para ella misma. Hacía ya días que no tomaba un trago, y le apetecía. Además, el buen vodka sabe genial, más aún cuando es acompañado por zumo de limón recién exprimido. Ni agrio, ni dulce; un sabor salvaje y fuerte capaz de despertar a un muerto. Al menos así era como la chica lo llegaba a ver.
—No habrá problemas, en cuanto esté preparado los lleva Melisa-kun— Anunció la peliblanco.
Para su sorpresa, el chico abandonó la mesa prematuramente. Ni tan siquiera había dado tiempo a la peliblanco a compartir mesa. ¿Dónde iba? No tardaría en descubrirlo, pues casi que se dirigió hacia donde ella estaba. Sin pelos en la lengua, le preguntó dónde se encontraba el baño. Katomi señaló con la mano el lugar, un pasillo que estaba justo hacia su derecha, donde unas cuantos habitáculos ofrecían asilo en privacidad para mujeres, hombres, e incapacitados.
—Si vas a saltar por la ventanilla, al menos despídete de tu amiga... no seas tan indecente.— Su sarcasmo quizás se había convertido en algo mas. Algo parecido a un martillo, el cuál había usado para aplastar la cara del Hyuuga. Obviamente, todo metafóricamente hablando.
La chica no había desperdiciado la oportunidad de llamarlo cobarde, pues bien pensado, lo único que había hecho hasta el momento había sido eludir su responsabilidad. Tan solo tenía que decir dos míseras palabras... "Lo Siento".
Mientras que éste iba hacia el baño, la peliblanco se acercó hasta la chica que había recuperado el bolso. Con toda la confianza del mundo, se dejó caer en un puff cercano. —En breve traerán las bebidas, tranquila.
Hazegawa no tuvo sugerencia alguna a la hora de pedir su bebida, mientras que la otra chica... Casi parecía que no sabía donde estaba. Por suerte o desgracia, su petición no era imposible de solventar. Entre los varios cócteles del local, había alguno que otro que usaba zumos de fruta. Casualidad o no, había zumo de melón. ¿Qué es un Melon Freeze sin zumo de melón?
La chica se dio la vuelta, y aclaró con la camarera que debía servir el zumo de melón, una soda con licor de manzana, y un vodka con zumo de limón. Evidentemente, el último trago era para ella misma. Hacía ya días que no tomaba un trago, y le apetecía. Además, el buen vodka sabe genial, más aún cuando es acompañado por zumo de limón recién exprimido. Ni agrio, ni dulce; un sabor salvaje y fuerte capaz de despertar a un muerto. Al menos así era como la chica lo llegaba a ver.
—No habrá problemas, en cuanto esté preparado los lleva Melisa-kun— Anunció la peliblanco.
Para su sorpresa, el chico abandonó la mesa prematuramente. Ni tan siquiera había dado tiempo a la peliblanco a compartir mesa. ¿Dónde iba? No tardaría en descubrirlo, pues casi que se dirigió hacia donde ella estaba. Sin pelos en la lengua, le preguntó dónde se encontraba el baño. Katomi señaló con la mano el lugar, un pasillo que estaba justo hacia su derecha, donde unas cuantos habitáculos ofrecían asilo en privacidad para mujeres, hombres, e incapacitados.
—Si vas a saltar por la ventanilla, al menos despídete de tu amiga... no seas tan indecente.— Su sarcasmo quizás se había convertido en algo mas. Algo parecido a un martillo, el cuál había usado para aplastar la cara del Hyuuga. Obviamente, todo metafóricamente hablando.
La chica no había desperdiciado la oportunidad de llamarlo cobarde, pues bien pensado, lo único que había hecho hasta el momento había sido eludir su responsabilidad. Tan solo tenía que decir dos míseras palabras... "Lo Siento".
Mientras que éste iba hacia el baño, la peliblanco se acercó hasta la chica que había recuperado el bolso. Con toda la confianza del mundo, se dejó caer en un puff cercano. —En breve traerán las bebidas, tranquila.