13/08/2016, 06:16
¿Qué era lo sorprendente? Que esa mujer que Noemi tenía delante fuese la verdadera responsable de todo definitivamente no lo era. Para nada, por el contrario, era obvio y se lo esperaba nada más que sus compañeros eran demasiado… Hombres, para sospechar aunque sea un poco de aquella mujer y claro, terminaron tragándose las drogas o lo que sea que hayan echado en el té. Y ahora… Curiosamente dependían de ella.
—Claro que lo sé, ¿me has mirado? ¡Soy perfecta! —Fue lo primero que respondió con una sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro.
Estaba frente a una asesina, cierto, pero el ego de la kunoichi estaba muy por encima de TODO eso y por ello podía darse esa clase de lujos y muchos más. Eso sí, considerando que tenía un jutsu en ejecución no se movía ni un milímetro de allí y sus manos permanecían estáticas, lo que sí, la contraria no tenía por qué saber de este detallito y de todas formas la de Taki tenía un truco bajo la manga por si las cosas se le iban de las manos.
—Mira podrás ser la… —Más hermosa, eso pensaba decir pero el grotesco espectáculo que le tocó presenciar la dejaron sin palabras momentáneamente.
~¿Era necesario que se sacara la cara… En mi cara…? ~Se preguntó a si misma Noemi que hasta tuvo una ligera arcada por lo que acababa de ver. Y no era para menos, ¡se acababan de sacar la cara frente a ella! Oh y los shurikens que levitaban al piso cayeron.
—Mira… Todos los hombres piensan igual y sé que es un hecho el que te usen y luego te desechan, en especial cuando… Bueno, muchas veces es cuando empiezas a arrugarte, te salen canas o cuando lo que les gustaba se empieza a “caer”. —A esa última palabra la acompañó con un gesto de ambas manos, claras comillas. Además que se la notaba ciertamente incómoda. —Y no sé tú, pero yo por lo menos pretendía hacer exactamente lo mismo con este pelmazo. —Explicó refiriéndose al pobre Datsue que allí seguía echado.
Después de todo, así había sido educada en la casa Sakamoto, dentro de Takigakure donde los residentes eran sinónimo de perfección, o eso era lo que más anhelaban.
Pero aquello no venía a cuento así que Noemi se levantó de su bendita silla y desenfundó la katana ya que si los shurikens le habían intimidado, una katana debería ser suficiente para dejarla paralizada del miedo o algo así se esperaba ella.
—Lo importante ahora es que eres un peligro para todos y… Por mucho que me gustaría deshacerme del calvo, probablemente también intentes matar al otro que si me interesa así que lo lamento mucho pero no puedo dejarte libre así porque sí. —Y con eso… Con un poco de suerte que la rubia se esperaba tener lograría zafarse de peleas y dramas aparte, además que con un poco de suerte podría exponerla al resto del pueblo y que no terminasen por culparla a ella de nada.
A estas alturas había que ser sumamente precavidos... Uno nunca sabe cuando algún estúpido te culpará por haber matado y hecho lo mismo que el asesino del... Cagado.
—Claro que lo sé, ¿me has mirado? ¡Soy perfecta! —Fue lo primero que respondió con una sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro.
Estaba frente a una asesina, cierto, pero el ego de la kunoichi estaba muy por encima de TODO eso y por ello podía darse esa clase de lujos y muchos más. Eso sí, considerando que tenía un jutsu en ejecución no se movía ni un milímetro de allí y sus manos permanecían estáticas, lo que sí, la contraria no tenía por qué saber de este detallito y de todas formas la de Taki tenía un truco bajo la manga por si las cosas se le iban de las manos.
—Mira podrás ser la… —Más hermosa, eso pensaba decir pero el grotesco espectáculo que le tocó presenciar la dejaron sin palabras momentáneamente.
~¿Era necesario que se sacara la cara… En mi cara…? ~Se preguntó a si misma Noemi que hasta tuvo una ligera arcada por lo que acababa de ver. Y no era para menos, ¡se acababan de sacar la cara frente a ella! Oh y los shurikens que levitaban al piso cayeron.
—Mira… Todos los hombres piensan igual y sé que es un hecho el que te usen y luego te desechan, en especial cuando… Bueno, muchas veces es cuando empiezas a arrugarte, te salen canas o cuando lo que les gustaba se empieza a “caer”. —A esa última palabra la acompañó con un gesto de ambas manos, claras comillas. Además que se la notaba ciertamente incómoda. —Y no sé tú, pero yo por lo menos pretendía hacer exactamente lo mismo con este pelmazo. —Explicó refiriéndose al pobre Datsue que allí seguía echado.
Después de todo, así había sido educada en la casa Sakamoto, dentro de Takigakure donde los residentes eran sinónimo de perfección, o eso era lo que más anhelaban.
Pero aquello no venía a cuento así que Noemi se levantó de su bendita silla y desenfundó la katana ya que si los shurikens le habían intimidado, una katana debería ser suficiente para dejarla paralizada del miedo o algo así se esperaba ella.
—Lo importante ahora es que eres un peligro para todos y… Por mucho que me gustaría deshacerme del calvo, probablemente también intentes matar al otro que si me interesa así que lo lamento mucho pero no puedo dejarte libre así porque sí. —Y con eso… Con un poco de suerte que la rubia se esperaba tener lograría zafarse de peleas y dramas aparte, además que con un poco de suerte podría exponerla al resto del pueblo y que no terminasen por culparla a ella de nada.
A estas alturas había que ser sumamente precavidos... Uno nunca sabe cuando algún estúpido te culpará por haber matado y hecho lo mismo que el asesino del... Cagado.