18/08/2016, 16:27
—¿Qué cree usted que suceda, Ishimura-dono?
—Si la pelea resulta ser tan buena como promete —había mucha expectativa alrededor de ese combate. Después de todo, la gente esperaba que la final fuera algo digno de las historias venideras—, los verdaderos ganadores serán los espectadores de tal batalla.
—Mi señor —llamó su atención con un tono voz que denotaba una leve indignación—, pueden decir que es todo un honor el combatir por la aldea, pero al final todo se reduce a matarse para el entretenimiento de otras personas, cual pelea perros.
El joven era consciente de que Naomi estaba recordando aquello que había mandado al hospital a su joven señor y las heridas con las que tuvo que tratar. Desde un principio había estado en contra de que participara en el torneo, pues lo catalogaba como algo vacío y barbárico. La joven era alguien de carácter firme, pero casi pierde el conocimiento al ver el estado en que había quedado su señor cuando ingresó a la sala de urgencias. Puede que en el fondo se sintiera un poco culpable, pero lo cierto era que se alegraba de que ya no tuviera que presenciar más combates donde lastimaran a su querido protegido.
—Estoy consciente de que tan solo es un espectáculo un tanto mórbido —aseguro con voz comprensiva—. Yo creo que cada quien tiene sus motivos para participar y que todos son igual válidos, ya sea para buscar el honor y la gloria para su aldea o por el simple hecho de disfrutar con la sangre y el espectáculo.
—¿Qué piensa usted al respecto, Mogura-san? —Preguntó, mientras buscaba hacer entender a su señor lo ilógico y demencial de aquel evento—. ¿Habría usted participado por tales cosas como el honor o el espectáculo?
—Si la pelea resulta ser tan buena como promete —había mucha expectativa alrededor de ese combate. Después de todo, la gente esperaba que la final fuera algo digno de las historias venideras—, los verdaderos ganadores serán los espectadores de tal batalla.
—Mi señor —llamó su atención con un tono voz que denotaba una leve indignación—, pueden decir que es todo un honor el combatir por la aldea, pero al final todo se reduce a matarse para el entretenimiento de otras personas, cual pelea perros.
El joven era consciente de que Naomi estaba recordando aquello que había mandado al hospital a su joven señor y las heridas con las que tuvo que tratar. Desde un principio había estado en contra de que participara en el torneo, pues lo catalogaba como algo vacío y barbárico. La joven era alguien de carácter firme, pero casi pierde el conocimiento al ver el estado en que había quedado su señor cuando ingresó a la sala de urgencias. Puede que en el fondo se sintiera un poco culpable, pero lo cierto era que se alegraba de que ya no tuviera que presenciar más combates donde lastimaran a su querido protegido.
—Estoy consciente de que tan solo es un espectáculo un tanto mórbido —aseguro con voz comprensiva—. Yo creo que cada quien tiene sus motivos para participar y que todos son igual válidos, ya sea para buscar el honor y la gloria para su aldea o por el simple hecho de disfrutar con la sangre y el espectáculo.
—¿Qué piensa usted al respecto, Mogura-san? —Preguntó, mientras buscaba hacer entender a su señor lo ilógico y demencial de aquel evento—. ¿Habría usted participado por tales cosas como el honor o el espectáculo?