31/08/2016, 14:24
Para cuando Katomi dio a entender que no se conocían, que ni tan siquiera sabía su nombre, el joven no demoró en presentarse tal y como era debido. Realmente, dudaba que ni tan siquiera su nueva amiga conociese su nombre hasta el momento. Pero en fin, al fin se presentó, dándose a conocer como Hyuuga Hazegawa. Antes de nada, explicó que no era de este lugar, así como dejó claro que por cosa de su prima se quedaría por el lugar por unos días. Al parecer, su familiar no era invención suya, pero con tanta mentira de por medio... a saber.
Fuera como fuera, Hazegawa tuvo que tener la poca lucidez de pretender acortar el apellido de la chica para dirigirse hacia ella. Pero la verdad, dentro de gramática o simple léxico eso carecía totalmente de sentido. Lo que pretendía básicamente era minimizar las sílabas de la palabra del modo que lo hace alguien cercano a esa persona, pero no con el nombre, lo hacía con el apellido... ¿Acercamiento y a la vez respeto y lejanía? ¿Qué diantres? Además, "Saru" a secas es algo así como se llama al animal que se abalanza de rama en rama, cubierto de pelos y con un culo rosado. Un mono, vamos.
—Emmmmmmm-sto, no. Mejor llámame Katomi, ¿vale?— Contestó quizás algo seca.
A todo ésto, Himura comentó que había escuchado sobre el dojutsu de los suyos, sobre cómo ven y todo "eso". Su mirada se fijaba claramente en el chico de orbes blancos como la nieve, por ende se referiría a su clan o familia. —¿A qué te refieres con dojutsu?— Preguntó curiosa la kunoichi. Por desgracia, la chica rápidamente alternó la mirada con la paliblanca, y preguntó sin tapujos si en su establecimiento ofrecían algo mas que bebidas. Inocente o no, añadió sobre si servían comidas y demás.
—Bueno... la verdad es que no. No servimos comida ninguna, salvo alguna pasta de arroz y dulces pequeños. La mayor parte del local está pensada para bebidas, relajación, juegos de mesa, y fumar. Eso no quita que alguna que otra persona se traiga comida de fuera, así como tampoco quita que algunos individuos se pasen bebiendo alcohol y se sobrepasen de sus derechos. Obviamente, en este sitio están totalmente prohibidas las broncas y peleas.
» Para ese tipo de personas, mi ayudante suele echar la mano. Justo como hace ahora. Justo en ese momento, el tipo grande que anteriormente había salido del local con la peliblanca y había ahuyentado a los ladrones de poca monta, se disponía al lado de los tipos que habían alzado el volumen en una acalorada discusión. Evidentemente, les ofrecía de manera amistosa que o bien calmaban los ánimos, o bien se iban del local. Por las buenas o por las malas, tendrían que acatar las palabras del maromo.
La verdad, el comentario de la chica sobre cabello y ojos blancos, quedó algo... fuera de lugar. Pero en fin, tampoco quería resultar borde la Sarutobi, no había razón. Sonrió, y bebió otro buche de su vaso.
—Si... toda una casualidad.
Fuera como fuera, Hazegawa tuvo que tener la poca lucidez de pretender acortar el apellido de la chica para dirigirse hacia ella. Pero la verdad, dentro de gramática o simple léxico eso carecía totalmente de sentido. Lo que pretendía básicamente era minimizar las sílabas de la palabra del modo que lo hace alguien cercano a esa persona, pero no con el nombre, lo hacía con el apellido... ¿Acercamiento y a la vez respeto y lejanía? ¿Qué diantres? Además, "Saru" a secas es algo así como se llama al animal que se abalanza de rama en rama, cubierto de pelos y con un culo rosado. Un mono, vamos.
—Emmmmmmm-sto, no. Mejor llámame Katomi, ¿vale?— Contestó quizás algo seca.
A todo ésto, Himura comentó que había escuchado sobre el dojutsu de los suyos, sobre cómo ven y todo "eso". Su mirada se fijaba claramente en el chico de orbes blancos como la nieve, por ende se referiría a su clan o familia. —¿A qué te refieres con dojutsu?— Preguntó curiosa la kunoichi. Por desgracia, la chica rápidamente alternó la mirada con la paliblanca, y preguntó sin tapujos si en su establecimiento ofrecían algo mas que bebidas. Inocente o no, añadió sobre si servían comidas y demás.
—Bueno... la verdad es que no. No servimos comida ninguna, salvo alguna pasta de arroz y dulces pequeños. La mayor parte del local está pensada para bebidas, relajación, juegos de mesa, y fumar. Eso no quita que alguna que otra persona se traiga comida de fuera, así como tampoco quita que algunos individuos se pasen bebiendo alcohol y se sobrepasen de sus derechos. Obviamente, en este sitio están totalmente prohibidas las broncas y peleas.
» Para ese tipo de personas, mi ayudante suele echar la mano. Justo como hace ahora. Justo en ese momento, el tipo grande que anteriormente había salido del local con la peliblanca y había ahuyentado a los ladrones de poca monta, se disponía al lado de los tipos que habían alzado el volumen en una acalorada discusión. Evidentemente, les ofrecía de manera amistosa que o bien calmaban los ánimos, o bien se iban del local. Por las buenas o por las malas, tendrían que acatar las palabras del maromo.
La verdad, el comentario de la chica sobre cabello y ojos blancos, quedó algo... fuera de lugar. Pero en fin, tampoco quería resultar borde la Sarutobi, no había razón. Sonrió, y bebió otro buche de su vaso.
—Si... toda una casualidad.