3/09/2016, 01:13
Katomi podía tener acceso a cualquier tipo de arma que se le ocurriese, desde la shuriken mas pequeña hasta alguna ballesta de repetición que podría llegar a haber escondida debajo de alguna tabla del piso. Pero eligió pelear con lo que tenía encima, independientemente de lo que el joven médico pudiese elegir hacer, realmente no podía hacer nada con lo que había en esas paredes.
A fin de cuentas no se usar bien ni siquiera una shuriken.
Trató tanto como pudo de ocultar su secreto, aunque era su amiga y tarde o temprano iba a terminar averiguándolo. Como respuesta a su planteo sobre usar el armamento que contarían en caso de encontrarse en una situación real se limitó a asentir con la cabeza a la vez que sonreía levemente a la muchacha de pelo blanco.
Se giró un poco dándole ligeramente la espalda a la kunoichi y dio unos pasos hasta colocarse en un lugar cercano a lo que sería el centro del salón aquel mientras que iba haciendo unos movimientos con sus muñecas y dedos. Teniendo en cuenta que no cargaba absolutamente ninguna arma típica de un ninja, sus manos eran su mejor opción.
Bueno, estoy listo.
Dijo para luego encarar a su contrincante. Por un par de razones no estaba mostrando una sonrisa como normalmente podía hacer cuando pasaba el rato con la chica de ojos rojos. El entrenamiento iba a empezar y necesitaba comportarse como era debido, eran amigos y eso estaba bien pero al menos por su parte sentía que debía mantener una determinada actitud.
Cuarta generación de la familia Manase, Mogura. Genin de Amegakure.
Una rápida presentación seguida de una formal reverencia sin perder de vista los orbes rojos de su oponente.
A fin de cuentas no se usar bien ni siquiera una shuriken.
Trató tanto como pudo de ocultar su secreto, aunque era su amiga y tarde o temprano iba a terminar averiguándolo. Como respuesta a su planteo sobre usar el armamento que contarían en caso de encontrarse en una situación real se limitó a asentir con la cabeza a la vez que sonreía levemente a la muchacha de pelo blanco.
Se giró un poco dándole ligeramente la espalda a la kunoichi y dio unos pasos hasta colocarse en un lugar cercano a lo que sería el centro del salón aquel mientras que iba haciendo unos movimientos con sus muñecas y dedos. Teniendo en cuenta que no cargaba absolutamente ninguna arma típica de un ninja, sus manos eran su mejor opción.
Bueno, estoy listo.
Dijo para luego encarar a su contrincante. Por un par de razones no estaba mostrando una sonrisa como normalmente podía hacer cuando pasaba el rato con la chica de ojos rojos. El entrenamiento iba a empezar y necesitaba comportarse como era debido, eran amigos y eso estaba bien pero al menos por su parte sentía que debía mantener una determinada actitud.
Cuarta generación de la familia Manase, Mogura. Genin de Amegakure.
Una rápida presentación seguida de una formal reverencia sin perder de vista los orbes rojos de su oponente.