6/09/2016, 03:07
La guardiana del joven Ishimura era sin duda algunas una prodigio de la etiqueta, sus modos parecían ser perfectos y parecía sobre todas las cosas disfrutarlos. No era una simple rutina por parte de su empleo, sino que eran parte de su vida.
Miyazaki Naomi es realmente una persona que vive al máximo las formas.
Pensaba para si mismo mientras se iba levantando de su lugar para marchar junto al joven señor y a la dedicada muchacha. Había tenido el agradable placer de conocer a un par de shinobi de una aldea que no era la suya y comentar algo del torneo que se estaba dando.
A su paso los empleados y varias personas iban deseando lo mejor para esas personas, no estaba del todo seguro de como mostrarse ante tal situación pero sin pensarlo mucho concluyó que lo mejor sería imitar los gestos del ninja del Remolino.
Ya fuera del local, el sol hacía de las suyas y el joven médico de Amegakure no tenía muchas ganas de aguantar mucho tiempo sin su sombrero.
Pero no es adecuado hacer un saludo con el sombrero puesto.
Se preocupaba aún de mantener las formas acordes al encuentro que estaba teniendo con aquella pareja de Uzushio. Irguiéndose derecho y teniendo a ambas personas frente a sus ojos se dispuso a realizar una formal reverencia acompañada de unas palabras.
Ha sido un placer conoceros, Ishimura-dono, Miyazaki-dono. Espero que la próxima vez que nos encontremos sea en circunstancias igual de pacificas. Ahora debo partir a mi hospedaje y descansar un poco también.
Sus palabras eran sinceras, los tiempos de paz eran buenos para aprender y poder apreciar las cosas de una manera relajada y tranquila.
Dio unos pasos hacía atrás y se colocó su sombrero y tomando su abanico se giró en dirección a donde se encontraba su hotel. Si no hubiese nada que lo evitase el joven marcharía relajadamente hasta su lugar, abanicándose y disfrutando de la experiencia de pasear por el Dojo del combatiente en una agradable tarde de Primavera.
Miyazaki Naomi es realmente una persona que vive al máximo las formas.
Pensaba para si mismo mientras se iba levantando de su lugar para marchar junto al joven señor y a la dedicada muchacha. Había tenido el agradable placer de conocer a un par de shinobi de una aldea que no era la suya y comentar algo del torneo que se estaba dando.
A su paso los empleados y varias personas iban deseando lo mejor para esas personas, no estaba del todo seguro de como mostrarse ante tal situación pero sin pensarlo mucho concluyó que lo mejor sería imitar los gestos del ninja del Remolino.
Ya fuera del local, el sol hacía de las suyas y el joven médico de Amegakure no tenía muchas ganas de aguantar mucho tiempo sin su sombrero.
Pero no es adecuado hacer un saludo con el sombrero puesto.
Se preocupaba aún de mantener las formas acordes al encuentro que estaba teniendo con aquella pareja de Uzushio. Irguiéndose derecho y teniendo a ambas personas frente a sus ojos se dispuso a realizar una formal reverencia acompañada de unas palabras.
Ha sido un placer conoceros, Ishimura-dono, Miyazaki-dono. Espero que la próxima vez que nos encontremos sea en circunstancias igual de pacificas. Ahora debo partir a mi hospedaje y descansar un poco también.
Sus palabras eran sinceras, los tiempos de paz eran buenos para aprender y poder apreciar las cosas de una manera relajada y tranquila.
Dio unos pasos hacía atrás y se colocó su sombrero y tomando su abanico se giró en dirección a donde se encontraba su hotel. Si no hubiese nada que lo evitase el joven marcharía relajadamente hasta su lugar, abanicándose y disfrutando de la experiencia de pasear por el Dojo del combatiente en una agradable tarde de Primavera.