9/09/2016, 11:27
(Última modificación: 9/09/2016, 11:32 por Amedama Daruu.)
Ajeno a lo que estaba pasando a su alrededor, Daruu tenía la mente totalmente en blanco. ¿En blanco? ¿Por qué se le llama tener la mente en blanco? Cuando te desmayas, lo que tienes es la mente en negro.
Pues eso, en negro.
Sintió el embite de algo duro en la espalda. Gimió, molesto, y fue recuperando el conocimiento poco a poco.
—¡Despierta de una vez, gallina! ¡Hora de trabajar!
Se dio la vuelta y se reincorporó, poco a poco, sonrojado y lleno de vergüenza tan rápido como una tacita de té se llenaría de agua en las calles de Amegakure. Zetsuo le tiró un pergamino en la cara.
—¡Ay, leches! —no pudo evitar escupir, y después de que el papiro le golpease la nariz ejecutó un magníficamente ridículo espectáculo en el que intentó coger el rollo con cada mano varias veces hasta que lo consiguió agarrar.
Se levantó y empezó a desenrollar el pergamino mientras Zetsuo anunciaba:
—Vais a subir aquí según os vaya nombrando Hanaiko. Y no quiero ni un solo retraso.
«Va... vale. Creo que esto se me va a dar mejor... ¡Joder, la he cagado, joder! Mi primera misión, ¿por qué tenía que empezar así?»
Sacudió la cabeza. Terminó de desplegar el pergamino.
«Venga, Daruu, concéntrate. Frialdad absoluta. Como Zetsuo»
Tensó los labios, apretó las nalgas, frunció el entrecejo, y anunció con una voz autoritaria que no parecía la suya:
—Karuri Musagi. Suba a la tarima.
Pues eso, en negro.
Sintió el embite de algo duro en la espalda. Gimió, molesto, y fue recuperando el conocimiento poco a poco.
—¡Despierta de una vez, gallina! ¡Hora de trabajar!
Se dio la vuelta y se reincorporó, poco a poco, sonrojado y lleno de vergüenza tan rápido como una tacita de té se llenaría de agua en las calles de Amegakure. Zetsuo le tiró un pergamino en la cara.
—¡Ay, leches! —no pudo evitar escupir, y después de que el papiro le golpease la nariz ejecutó un magníficamente ridículo espectáculo en el que intentó coger el rollo con cada mano varias veces hasta que lo consiguió agarrar.
Se levantó y empezó a desenrollar el pergamino mientras Zetsuo anunciaba:
—Vais a subir aquí según os vaya nombrando Hanaiko. Y no quiero ni un solo retraso.
«Va... vale. Creo que esto se me va a dar mejor... ¡Joder, la he cagado, joder! Mi primera misión, ¿por qué tenía que empezar así?»
Sacudió la cabeza. Terminó de desplegar el pergamino.
«Venga, Daruu, concéntrate. Frialdad absoluta. Como Zetsuo»
Tensó los labios, apretó las nalgas, frunció el entrecejo, y anunció con una voz autoritaria que no parecía la suya:
—Karuri Musagi. Suba a la tarima.