10/09/2016, 14:46
Su primera reacción fue sobarse la zona afectada, ya que le picaba bastante por la caída que había logrado su ya bien conocida torpeza, hasta que se dio cuenta de que había aterrizado a escasos metros del chico al que quería analizar. Se mordió el labio inferior, bastante fuerte hasta el punto de casi hacerse sangre. Lo miró con sus ojos verdosos bien abiertos, inspeccionándolo con la mirada mientras el chico se giraba a verla.
Su rostro estaba adornado por unos orbes castaños, y su cabello, un poco alborotado, sujeto por una cinta. Todo parecía normal hasta... Hasta que mirabas su vestimenta, ahí ya no quería meterse, así que se centró en no perder de vista aquellos ojos.
— !Ostras! ¿Siempre llueven shinobis de Uzu? Quiero decir... ¿Es costumbre? por lo menos el último aterrizó con las dos piernas.
Frunció el ceño, confusa por lo que acababa de soltar el extraño por su boca. ¿Qué era eso de que siempre llovían shinobis de Uzu? ¡Ella solo se había tropezado! Bueno, tropezado porque quería espiar al chico, pero eso no venía al cuento. Sin embargo, antes de que la kunoichi pudiera replicar ante la exclamación del desconocido, éste se ofreció para ayudarla a incorporarse.
— Hola Kunoichi de Uzu... ¿Estás bien? Perdona el comentario de antes, pero es que es verdad...
Aceptó su brazo un poco cohibida por tal situación, y al levantarse con su ayuda notó que un adorno bien conocido para ella se encontraba en el cuello anudado del joven de tez blanca: el símbolo de Takigakure se encontraba escrito en su bandana ninja. ''Así que... Tú también eres un ninja...''
— Sí, sí, estoy bien. — Aclaró con la voz un tanto grave, presa de que su boca se había secado, luego tragó un poco de saliva y continuó. — Soy Mizumi Eri, prefiero que me llamen así a kunoichi de Uzu. — Bromeó para quitar seriedad al asunto. — ¿Y el shinobi de Taki, tiene un nombre tan bonito como sus ojos?
Le sonrió, ya que si algo había aprendido en todo ese tiempo, es que tenía que ser amable con todo el mundo, ya que si eres amable con el mundo, el mundo suele ser amable contigo... Haciendo hincapié en el suele, porque también hay gente que pasa de esas cosas.
— Y no, no solemos llover del cielo siempre... Solo en casos especiales... — Aclaró un tanto avergonzada por su caída.
Su rostro estaba adornado por unos orbes castaños, y su cabello, un poco alborotado, sujeto por una cinta. Todo parecía normal hasta... Hasta que mirabas su vestimenta, ahí ya no quería meterse, así que se centró en no perder de vista aquellos ojos.
— !Ostras! ¿Siempre llueven shinobis de Uzu? Quiero decir... ¿Es costumbre? por lo menos el último aterrizó con las dos piernas.
Frunció el ceño, confusa por lo que acababa de soltar el extraño por su boca. ¿Qué era eso de que siempre llovían shinobis de Uzu? ¡Ella solo se había tropezado! Bueno, tropezado porque quería espiar al chico, pero eso no venía al cuento. Sin embargo, antes de que la kunoichi pudiera replicar ante la exclamación del desconocido, éste se ofreció para ayudarla a incorporarse.
— Hola Kunoichi de Uzu... ¿Estás bien? Perdona el comentario de antes, pero es que es verdad...
Aceptó su brazo un poco cohibida por tal situación, y al levantarse con su ayuda notó que un adorno bien conocido para ella se encontraba en el cuello anudado del joven de tez blanca: el símbolo de Takigakure se encontraba escrito en su bandana ninja. ''Así que... Tú también eres un ninja...''
— Sí, sí, estoy bien. — Aclaró con la voz un tanto grave, presa de que su boca se había secado, luego tragó un poco de saliva y continuó. — Soy Mizumi Eri, prefiero que me llamen así a kunoichi de Uzu. — Bromeó para quitar seriedad al asunto. — ¿Y el shinobi de Taki, tiene un nombre tan bonito como sus ojos?
Le sonrió, ya que si algo había aprendido en todo ese tiempo, es que tenía que ser amable con todo el mundo, ya que si eres amable con el mundo, el mundo suele ser amable contigo... Haciendo hincapié en el suele, porque también hay gente que pasa de esas cosas.
— Y no, no solemos llover del cielo siempre... Solo en casos especiales... — Aclaró un tanto avergonzada por su caída.