Nivel: 17
Exp: 144 puntos
Dinero: 4650 ryō
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 60
· Agu 40
· Car 30
· Agi 40
· Vol 30
· Des 60
· Per 40
4/10/2016, 00:06
(Última modificación: 4/10/2016, 00:20 por Sasaki Reiji.)
«Bueno... creo que lo entiendo... mas o menos... Mas bien menos que mas, pero lo intentaré.» Pensó a modo de respuesta. «Una pregunta... ¿Por qué no les plantas cara a esos chicos? ¿De veras vives a gusto siendo un saco de boxeo? Sé que me meto donde no me llaman... pero solo hace falta que mires la de cicatrices que llevo en la piel para que comprendas que sé de lo que hablo....»
Reiji nunca había dicho que viviera a gusto siendo el saco de boxeo de nadie. Su indiferencia se debía mas bien a que no podía hacer nada, o mejor dicho, a que cuanto mas hiciera, peor seria el castigo. No es que le gustara ser el saco de boxeo, es que ser el saco de boxeo era lo menos perjudicial para él y solo tendría que soportarlo un poco mas. No es como si fuera a quedarse quieto para siempre, pero no él no era un shinobi de los que envían a primera linea de combate, aunque si conocía las nociones básicas.
—El acero mas fuerte se forja en las llamas del infierno —Si podías soportar el dolor y el sufrimiento, tu alma sera inquebrantable. Fue lo único que supo decir sobre las cicatrices de la chica —Yo no puedo enseñarte las mías, por que no están grabadas en mi piel, sino que las marcaron a fuego sobre mi alma. Jamas dije que me sintiera a gusto siendo un saco de boxeo, pero mírame, mírame bien
Era un enclenque. Su musculatura era prácticamente nula. No es que descuidara su entrenamiento, es que no era capaz de ganar musculo y hacia tiempo que se había rendido en conseguirlo. De todas formas sus habilidades tampoco estaban hechas para combatir, así que ¿Para que necesitaba los músculos? Obviamente seguía saliendo a correr bajo la lluvia, y por supuesto hacia ejercicio físico, pero mas en pos de mantener su resistencia que de conseguir mas fuerza.
—Mientras que ellos no solo son fuertes, sino que ademas son expertos en artes marciales, yo solo conozco las nociones básicas del combate y toda la teoría que pude aprender, por que como puedes comprobar soy el tipo de shinobi que se dedica a recolectar información ¿Crees que jamas he intentado defenderme? Estas equivocada, pero solo ha terminado peor para mi. Piernas o brazos rotos, ojos morados hasta el punto que casi no puedes abrirlos, incluso llegaron a arrancarme el pelo, con sus manos, nada de tijeras ni cuchillos, solo fuerza bruta ¿crees que puedo hacer algo? y entonces ¿Que pasara conmigo? mientras que si me quedo quieto y les ignoro solo son empujones, insultos y puñetazos, si me atrevo a defenderme acabare en hospital, puede que tu puedas enfrentar a tu enemigo de frente, pero no todos nacemos para combatir, ni siquiera todos nacemos con algo tan simple como la capacidad para hablar y esa, katomi, es la peor de las cicatrices. Y no hablo del hecho de ser mudo
Por que ser mudo no era un problema para él. El problema eran los demás. La crueldad había sido su pan de cada día, por que había muy pocas personas que lo trataran como uno mas y no como un ser inferior del que había que burlarse, reírse, o utilizar de cualquier modo para divertirse. Como quitarle el papel y la tinta para ver como se las apañaba para hablar con los demas, o cosas por él estilo. Para el resto del mundo solo era un juguete. Y lo peor de todo...
—Lo peor de todo es la soledad, es ver como los demas te hacen sentir que la culpa es tuya por haber nacido así
Nivel: 11
Exp: 0 puntos
Dinero: 20 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Pese a que la pregunta de la chica iba con la intención de animarlo a enfrentarse a sus males, justo parecía que incitaba a lo contrario. Eso, o quizás al chico le gustaba ser la victima de la historia, o el mártir sin salvación. La verdad, era algo inaudito para la chica, un joven que vagaba por la vida cual náufrago por la mar. Afirmaba que no podía enseñarle sus cicatrices como bien hacía la Sarutobi, mas si que se enseñaba a sí mismo, haciéndose ver como un enclenque, un chico no mas fuerte que un mísero pelele. La chica sin realmente quererlo alzó una ceja, incrédula a lo que el chico decía, un acto reflejo que casi dejaba clara su opinión acerca del tema.
El acero mas fuerte se forja en las llamas del infierno, era justa y precisamente lo único que había dicho con algo de sentido. Al menos lo único a "boca" del chico que había tenido algo flamígero y vivo, lo cuál le daba un puntito a su favor. Lástima que el marcador iba totalmente en su contra.
Tragó las palabras, y contuvo el pensamiento de lo ridículo que sonaban las palabras del chico. Sin embargo, éste no se detuvo ahí. Recriminó que sus abusones personales además de fuertes eran expertos en las artes marciales, mientras que él solo conocía las nociones básicas; según él era el tipo de shinobi que se dedica a recolectar información. Por fin, admitió que en algún momento se enfrentó a ellos, pero desgraciadamente nunca había atracado en buen puerto. Lo mínimo había sido un ojo morado, de ahí hasta huesos rotos o estancia en el hospital. Realmente esos chicos se habían pasado tres pueblos. Reiji afirmó que al menos si desistía en defenderse la cosa quedaba en un par de empujones, y quizás algún puñetazo ocasional. Para él, no todos nacían con el don de combatir, por no hablar que algunos nacían sin capacidad siquiera para hablar. Concluyó su soliloquio con una clara referencia a que a causa de eso la soledad había arroyado con él, sin ser culpable de haber nacido sin la capacidad de hablar.
La chica dejó caer un suspiro, mientras giraba de un lado a otro el rostro, resignada. Pero bueno, había de tomar fuerzas para contestar al chico. Nuevamente cargó sus pulmones con aire, pero no pudo usarlo en conjunto a sus cuerdas vocales.
« En parte tienes razón, y te comprendo ciertamente. Pero por otro lado, quien no nada termina ahogándose. No sé si comprendes lo que pienso. Es como si un gladiador decide cruzarse de brazos en mitad del circo, terminará muriendo, principalmente por haber desistido en luchar por salvar su vida. »
La chica comenzó a andar hacia un flanco, rodeando la posición del Yamanaka. En un principio tenía en mente andar tomando alguna dirección, buscando despejarse un poco y aclarar las ideas. Pero no, todo estaba mas que claro, quien no lo tenía así era el principal afectado. En un momento dado, la chica paró de andar.
« ¿Has escuchado alguna vez como nuestra Arashikage llegó a tomar su puesto? Si te pasas el día golpeando a un león, terminará mordiéndote. Si te pasas el día jodiendo a un shinobi, terminarás en una tumba. Personalmente, yo no soy una gran luchadora cuerpo a cuerpo, pero me defiendo a base de fuego. Terminaría por incendiar sus casas a media noche, o quizás algo peor. Si bien me dices que eres un buen recolector de información, no te costará nada en fastidiarlos o algo mandarlos al hospital... Entrenamos para ser asesinos, no tienes porqué enfrentarlos cara a cara. Tómatelo como un desafío, y dales una lección. Cuando sabes que algo o alguien es peligroso, ni se te pasa por la cabeza joderle. »
¿Qué mas decir, o pensar...?
Nivel: 17
Exp: 144 puntos
Dinero: 4650 ryō
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 60
· Agu 40
· Car 30
· Agi 40
· Vol 30
· Des 60
· Per 40
« En parte tienes razón, y te comprendo ciertamente. Pero por otro lado, quien no nada termina ahogándose. No sé si comprendes lo que pienso. Es como si un gladiador decide cruzarse de brazos en mitad del circo, terminará muriendo, principalmente por haber desistido en luchar por salvar su vida. »
Para Reiji, esa chica no estaba entendiendo ni la mitad de las cosas que acababa que decir. El ejemplo del gladiador era todo lo contrario. Si el gladiador se quedaba moría. Si Reiji se quedaba quieto, le hacían menos daño. Si en algún momento queria suicidarse, solo tenia que defenderse de aquellos abusones con uñas y dientes. Seria una muerte dolorosa, pero estaba seguro de que no sobreviviría.
—¿Alguna vez te ha agarrado alguien del pelo y ha estirado? Duele ¿verdad? Ahora imagínate que estiran hasta arrancártelo de la cabeza y que lo hacen hasta que ya no queda ni un solo pelo del que estirar. Allí, en la arena, el gladiador sabe que tiene el combate perdido, pero sabe que si se queda quieto, su rival solo lo noqueara, pero que si se atreve a atacarlo lo golpearan hasta matarlo. Vive hoy, aunque sea humillado por la derrota, para poder luchar el día de mañana, cuando se haya fortalecido y pueda sobrepasar a sus oponentes.
Tenia que ser paciente. Tenia que soportarlo. Tenia que sobrevivir para así, hacerse mas y mas fuerte. Ahora no podía vencerlos. Ahora defenderse solo significaba mas daños, y quien sabe, eso igual podía suponer algún tipo de daño irreparable en su cuerpo. Mejor vivir molesto durante un tiempo que salir herido para nada ¿De que servia luchar una batalla perdida? Era mucho mejor esperar.
« ¿Has escuchado alguna vez como nuestra Arashikage llegó a tomar su puesto? Si te pasas el día golpeando a un león, terminará mordiéndote. Si te pasas el día jodiendo a un shinobi, terminarás en una tumba. Personalmente, yo no soy una gran luchadora cuerpo a cuerpo, pero me defiendo a base de fuego. Terminaría por incendiar sus casas a media noche, o quizás algo peor. Si bien me dices que eres un buen recolector de información, no te costará nada en fastidiarlos o algo mandarlos al hospital... Entrenamos para ser asesinos, no tienes porqué enfrentarlos cara a cara. Tómatelo como un desafío, y dales una lección. Cuando sabes que algo o alguien es peligroso, ni se te pasa por la cabeza joderle. »
—¿Y quien te ha dicho que me vaya a quedar quieto para siempre? Defenderme hoy es una lucha perdida, que solo terminara peor para mi. Lo mismo pasara mañana, y pasado. Pero déjame crecer. Déjame volverme mas poderoso. Tal vez no les queme sus casas, ni mucho menos los asesine por la espalda, eso es traición ¿lo sabes? Aunque lo que yo tengo pensado para ellos es peor que la muerte, es peor que quemarles sus casas y dejarlos sin nada. Pero ¿Sabes que? Nada de eso habrá servido para nada. Puedo quemarles la casa, puedo humillarlos, dejarlos en ridículo delante de todo Ame, puedo matarlos por la espalda. Y te pregunto ¿De que me servirá eso? Yo seguiré siendo el inútil que no puede hablar, seguiré recibiendo miradas que dicen que la culpa la tengo yo, seguiré estando solo.
Nivel: 11
Exp: 0 puntos
Dinero: 20 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
La chica había expresado claramente lo que pensaba, literalmente. No había manera mas dramática y literal de hacerlo que ésta que estaba experimentando, pero pese a estar haciéndolo, el chico parecía estar pensando y leyendo pensamientos en otro idioma. Los argumento datados por la chica no parecieron ser mas que aceite sobre la calzada, algo que evades y miras con asco o quizás mera repulsión. ¿Por qué pisarlo si puedes evadirlo? Pues básicamente lo mismo, aunque no tan gráficamente.
Comenzó con una pregunta simple y sencilla. ¿A quién no habían tirado alguna vez del pelo? Pero rápidamente tergiversó el sentido de la misma, buscando su verdadero sentido. Una cosa era tirar de los pelos, y otra bien distinta arrancar toda una cabellera, pelo a pelo. Según continuó, el gladiador que se mantenía en pié sobre la arena, si sabía que siendo humillado sobreviviría terminaría dejándose avasallar con tal de vivir un día mas. Fortalecerse era su prioridad, y algún día los árboles dejarían saborear sus frutos.
«No creo lo que dices...» Pensó deliberadamente, sin ser consciente de que ese pensamiento tan primitivo y fuerte llegaría a oídos de su antagonista. Pero rápidamente intentó dejar la mente en blanco, obviamente no quería interrumpir al chico. Sería una falta de respeto, aunque éste parecía no merecer respeto alguno según relataba su actitud y pensamiento. Para ello, la chica recurrió a un acto de lo mas recurrente. Torció la piel de su pierna en un pellizco fugaz, que terminó con un síntoma no demasiado inesperado, un intenso dolor que recorrió todo su muslo. «Yiiaay!»
Reiji sin embargo sacó valor de algún lado de su humilde cascarón vacío, al cuál normalmente la gente llamaba cuerpo. Afirmó que sus vanos intentos de venganza, los cuáles nunca habían tenido éxito, no cesarían pese a todo. Que cuando creciese, se hiciese suficientemente fuerte, entonces los plantaría cara. No quemaría quizás sus casas, ni les mataría por la espalda, pues según decía eso era traición —¿Traición?— realmente algo no cuadraba. De nuevo, sucumbió a su característico entusiasmo, finalizando con que eso realmente no le serviría de nada, pues acabaría solo de nuevo.
«Desde luego... un pesimista cualquiera es todo un optimista a tu lado, Reiji. De veras, es increíble, tienes un talento nato para eso. Si hubiese una competición de pesimistas, no te dejarían participar por jugar en la liga profesional. ¿De veras piensas así?» ¿Cómo podía ser cierto? La chica comenzó a andar de nuevo, buscando de nuevo flanquear al chico en un ligero paseo bajo la lluvia. «Somos asesinos, además de defensores de unos ideales. Si ellos están faltando a éstos ideales jodiendo la vida de alguien de su propia aldea, lo mínimo que merecen es un escarmiento. ¿Les fue la vida en ello? Pues eso le servirá de ejemplo a los que le sigan. La vida es dura, pero lo es mas contra los que abusan y machacan al resto, a quienes usan todo lo que tienen a su disposición para joder a otro. Lo que no puede ser es que pienses que por madurar, crecer, y entrenar ellos van a plantarse en esa situación. El tiempo pasa para todos, y ellos también crecerán. Los abusos serán mas duros, y... ¿Quién te garantiza que no te usen de diana para entrenar el lanzamiento de shurikens algún día? Quien no lucha, muere. ¿Acaso no escuchaste los rumores de la Arashikage? ¿A cuantos mató antes de conseguir su puesto? ¿Crees que ella fue un gladiador que esperó y esperó? NO, ella tomó todo a la fuerza... no le importó edades, género, o que estuviesen durmiendo. Hizo justicia de la manera que tenía a mano. Sin dudarlo un segundo, yo actuaría igual.»
La chica de nuevo paró su oscilante caminar, y dejó caer un suspiro. Miró fijamente al chico, hincando sus orbes color carmín en los de éste. —Quizás el problema de tu soledad sea que tú eres el que quiere estar solo... piénsalo.
¿Brusca? Bueno... seguramente un poco. Pero pura sinceridad, de eso no se podía quejar el chico. Lo que pensaba y decía, lo sentía de verdad.
Nivel: 17
Exp: 144 puntos
Dinero: 4650 ryō
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 60
· Agu 40
· Car 30
· Agi 40
· Vol 30
· Des 60
· Per 40
«Somos asesinos, además de defensores de unos ideales. Si ellos están faltando a éstos ideales jodiendo la vida de alguien de su propia aldea, lo mínimo que merecen es un escarmiento. ¿Les fue la vida en ello? Pues eso le servirá de ejemplo a los que le sigan. La vida es dura, pero lo es mas contra los que abusan y machacan al resto, a quienes usan todo lo que tienen a su disposición para joder a otro. Lo que no puede ser es que pienses que por madurar, crecer, y entrenar ellos van a plantarse en esa situación. El tiempo pasa para todos, y ellos también crecerán. Los abusos serán mas duros, y... ¿Quién te garantiza que no te usen de diana para entrenar el lanzamiento de shurikens algún día? Quien no lucha, muere. ¿Acaso no escuchaste los rumores de la Arashikage? ¿A cuantos mató antes de conseguir su puesto? ¿Crees que ella fue un gladiador que esperó y esperó? NO, ella tomó todo a la fuerza... no le importó edades, género, o que estuviesen durmiendo. Hizo justicia de la manera que tenía a mano. Sin dudarlo un segundo, yo actuaría igual.»
—Quizás el problema de tu soledad sea que tú eres el que quiere estar solo... piénsalo.
Unos podrían decir que aquello había sido como un puñetazo directo a la mandíbula. Otros usarían metáforas con armas, como que la espada había ido directa a la yugular. Algunos, incluso, usarían animales y dirían que lobo había caza al conejo. Pero todos y cada uno de ellos errarían con su afirmación. Por que si había algo minimamente destacable en el joven mudo era su capacidad para permanecer indiferente ante cualquier situación.
—¿Por que metes a todos los shinobis en el mismo saco? Tu eres una asesina, yo soy un espía. Tu matas, yo consigo información. Tu cortas, envenenas, clavas , golpeas, quemas o lo que quiera que hagas para acabar con tus enemigos. Yo observo, escucho e informo. Y la información vale mas que miles de cadáveres.
Eso era lo que a él le habían enseñado desde pequeño. No había sido entrenado como un guerrero, había sido entrenado como un ladrón. No había sido entrenado como un asesino, había sido entrenado como un espía. Para él una muerte solo tenia sentido en forma de información ¿Que clase de poder le daba la información sobre la persona que había llevado acabo aquel asesinato? ¿Que clase de información escondía el cadáver? Por que para la gente como Reiji, la información era un tesoro. La información confería poder sobre los demás. Y valía mas que cualquier joya.
—Hablas de impartir justicia, pero ni siquiera tu eres capaz de darle una definición a la palabra ¿Que es justo?¿Que no es justo?¿Es justo que mueran cientos de personas por el bienestar de una sola? Tal vez para esta ultima si sea justo, pero ¿Que piensa el resto? ¿Es justo quemar la casa de alguien mientras duerme para que arda hasta morir? Tal vez tu creas que si, pero ¿Que te ha hecho la familia de esta persona para que merezca morir quemada junto a él? No puedes hablar de justicia por que tu justicia termina donde empieza la mía.
Tal vez, lo peor de todo, era la voz plana y monotona. No había ira, ni odio, ni resentimiento. No había alegria, ni felicidad, ni amor. Nada. La voz de su mente no era mas que otro reflejo de su indiferencia. Monotona, plana y carente de cualquier sentimiento. No siempre era así, claro, podía expresar cualquier sentimiento con esa "Voz", pero en estos momentos no sentía nada. Ni estaba enfadado, ni estaba alegre.
—No hace falta que lo piense, y te equivocas al decir "Quizas", el problema de mi soledad es que soy yo el quiere estar solo. Las personas dan asco, siempre tengo que ser yo el que se esfuerza por comunicarse con los demás y nuca al revés, por que para los demás soy yo el raro, el deforme, el inútil. Soy yo el que aprendió el lenguaje de signos para poder comunicarme, pero después apenas alguien lo conoce. Soy yo el que tiene que viajar con un papel lleno de frases señalables para comunicarme con los demás. Soy yo el que tiene que gastar sus energías para comunicarme mentalmente con los demás. Yo, yo y solo yo. Así que si, también soy yo el que prefiere la soledad ¿quien no lo haría en mi situación?
Nivel: 11
Exp: 0 puntos
Dinero: 20 ryō
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Cuando más pensaba a chica que todo había acabado, que ya no habían mas palabras o pensamientos que intercambiar, el chico demostró que tenía pensamientos y palabras de sobra. Toda una redundancia refiriéndose a un chico que carecía de éstas últimas mencionadas. Para ser shinobi, tenía grandes cualidades que bien podría haber aprovechado como abogado, o asesor jurídico a secas. Sin duda alguna, pese a su silencio, bien que se las guardaba.
Inquirió sin mas que no lo metiese a él en el mismo saco, que no podía meter a todo el conjunto de shinobis en un único saco. Según quería representar, su estatus era meramente el de un shinobi de recopilación de información. Para él, la chica era del tipo de shinobis que mataban, golpeaban, quemaban y tales atrocidades; y él era un hijo de las sombras, un shinobi de los que únicamente recopilan información. Su labor a su parecer era cientos de veces mas importante.
Le chica quedó anonadada ante tal contra argumento, obviamente no se sostenía por ningún lado. ¿Acaso era mas importante el permanecer en las sombras que el defender su aldea de un ataque? Y eso por poner tan solo un ejemplo de los más básicos. La verdad es que ni por asomo. Por mucho que la información les previniese, la confrontación es más que necesaria para salvar a los que no pueden dejar atrás la aldea por A o por B. ¿Acaso no era así?
Pero no todo quedó en eso, para nada, el juez y verdugo quería mas.
Sin escrúpulo o tacto, afirmó que la peliblanca no sabía siquiera el significado de eso que defendía —Justicia— y que de hecho no sabía determinar los límites de la misma. No dudó en aclarar que si ella era capaz de quemar una casa en pos de reclamar su aclamada justicia, los familiares afectados relativamente eran inocentes. Razón no le faltaba, pero la justicia es una palabra relativa también en significado, por qué negarlo.
«¿Crees que no sé que es la justicia? Si mirases en un diccionarios, a saber qué pone. En la mente de cualquier persona que imagine un concepto sobre la justicia podrás escuchar que es la manera en que cada uno obra y juzga, dando a cada cual lo que le corresponde. Es algo sencillo, pero que para cada persona es diferente en conceptos. Mi justicia termina donde empieza la tuya, porque tu tienes tu propia justicia. Si yo quemo la casa de unos cabrones, para los familiares quizás fuese justo quemarme a mi en respuesta. Eso NO quiere decir que yo actúe de manera injusta, o que los familiares no deban tomar una justa reprimenda, ahí ya estamos pasando a otro asunto llamado venganza y semejantes...»
Evidentemente, sobre éste tipo de cosas la chica también tenía tanta salida y razón como su antagonista. Eran dos visiones diferentes sobre un mismo asunto, pero que a fin de cuentas no daba la verdad absoluta a ninguno de los dos. Para que haya sombra, tiene que haber una luz; pero también un obstáculo entre ambas.
Pero todo ésto no tenía mas sentido del que debía buscarle la chica. Todo estaba mas que dicho, o pensado. Para cuando ésta achacó el motivo de su soledad a su propia conducta, éste no titubeo en admitirlo. Con excusas y más excusas, pero una que realmente destacaba, que lo hacía por culpa de ésta sociedad.
«Te equivocas. Te equivocas, y mucho. Eres el primero en decir que te meto en un saco, cuando no eres como otros, o no debo catalogarlos como iguales a todos los ninjas; pero ahora mismo eres tú quien mete en un mismo saco a toda la basura que te ha fastidiado por no tener huevos de ser fuerte. Y no, no me refiero a fuerza física, me refiero a fuerza mental. Quien algo quiere, algo le cuesta. Así de simple, así ha sido y siempre será. Si no te esfuerzas por hablar con el resto, pillas y te automarginas, te dejas avasallar, y pasas de los demás como de la mierda... pues conseguirás lo que tu quieres, ser un alma errática y solitaria. La sociedad no hace al monstruo, es éste el que se dedica a comer niños y echarles las culpas a la sociedad por una mala infancia...»
|