12/09/2016, 16:20
—¿Sabes si hizo algo para invocarla... Ya sabes, como un jutsu de invocación? —
Oh! La chica se interesó como supuse en la araña parlanchina que se hacía llamar Kumopansa. Ella se hizo la misma pregunta que yo me hice internamente en su momento, ¿Era realmente una invocación? Pues no podía confirmarlo, pero supuse que si por la amistad tan fraternal que criatura y shinobi tenían...
—Vaya... —
-Te daré un dato adicional...Se presentó con Kumopansa por lo que no vi invocación alguna, pero creo que si que debía ser un pacto de invocación. Es que se llevaban demasiado bien, y eso aunque no signifique nada...intuí que solo mediante un pacto se podría alcanzar esa fraternidad con criaturas. Pero claro, puedo estar equivocado...
Pero si no era un pacto de invocación...¿Cómo cojones?...¡Nah! Era un pacto seguro
Abrí mi estuche de pergaminos y empecé con el retrato de Yota y su amiga Kumopansa. Eri parecía estar bastante impresionada con los detalles del dibujo. En ese momento le hice puntualicé que examinara a Kumopansa.
-¿Ves esa araña? Como habrás podido darte cuenta, esa es Kumopansa, y no es para nada una araña normal y corriente. Su tamaño y el dibujo tan extraño de su abdomen la delatan. Eso sí, su tono de voz es muy gracioso he he. Acabe mi explicación entre risas, al recordar la voz de Kumopansa.
— Yoshi-san, ¿puedo llamarte Yoshi-san? — Alaaaa, jamás pensé que nadie que no fuera de mi familia me llamara de ese modo. La verdad era que en mi familia eramos todos estrictamente formales, pero me pareció algo muy agradable. A pesar de ser de países distintos, mientras no hubieran hostilidades de ámbito territorial, político o militar...¿Por qué no teníamos que llevarnos bien?
-Por supuesto que puedes Eri-san. Es más, me hace muy feliz que llames así. Respondí a su petición con una sonrisa de plena satisfacción.
— El dibujo me dice que eres un gran artista, ¿podría ver más? Y, bueno, no hace falta que me retrates a mí, sería un poco desperdicio... — Nadie se podría imaginar lo triste que me puse cuando Eri dubitativa se negó a que la retratara en uno de mis dibujos.
Pero le seguí enseñando como me pidió más de mis dibujos, los que correctamente le podía enseñar. Mayoritariamente paisajes del país del Río. Sobre todo, los dibujos que realicé en los templos abandonados, los símbolos de criaturas aterradores que allí encontré, con mi toque personal, pues la mayoría de los dibujos estaban incompletos por el deterioro. El pueblo de Kuroshiro y sus pandas, el ataque del tigre del día en que conocí a Satoru y su hermanastra cansina. La aldea de Yachi y el campamento bandido que allí encontré y ayudé a derrotar con la ayuda de Thomoe.
Tenía la esperanza que si seguía viendo mis pinturas, hubiese un rayo de esperanza que le hiciera cambiar de opinión...
-Tengo más dibujos y retratos pero son un poco comprometidos... Los dibujos de la aldea de Takigakure, aunque solo fueran paisajes no debía mostrarlos por precaución. Mientras le enseñaba dibujo tras dibujo, insistí de nuevo, más bien le rogué que se pensara una vez más si la podía dibujar, no lo podía evitar.
-Por favor, Eri-san déjame que te pinte. Con tu sonrisa tan bella y natural que tienes, estoy seguro que será mi nueva obra maestra...Por favor.... Puse carita de pena y voz melancólica.
Oh! La chica se interesó como supuse en la araña parlanchina que se hacía llamar Kumopansa. Ella se hizo la misma pregunta que yo me hice internamente en su momento, ¿Era realmente una invocación? Pues no podía confirmarlo, pero supuse que si por la amistad tan fraternal que criatura y shinobi tenían...
—Vaya... —
-Te daré un dato adicional...Se presentó con Kumopansa por lo que no vi invocación alguna, pero creo que si que debía ser un pacto de invocación. Es que se llevaban demasiado bien, y eso aunque no signifique nada...intuí que solo mediante un pacto se podría alcanzar esa fraternidad con criaturas. Pero claro, puedo estar equivocado...
Pero si no era un pacto de invocación...¿Cómo cojones?...¡Nah! Era un pacto seguro
Abrí mi estuche de pergaminos y empecé con el retrato de Yota y su amiga Kumopansa. Eri parecía estar bastante impresionada con los detalles del dibujo. En ese momento le hice puntualicé que examinara a Kumopansa.
-¿Ves esa araña? Como habrás podido darte cuenta, esa es Kumopansa, y no es para nada una araña normal y corriente. Su tamaño y el dibujo tan extraño de su abdomen la delatan. Eso sí, su tono de voz es muy gracioso he he. Acabe mi explicación entre risas, al recordar la voz de Kumopansa.
— Yoshi-san, ¿puedo llamarte Yoshi-san? — Alaaaa, jamás pensé que nadie que no fuera de mi familia me llamara de ese modo. La verdad era que en mi familia eramos todos estrictamente formales, pero me pareció algo muy agradable. A pesar de ser de países distintos, mientras no hubieran hostilidades de ámbito territorial, político o militar...¿Por qué no teníamos que llevarnos bien?
-Por supuesto que puedes Eri-san. Es más, me hace muy feliz que llames así. Respondí a su petición con una sonrisa de plena satisfacción.
— El dibujo me dice que eres un gran artista, ¿podría ver más? Y, bueno, no hace falta que me retrates a mí, sería un poco desperdicio... — Nadie se podría imaginar lo triste que me puse cuando Eri dubitativa se negó a que la retratara en uno de mis dibujos.
Pero le seguí enseñando como me pidió más de mis dibujos, los que correctamente le podía enseñar. Mayoritariamente paisajes del país del Río. Sobre todo, los dibujos que realicé en los templos abandonados, los símbolos de criaturas aterradores que allí encontré, con mi toque personal, pues la mayoría de los dibujos estaban incompletos por el deterioro. El pueblo de Kuroshiro y sus pandas, el ataque del tigre del día en que conocí a Satoru y su hermanastra cansina. La aldea de Yachi y el campamento bandido que allí encontré y ayudé a derrotar con la ayuda de Thomoe.
Tenía la esperanza que si seguía viendo mis pinturas, hubiese un rayo de esperanza que le hiciera cambiar de opinión...
-Tengo más dibujos y retratos pero son un poco comprometidos... Los dibujos de la aldea de Takigakure, aunque solo fueran paisajes no debía mostrarlos por precaución. Mientras le enseñaba dibujo tras dibujo, insistí de nuevo, más bien le rogué que se pensara una vez más si la podía dibujar, no lo podía evitar.
-Por favor, Eri-san déjame que te pinte. Con tu sonrisa tan bella y natural que tienes, estoy seguro que será mi nueva obra maestra...Por favor.... Puse carita de pena y voz melancólica.