13/09/2016, 16:06
— Está bien... — Susurró, avergonzada. — [deepskyblue]¿Cómo?
¡Bien! ¡Pensaba que sería más dura pero mi técnica de dar pena funcionó!
En el fondo sabía que una mujer bella no se podía resistir a inmortalizar su dotes, y en este caso Mizumi Eri poseía mucha belleza para inmortalizar, tanta que dudaba tener suficientes colores y papel para llevar a cabo imposible tarea, pero daría todo mi empeño en crear una obra maestra.
-¿Qué Cómo? Respondí con la misma pregunta sonriente, como si la respuesta fuera obvia. -¡Solo con tu sonrisa bastaría para dibujar mil lienzos! Dije entusiasmado con la idea, mi cabeza ya daba mil y una vueltas, pensando el modo se representar a Mizumi Eri como se merecía.
Guardé los dibujos que le mostré a Eri y seguidamente, tomé mi pincel, mis tintas y preparé mi makimono afortunado en donde iría aquel magnífico retrato. -Tranquila Dije mientras encuadraba la imagen que tenía en mi cabeza sobre el papel. -Debes estar relajada... natural... Yo haré el resto... Ya comencé a dar un trazos por aquí y unos trazos por allá. De repente, del papel y como era habitual en mí antes de ponerme a la faena, invoqué un pequeño ratón de tinta que brotó y salió del papel para trepar sobre mí para posarse finalmente en mi hombro.
Se trataba de un ratón negro como la misma tinta que empleaba, artificial pero se comportaba como un ratón de carne y hueso. No le quitaba ojo a Eri mientras se limpiaba los bigotes. -¿No le tendrás miedo a los ratones? Es simplemente mi compañero de dibujo, no temas. Seguía con mis trazos con mi idea ya materializada, solo debía seguir dando pinceladas, para plasmar mi idea sobre el papel.
Seguro que le va a gustar... Pensaba concentrado en mi labor, si algo se le daba bien a Yoshimitsu, era sacar el lado bueno de las personas y multiplicarlo hasta limites insospechados. Y en esta ocasión, quería superar sus límites.
¡Bien! ¡Pensaba que sería más dura pero mi técnica de dar pena funcionó!
En el fondo sabía que una mujer bella no se podía resistir a inmortalizar su dotes, y en este caso Mizumi Eri poseía mucha belleza para inmortalizar, tanta que dudaba tener suficientes colores y papel para llevar a cabo imposible tarea, pero daría todo mi empeño en crear una obra maestra.
-¿Qué Cómo? Respondí con la misma pregunta sonriente, como si la respuesta fuera obvia. -¡Solo con tu sonrisa bastaría para dibujar mil lienzos! Dije entusiasmado con la idea, mi cabeza ya daba mil y una vueltas, pensando el modo se representar a Mizumi Eri como se merecía.
Guardé los dibujos que le mostré a Eri y seguidamente, tomé mi pincel, mis tintas y preparé mi makimono afortunado en donde iría aquel magnífico retrato. -Tranquila Dije mientras encuadraba la imagen que tenía en mi cabeza sobre el papel. -Debes estar relajada... natural... Yo haré el resto... Ya comencé a dar un trazos por aquí y unos trazos por allá. De repente, del papel y como era habitual en mí antes de ponerme a la faena, invoqué un pequeño ratón de tinta que brotó y salió del papel para trepar sobre mí para posarse finalmente en mi hombro.
Se trataba de un ratón negro como la misma tinta que empleaba, artificial pero se comportaba como un ratón de carne y hueso. No le quitaba ojo a Eri mientras se limpiaba los bigotes. -¿No le tendrás miedo a los ratones? Es simplemente mi compañero de dibujo, no temas. Seguía con mis trazos con mi idea ya materializada, solo debía seguir dando pinceladas, para plasmar mi idea sobre el papel.
Seguro que le va a gustar... Pensaba concentrado en mi labor, si algo se le daba bien a Yoshimitsu, era sacar el lado bueno de las personas y multiplicarlo hasta limites insospechados. Y en esta ocasión, quería superar sus límites.