15/09/2016, 22:18
—¿Karuri Musagi? —repitió el muchacho, dando un repaso con la mirada por si veía a alguien levantar la mano... o tratar de escapar. Los dedos de su mano derecha se removieron, inquietos.
Pero no parecía que la niña estuviera presente. Ni siquiera uno de los profesores era capaz de encontrarla, lo que significaba a la fuerza que había tenido que salir.
«¿Cómo? Se supone que Ayame estaba vigilando la puer...»
—Ha... hace poco vino una niña diciendo que necesitaba ir al baño...
«¿Y tú la dejas salir?». Daruu alzó una ceja, confuso, al tiempo que el padre de Ayame se hacía la misma pregunta, pero en voz alta y golpeando la carretilla. «Madre mía, este tío está loco».
—¡No, no! Ha debido de salir cuando he subido para... la demostración de la vacuna... Yo no he sido... ¡lo juro!
Daruu cerró los ojos y bajó la mirada. Sabía que había sido culpa suya.
—Hanaiko, ve abuscarla. Ahora. Ayame seguirá con la lista.
—Entendido. —Lejos de mostrar resistencia a la orden, Daruu se alegró de alejarse todo lo que pudiera de Zetsuo en ese momento, que estaba realmente enfadado. Pasó al lado de él y bajó del estrado.
Caminó hasta la salida y pasó al lado de Ayame, dirigiéndole una mirada de soslayo.
Era horario de clase para los más mayores y los pequeños estaban en el salón de actos, de modo que los pasillos del Torreón de la Academia estaban desiertos. Daruu apoyó las manos en la cadera y torció el cuerpo.
«¿Y ahora dónde voy a buscar? Este sitio es enorme, se puede haber escondido en cualquier lado.»
Supuso que no había abandonado la torre, de lo contrario alguien la habría visto y detenido. Echó a caminar pasillo arriba y torció la esquina.
Pero no parecía que la niña estuviera presente. Ni siquiera uno de los profesores era capaz de encontrarla, lo que significaba a la fuerza que había tenido que salir.
«¿Cómo? Se supone que Ayame estaba vigilando la puer...»
—Ha... hace poco vino una niña diciendo que necesitaba ir al baño...
«¿Y tú la dejas salir?». Daruu alzó una ceja, confuso, al tiempo que el padre de Ayame se hacía la misma pregunta, pero en voz alta y golpeando la carretilla. «Madre mía, este tío está loco».
—¡No, no! Ha debido de salir cuando he subido para... la demostración de la vacuna... Yo no he sido... ¡lo juro!
Daruu cerró los ojos y bajó la mirada. Sabía que había sido culpa suya.
—Hanaiko, ve abuscarla. Ahora. Ayame seguirá con la lista.
—Entendido. —Lejos de mostrar resistencia a la orden, Daruu se alegró de alejarse todo lo que pudiera de Zetsuo en ese momento, que estaba realmente enfadado. Pasó al lado de él y bajó del estrado.
Caminó hasta la salida y pasó al lado de Ayame, dirigiéndole una mirada de soslayo.
Era horario de clase para los más mayores y los pequeños estaban en el salón de actos, de modo que los pasillos del Torreón de la Academia estaban desiertos. Daruu apoyó las manos en la cadera y torció el cuerpo.
«¿Y ahora dónde voy a buscar? Este sitio es enorme, se puede haber escondido en cualquier lado.»
Supuso que no había abandonado la torre, de lo contrario alguien la habría visto y detenido. Echó a caminar pasillo arriba y torció la esquina.