La Sarutobi había usado la técnica que vendría a ser su favorita, la cual básicamente consistía en volverse un solo ser con el fuego. Sentir el fluir de las llamas por todo su cuerpo era una experiencia simplemente inigualable, algo que apenas unos cuantos podían hacer. De hecho, no conocía a nadie mas que pudiese igualar su habilidad, aunque tampoco es que eso fuese toda una hazaña... apenas había visto 3 peleas en su vida, y no muchos mas shinobis de otras aldeas; por lo que respecta a Amegakure, raro sería que en esa urbe hallase a otro elementalista de fuego.
Para cuando la chica estaba dispuesta a continuar la trifulca amistosa, Mogura admitió que aún no sabía realizar el sunshin, pero que era una técnica que tenía en mente aprender. La verdad, la versatilidad de dicha técnica es asombrosa, una técnica que puede usarse tanto en ofensiva como en defensiva, por no hablar del resto de usos posibles.
Mogura advirtió que ahora era cuando realmente comenzaba el combate, pero posiblemente el fragor de la batalla tan solo estaba consiguiendo que la kunoichi se soltase la melena. Normalmente eso podría ser algo bueno, pero su maestría en el elemento era casi su única afición, lo cuál hacía que sus técnicas fuesen realmente poderosas... tanto que apenas podía controlar su poder destructivo. Conocía técnicas que eran capaces de atravesar hasta la mas potente de las cascadas de agua. Ni tan siquiera su rival natural era ya oponente en un choque elemental. Pero en fin, tampoco debía despreciar a su oponente, no sabía cuán fuerte era.
Sin mas dilación, el médico comenzó a realizar una serie de sellos. La Sarutobi se apresuró en lanzar un kunai para detener la secuencia, pero para ese entonces el chico había terminado. El silbido del metal recortando distancias en el aire no fue mas que un aviso que topó con un muro de aire, y regresó dando vueltas hacia su propietaria. La chica intentó evitar el golpe de aire moviéndose rápidamente hacia el flanco derecho, pero la misma presión del aire la hizo retroceder un par de metros arrastrando los pies por el suelo de madera. Al menos entre cruzar los brazos le salvó de recibir con el rostro la técnica, pero no le salvaguardó del daño causado por el golpe de la misma.
—Tsk! Esquivar algo que no puedes ver es realmente difícil...— Se quejó la chica.
En su rostro incendiado sin embargo lucía una cínica sonrisa. Estaba disfrutando el combate al máximo.
El arma metálica terminó por clavarse en la pared tras la chica, por el mero efecto de la corriente de viento devolviéndola. La distancia que separaba a ambos era de apenas 6 metros, y cada vez iba acortándose más y más, pues Mogura corría hacia ella mientras realizaba otra secuencia de sellos.
La Sarutobi por su parte no iba a quedarse de brazos cruzados. Alzó de nuevo la vista para clavarla en los ojos de Mogura, y comenzó a realizar también una serie de sellos. Su agilidad en los dedos era notable, pero la cantidad de sellos era algo mas larga de lo habitual. Sin embargo, no realizaría su técnica ipso facto, quería ver primero con qué saldría su oponente, y contraatacar en el mismo momento.
—Pero no te confíes, que no pueda ver tus técnicas no quiere decir que no pueda arrasar con ellas!
Dada la advertencia, su propio cuerpo comenzó a levitar en el suelo. No tocaba ya la madera, casi parecía estar quemando la misma bajo ella. Ahora si que comenzaba la hora de la verdad, el momento de disfrutar la batalla.
Vida–
Chakra–
—Objetos:
* Ninguna AO *
Para cuando la chica estaba dispuesta a continuar la trifulca amistosa, Mogura admitió que aún no sabía realizar el sunshin, pero que era una técnica que tenía en mente aprender. La verdad, la versatilidad de dicha técnica es asombrosa, una técnica que puede usarse tanto en ofensiva como en defensiva, por no hablar del resto de usos posibles.
Mogura advirtió que ahora era cuando realmente comenzaba el combate, pero posiblemente el fragor de la batalla tan solo estaba consiguiendo que la kunoichi se soltase la melena. Normalmente eso podría ser algo bueno, pero su maestría en el elemento era casi su única afición, lo cuál hacía que sus técnicas fuesen realmente poderosas... tanto que apenas podía controlar su poder destructivo. Conocía técnicas que eran capaces de atravesar hasta la mas potente de las cascadas de agua. Ni tan siquiera su rival natural era ya oponente en un choque elemental. Pero en fin, tampoco debía despreciar a su oponente, no sabía cuán fuerte era.
Sin mas dilación, el médico comenzó a realizar una serie de sellos. La Sarutobi se apresuró en lanzar un kunai para detener la secuencia, pero para ese entonces el chico había terminado. El silbido del metal recortando distancias en el aire no fue mas que un aviso que topó con un muro de aire, y regresó dando vueltas hacia su propietaria. La chica intentó evitar el golpe de aire moviéndose rápidamente hacia el flanco derecho, pero la misma presión del aire la hizo retroceder un par de metros arrastrando los pies por el suelo de madera. Al menos entre cruzar los brazos le salvó de recibir con el rostro la técnica, pero no le salvaguardó del daño causado por el golpe de la misma.
—Tsk! Esquivar algo que no puedes ver es realmente difícil...— Se quejó la chica.
En su rostro incendiado sin embargo lucía una cínica sonrisa. Estaba disfrutando el combate al máximo.
El arma metálica terminó por clavarse en la pared tras la chica, por el mero efecto de la corriente de viento devolviéndola. La distancia que separaba a ambos era de apenas 6 metros, y cada vez iba acortándose más y más, pues Mogura corría hacia ella mientras realizaba otra secuencia de sellos.
La Sarutobi por su parte no iba a quedarse de brazos cruzados. Alzó de nuevo la vista para clavarla en los ojos de Mogura, y comenzó a realizar también una serie de sellos. Su agilidad en los dedos era notable, pero la cantidad de sellos era algo mas larga de lo habitual. Sin embargo, no realizaría su técnica ipso facto, quería ver primero con qué saldría su oponente, y contraatacar en el mismo momento.
—Pero no te confíes, que no pueda ver tus técnicas no quiere decir que no pueda arrasar con ellas!
Dada la advertencia, su propio cuerpo comenzó a levitar en el suelo. No tocaba ya la madera, casi parecía estar quemando la misma bajo ella. Ahora si que comenzaba la hora de la verdad, el momento de disfrutar la batalla.
Estado de Katomi
Vida
88/120
-20
–Chakra
121/150
0
–—Objetos:
- Bandana ninja [Cintura]
- Portaobjetos básico (2/10) [Muslo derecho]
- Kunai (1) [Portaobjetos] (-1)
* Ninguna AO *