23/09/2016, 00:01
Los pies de Tomoe se hundían en la arena como lo harían en un bañito lleno de cemento, cada paso que daba le suponía un esfuerzo sobre humano para no quedarse atrapada en aquella playa como una estaca. En un intento por aligerar su pisada, la chica había descalzado sus tabi y las llevaba agarradas en su mano derecha, apoyadas en su hombro de manera que caían en su espalda. El viejo chubasquero negro, lo había enrollado en forma de tubo para poder atarlo a su cinturón y así llevarlo en la espalda, justo sobre la rabadilla. Así que iba calada hasta los huesos, eso era algo que no le importaba demasiado estaba acostumbrada al clima y lo llevaba bastante bien... al contrario que aquella odiosa arena blanca que formaba una argamasa infernal
"Odio esta maldita playa..." repetía una y otra vez en su mente cada vez que daba un paso "Debería de haber vuelto por el bosque... aunque me hubiese perdido..." y es que la chica no estaba allí por iniciativa propia. Como de costumbre, Tomoe había estado cumpliendo encargos junto a su tutor actual: Koji.
La noche anterior habían estado cazando a un par de osos que estaban aterrorizando a un pequeño poblado costero. Los animales se acercaban a robar el pescado y como eran de un tamaño considerable, los aldeanos habían preferido pedir ayuda a ponerse en riesgo ellos mismos. Así que ella y el pelirrojo vinieron a darles caza. Durante la noche, ambos se separaron mientras perseguían a los osos y una vez acabado el encargo la pelimorada no tenía ni la más mínima idea de donde estaba. Así que busco la orilla del mar y comenzó a seguirla hasta que llegase al poblado. Sin embargo, antes de que eso pasase se encontró con un cadáver en la playa o lo que esperaba que fuese uno. Todo el mundo sabe que los muertos no molestan tanto como los vivos
"Tanto si es un cadáver como un vivo, lo mejor será pasar como si no lo hubiese visto... hoy no tengo ganas de más problemas..." así que la pequeña Uchiha seguiría con su agónico caminar, en dirección al pequeño pueblo pesquero sin prestar la más mínima atención al tipo que había tendido en la arena. De hecho, seguiría totalmente recto y si el chico no se movía del sitio, la de Amegakure pasaría por lo alto pisándolo sin ningún remordimiento, como si de una alfombra se tratase
"Odio esta maldita playa..." repetía una y otra vez en su mente cada vez que daba un paso "Debería de haber vuelto por el bosque... aunque me hubiese perdido..." y es que la chica no estaba allí por iniciativa propia. Como de costumbre, Tomoe había estado cumpliendo encargos junto a su tutor actual: Koji.
La noche anterior habían estado cazando a un par de osos que estaban aterrorizando a un pequeño poblado costero. Los animales se acercaban a robar el pescado y como eran de un tamaño considerable, los aldeanos habían preferido pedir ayuda a ponerse en riesgo ellos mismos. Así que ella y el pelirrojo vinieron a darles caza. Durante la noche, ambos se separaron mientras perseguían a los osos y una vez acabado el encargo la pelimorada no tenía ni la más mínima idea de donde estaba. Así que busco la orilla del mar y comenzó a seguirla hasta que llegase al poblado. Sin embargo, antes de que eso pasase se encontró con un cadáver en la playa o lo que esperaba que fuese uno. Todo el mundo sabe que los muertos no molestan tanto como los vivos
"Tanto si es un cadáver como un vivo, lo mejor será pasar como si no lo hubiese visto... hoy no tengo ganas de más problemas..." así que la pequeña Uchiha seguiría con su agónico caminar, en dirección al pequeño pueblo pesquero sin prestar la más mínima atención al tipo que había tendido en la arena. De hecho, seguiría totalmente recto y si el chico no se movía del sitio, la de Amegakure pasaría por lo alto pisándolo sin ningún remordimiento, como si de una alfombra se tratase