24/09/2016, 18:18
La otra chica parecía conocer que su clan pertenecía a una gran familia de shinobis, mas afirmaba que ella no llegaba a conocer gran cosa; el apellido le venía por parte de abuelo, y ella no sabía nada del mundo en el que su familia tomó renombre. También era normal, no todo el mundo decide convertirse en shinobi. El arte del ninjutsu no es solo genética, también hay que dedicarse en cuerpo y alma a ello, y no siempre es fácil. Si no se tiene un gran objetivo, no es difícil errar en el intento.
—Oh... entiendo.— Contestó la Sarutobi.
Cuando comenzaron a hablar sobre los pandas, la chica se mostró inflexible, pero Hazegawa se vio afectado por el comentario de la Nara. Terminó por aceptar el ir a ver a los susodichos animales, con tal de intentar ser agradado por la belleza y armonía que desprendían. Bueno, eso según opinión de la chica que vivía por éstos lares, para la kunoichi no eran mas que un reclamo turístico, así como un símbolo fuerte y exclusivo de ésta urbe.
La genin de Amegakure ni por asomo iba a pasar el tiempo visitando los pandas, tenía mil y una formas mas de desperdiciar el tiempo. —Bueno, espero que lo pasen bien en el tour de pandas.
Para cuando se quiso dar cuenta, ambos habían aceptado el recorrido para visitar los pandas, así como habían buscado otro curioso tema de charla. De pronto, el chico había lanzado una pregunta que despertaba la curiosidad de ambos al parecer, buscaban saber qué había sido lo mas alocado que había pasado en el negocio de la Sarutobi desde que lo había abierto. La verdad, la pregunto no era para nada estúpida, habían cientos de cosas absurdas de manera casi diaria...
—Pues me pilláis un poco de sorpresa, pero si que han ocurrido alguna que otra locura por aquí...— Contestó, para luego mojarse los labios en su bebida. —Verán. La vez que mas me sorprendí fue cuando un par de chicos, seguramente aspirantes a genin, usaron la técnica de transformación para hacerse pasar por adultos. Llegaron a pedir ambos Sake, y por poco lo tomaron. Para cualquier persona es difícil de diferenciar un henge, casi se la cuelan a los camareros... ¿Por qué un chico de 12 años siente curiosidad por tomar Sake? Nunca lo entenderé...— Culminó, encogiéndose de hombros.
—Oh... entiendo.— Contestó la Sarutobi.
Cuando comenzaron a hablar sobre los pandas, la chica se mostró inflexible, pero Hazegawa se vio afectado por el comentario de la Nara. Terminó por aceptar el ir a ver a los susodichos animales, con tal de intentar ser agradado por la belleza y armonía que desprendían. Bueno, eso según opinión de la chica que vivía por éstos lares, para la kunoichi no eran mas que un reclamo turístico, así como un símbolo fuerte y exclusivo de ésta urbe.
La genin de Amegakure ni por asomo iba a pasar el tiempo visitando los pandas, tenía mil y una formas mas de desperdiciar el tiempo. —Bueno, espero que lo pasen bien en el tour de pandas.
Para cuando se quiso dar cuenta, ambos habían aceptado el recorrido para visitar los pandas, así como habían buscado otro curioso tema de charla. De pronto, el chico había lanzado una pregunta que despertaba la curiosidad de ambos al parecer, buscaban saber qué había sido lo mas alocado que había pasado en el negocio de la Sarutobi desde que lo había abierto. La verdad, la pregunto no era para nada estúpida, habían cientos de cosas absurdas de manera casi diaria...
—Pues me pilláis un poco de sorpresa, pero si que han ocurrido alguna que otra locura por aquí...— Contestó, para luego mojarse los labios en su bebida. —Verán. La vez que mas me sorprendí fue cuando un par de chicos, seguramente aspirantes a genin, usaron la técnica de transformación para hacerse pasar por adultos. Llegaron a pedir ambos Sake, y por poco lo tomaron. Para cualquier persona es difícil de diferenciar un henge, casi se la cuelan a los camareros... ¿Por qué un chico de 12 años siente curiosidad por tomar Sake? Nunca lo entenderé...— Culminó, encogiéndose de hombros.