25/09/2016, 04:10
—Ya vengo. No me tardo— El chico cogió las tabi y sin rechistar, se dispuso a ir a limpiarlas al mar
"Me cae bien este Karamaru, se puede usar para muchas cosas. Quizás por esto quería Koji que hiciese amigos... si ahora que me acaba de conocer me limpia las tabi ¿qué hará cuando seamos amigos?" en la mente de Tomoe apareció un Karamaru vestido con un delantal que limpiaba afanosamente el pequeño apartamento que tenía por vivienda la pelimorada "¡Genial! Si consigo que sea mi amigo no tendré que volver a limpiar el piso..." los ojos de Tomoe se dirigieron hacia la playa, donde el chico terminaba de limpiar las tabi. En aquellos ojillos infantiles de color morado apareció un extraño brillo, el brillo de la codicia "Lo necesito como amigo..." la pequeñaja observó como el calvito volvía a trote rápido hasta donde estaba ella
—Limpias y fresquitas, con olor a mar—
Cogió las tabi con ambas manos, mientras mantenía sus ojos clavados en los de Karamaru —¿Quieres ser mi amigo?—
En la mente de la chiquilla comenzaban a surgir mil y una posibilidades, mil y un usos para su futuro amigo/esclavo: desde asistente a chico de los recados
"Lo necesito como amigo... así no tendré que limpiar, cocinar o ir a la compra jamás" su sueño de dedicarse por entero a sus armas y el combate estaba muy cerca, tan sólo necesitaba una respuesta afirmativa
"Me cae bien este Karamaru, se puede usar para muchas cosas. Quizás por esto quería Koji que hiciese amigos... si ahora que me acaba de conocer me limpia las tabi ¿qué hará cuando seamos amigos?" en la mente de Tomoe apareció un Karamaru vestido con un delantal que limpiaba afanosamente el pequeño apartamento que tenía por vivienda la pelimorada "¡Genial! Si consigo que sea mi amigo no tendré que volver a limpiar el piso..." los ojos de Tomoe se dirigieron hacia la playa, donde el chico terminaba de limpiar las tabi. En aquellos ojillos infantiles de color morado apareció un extraño brillo, el brillo de la codicia "Lo necesito como amigo..." la pequeñaja observó como el calvito volvía a trote rápido hasta donde estaba ella
—Limpias y fresquitas, con olor a mar—
Cogió las tabi con ambas manos, mientras mantenía sus ojos clavados en los de Karamaru —¿Quieres ser mi amigo?—
En la mente de la chiquilla comenzaban a surgir mil y una posibilidades, mil y un usos para su futuro amigo/esclavo: desde asistente a chico de los recados
"Lo necesito como amigo... así no tendré que limpiar, cocinar o ir a la compra jamás" su sueño de dedicarse por entero a sus armas y el combate estaba muy cerca, tan sólo necesitaba una respuesta afirmativa