25/09/2016, 17:31
A causa de sentirse arrinconada, la kunoichi recurrió a su instinto para tomar la decisión adecuada. Lo que el shinobi esperaba que resultara como una vuelta de tablero a su favor tomó un rumbo totalmente diferente que terminaría poniendo final al entrenamiento.
La forma en la que actuó la muchacha de ojos rojos resultó ser bastante inesperada, no se dejó golpear tan fácilmente como había pasado antes sino que había recurrido a un método mas característico de su persona. Echando mano nuevamente a su técnica más poderosa... ¿Seria también la más rápida? Parecía que Katomi había logrado un dominio sobre el fuego bastante enfermizo.
Oh no...
No pudo pensar en otra cosa al ver como su técnica era devorada por el fuego de la chica, y por si fuera poco, lejos de hacerla disminuir su tamaño ocurrió todo lo contrario, la bola de fuego se volvió incluso más grande.
Escuchó la advertencia de su amiga pero su mente estaba en blanco, eso no había estado proyectado en su estrategia, no esperaba encontrarse en la trayectoria de una técnica tan rabiosa y destructiva como el Goen no jutsu sin un reemplazo preparado. No había nada que pudiese hacer para evitar ser golpeado por tamaña masa de fuego, ya había terminado el combate en aquel momento.
Casi que entregado a su suerte, no notó como la técnica terminó pasando a su lado perdonando su vida, sino hasta que la chica volvió a hablar. Su mirada se posó sobre ella, pudo observar su rostro claramente e instantáneamente se lanzó a acortar la distancia entre ambos.
¡Katomi!
Estiró sus brazos para tomar con cierta firmeza de los hombros a su compañera y juntar su cuerpo con el de ella dándole un abrazo, no un abrazo de saludo o de agradecimiento por algún gesto, era como el abrazo de plena preocupación. El joven médico casi se volvía un pedazo de carbón junto a todo lo demás en la pared y tan solo se estaba preocupando por la peliblanca que prácticamente no tenia un rasguño.
Hey... no pasa nada...
No estaba del todo seguro cuales eran las palabras adecuadas para decir en aquel momento, el sonido de las llamas combatiendo con la lluvia artificial del sistemas anti incendio había hecho presencia en el salón.
Estoy aquí, no te preocupes...
Dijo ignorando completamente la presencia del rey y su corte de llamas que a fin de cuentas iban a ser extinguidas por el agua, él estaba lo suficientemente entero como para preocuparse por la salud mental de su compañera incluso ignorando sus propias heridas.
La forma en la que actuó la muchacha de ojos rojos resultó ser bastante inesperada, no se dejó golpear tan fácilmente como había pasado antes sino que había recurrido a un método mas característico de su persona. Echando mano nuevamente a su técnica más poderosa... ¿Seria también la más rápida? Parecía que Katomi había logrado un dominio sobre el fuego bastante enfermizo.
Oh no...
No pudo pensar en otra cosa al ver como su técnica era devorada por el fuego de la chica, y por si fuera poco, lejos de hacerla disminuir su tamaño ocurrió todo lo contrario, la bola de fuego se volvió incluso más grande.
Escuchó la advertencia de su amiga pero su mente estaba en blanco, eso no había estado proyectado en su estrategia, no esperaba encontrarse en la trayectoria de una técnica tan rabiosa y destructiva como el Goen no jutsu sin un reemplazo preparado. No había nada que pudiese hacer para evitar ser golpeado por tamaña masa de fuego, ya había terminado el combate en aquel momento.
Casi que entregado a su suerte, no notó como la técnica terminó pasando a su lado perdonando su vida, sino hasta que la chica volvió a hablar. Su mirada se posó sobre ella, pudo observar su rostro claramente e instantáneamente se lanzó a acortar la distancia entre ambos.
¡Katomi!
Estiró sus brazos para tomar con cierta firmeza de los hombros a su compañera y juntar su cuerpo con el de ella dándole un abrazo, no un abrazo de saludo o de agradecimiento por algún gesto, era como el abrazo de plena preocupación. El joven médico casi se volvía un pedazo de carbón junto a todo lo demás en la pared y tan solo se estaba preocupando por la peliblanca que prácticamente no tenia un rasguño.
Hey... no pasa nada...
No estaba del todo seguro cuales eran las palabras adecuadas para decir en aquel momento, el sonido de las llamas combatiendo con la lluvia artificial del sistemas anti incendio había hecho presencia en el salón.
Estoy aquí, no te preocupes...
Dijo ignorando completamente la presencia del rey y su corte de llamas que a fin de cuentas iban a ser extinguidas por el agua, él estaba lo suficientemente entero como para preocuparse por la salud mental de su compañera incluso ignorando sus propias heridas.