26/09/2016, 01:05
Mogura seguía abrazando a la Sarutobi férreamente, como si la vida le pendiese en ello. No parecía dispuesto a soltarla con facilidad, después de todo, el momento había sido tenso y crítico. El calor de sus cuerpos los empapaban, o quizás era efecto de los vapores condensados a causa del incendio sofocándose con el sistema anti incendios. Fuese como fuese, tan solo vivían con intensidad el momento. Hasta que la chica chafó el momento. No titubeó un solo segundo, estropeando ese romántico posible beso.
Pero no terminó de separarse de él tras el golpe. Todo lo contrario, lo agarró con mas fuerza. Él respondió de manera positiva a la petición de la peliblanca, dando a entender que no moriría tan fácilmente. Por un momento mas, permaneció a una distancia mas que personal. Ahora mismo el concepto espacio personal había desaparecido, era una palabra efímera que se desvanecía en el aire como un papel en llamas.
Tras un suspiro, y retomar la calma, la chica consideró la opción de separase del médico. Dejó caer el abrazo, que no había sido corto, y terminó de secarse las lágrimas de su otra mejilla. —Bueno... ¿Un café?
Lanzó una pregunta a modo de escudo, buscando zafarse por el momento del sitio. Habían provocado un gran jaleo, quizás era hora de irse y dar novedad en pos de que acudiesen a repararlo. Eso, o bien buscaba solo escusas para apartarse de alguien que comenzaba a estrechar seriamente sentimientos con ella, justo una de sus peores pesadillas... Antes de esas tontería tenía unos objetivos, unos más que claros, no podía dejar de lado sus deberes a costa de placer personal.
—Y... como se te escape que me has visto llorar... te abraso!— Amenazó de broma, alzando el puño. No tardó en hacer una mueca, sacando la lengua y guiñado el ojo izquierdo.
Pero no terminó de separarse de él tras el golpe. Todo lo contrario, lo agarró con mas fuerza. Él respondió de manera positiva a la petición de la peliblanca, dando a entender que no moriría tan fácilmente. Por un momento mas, permaneció a una distancia mas que personal. Ahora mismo el concepto espacio personal había desaparecido, era una palabra efímera que se desvanecía en el aire como un papel en llamas.
Tras un suspiro, y retomar la calma, la chica consideró la opción de separase del médico. Dejó caer el abrazo, que no había sido corto, y terminó de secarse las lágrimas de su otra mejilla. —Bueno... ¿Un café?
Lanzó una pregunta a modo de escudo, buscando zafarse por el momento del sitio. Habían provocado un gran jaleo, quizás era hora de irse y dar novedad en pos de que acudiesen a repararlo. Eso, o bien buscaba solo escusas para apartarse de alguien que comenzaba a estrechar seriamente sentimientos con ella, justo una de sus peores pesadillas... Antes de esas tontería tenía unos objetivos, unos más que claros, no podía dejar de lado sus deberes a costa de placer personal.
—Y... como se te escape que me has visto llorar... te abraso!— Amenazó de broma, alzando el puño. No tardó en hacer una mueca, sacando la lengua y guiñado el ojo izquierdo.