28/09/2016, 22:23
La Sarutobi y el Manase coincidieron de pronto, no como algo extraordinario, mas bien justo lo contrario. La solución era un café, o al menos la excusa perfecta para recuperar un poco de lo apelado espacio personal. Ahora todo esa "pasión" se había volatilizado, como sucedía con el fuego de la sala. Las armas, armadura, peleles... todos habían sido testigos del poder que residía en la Sarutobi en conjunto a Mogura. Quizás mejor llevarle la corriente a la piromana.
La chica asintió, y sonrió ante la respuesta afirmativa. Con decoro y formalidad, ahora podían respirar sin robarse el aliento mútuamente.
Para cuando ésta decidió gastarle la broma al médico, éste volvió a corresponderla. Pareció hacerse el ciego por un momento, y terminó estallando en una risa. La verdad, empezaban a tener demasiado en común. La Sarutobi no pudo evitar caer en risa también, y ladeó la cabeza un par de veces entre tanto —No había manera de quitárselo de la cabeza.— curiosamente, el chico también se las gastaba.
El médico fue el primero en tomar rumbo a la salida, acto inteligente, la sala estaba comenzando a llenarse de humo. ¿Qué cabe a esperar si metes fuego a un recinto y luego le echas agua? Todo iría a peor si se quedaban allí. Al llegar a donde dejaron los zapatos, así como la mochila del chico, el genin le ofreció algo de comer. Al parecer, hasta se había molestado en traerle algo a ella. Todo un detalle. —Ohh... gracias.
»Casi mejor que lo tomemos fuera, o en la terraza de donde tomemos el café... ¿no crees? Propuso la chica, a la par que alzaba los hombros y volvía la cabeza hacia la hecatombe que había provocado. No había sido poca cosa, tardarían unos cuantos días en arreglar ésta planta de seguro...
Quedasen allí o no, la chica se adelantó y calzó sus botas entre tanto, después de todo era más fácil quitarlas que ponerlas. No es que fuesen excesivamente aparatosas, pero si, en parte sí. Pero oye... ¿y lo bien que le sentaban?
—Por cierto, ¿algún lugar en mente?— Lanzó la pregunta. —Si mal no recuerdo, la última vez que recomendaste un sitio estuvo genial.
La chica asintió, y sonrió ante la respuesta afirmativa. Con decoro y formalidad, ahora podían respirar sin robarse el aliento mútuamente.
Para cuando ésta decidió gastarle la broma al médico, éste volvió a corresponderla. Pareció hacerse el ciego por un momento, y terminó estallando en una risa. La verdad, empezaban a tener demasiado en común. La Sarutobi no pudo evitar caer en risa también, y ladeó la cabeza un par de veces entre tanto —No había manera de quitárselo de la cabeza.— curiosamente, el chico también se las gastaba.
El médico fue el primero en tomar rumbo a la salida, acto inteligente, la sala estaba comenzando a llenarse de humo. ¿Qué cabe a esperar si metes fuego a un recinto y luego le echas agua? Todo iría a peor si se quedaban allí. Al llegar a donde dejaron los zapatos, así como la mochila del chico, el genin le ofreció algo de comer. Al parecer, hasta se había molestado en traerle algo a ella. Todo un detalle. —Ohh... gracias.
»Casi mejor que lo tomemos fuera, o en la terraza de donde tomemos el café... ¿no crees? Propuso la chica, a la par que alzaba los hombros y volvía la cabeza hacia la hecatombe que había provocado. No había sido poca cosa, tardarían unos cuantos días en arreglar ésta planta de seguro...
Quedasen allí o no, la chica se adelantó y calzó sus botas entre tanto, después de todo era más fácil quitarlas que ponerlas. No es que fuesen excesivamente aparatosas, pero si, en parte sí. Pero oye... ¿y lo bien que le sentaban?
—Por cierto, ¿algún lugar en mente?— Lanzó la pregunta. —Si mal no recuerdo, la última vez que recomendaste un sitio estuvo genial.