4/10/2016, 18:19
Parecía que la kunoichi estaba dispuesta a poner sus fichas en el sitio que había sugerido Mogura, al punto de que no parecía contar con una segunda opción. De alguna forma sentía que tenía la confianza de la muchacha, aunque no hubiese sido algo declarado expresamente.
Vamos para allá, entonces.
Dijo sonriendo ligeramente, buscando con la mirada los ojos rojos de la Sarutobi. No pudo evitar ver entonces como estos se posaban sobre el atuendo parcialmente chamuscado por los eventos ocurridos en el interior de la sala de entrenamiento. Si bien aún podía moverse por sus propios medios y contando aún con todas sus extremidades, no podía decir que había salido ileso del entrenamiento.
Mentiría si dijera que no esperaba llevarme algo como esto de recuerdo...
Contestó observando también las marcas de la quemadura y la parte del pantalón afectada. El entrenamiento que habían tenido demostraba de alguna forma lo mucho que habían avanzado en su camino como ninjas durante aquel año que no se vieron prácticamente.
Duele un poco... pero me hubiese dolido aún más el haber tenido que rendirme o haber tenido que despertarme en el hospital.
Por supuesto su técnica de curación no era mágica, trataba las heridas pero no tenía el poder de regenerar el tejido a una velocidad sobrehumana. Pero sin duda alguna había ayudado a que el chico no tuviese que estar usando un baston en ese instante.
Ha pasado un año desde la última vez que nos vimos, quería ver que tan poderosa era la llama de la Princesa dragón y también quería mostrarle que tan fuerte es el viento del Primogénito del Viento.
Incapaz de mentir y con esa ligera sonrisa en el rostro, sus labios fueron soltando las palabras que marcaban sus intenciones con respecto a lo que deseaba fuese el resultado del entrenamiento. Al finalizar su comentario pudo escucharse un sonido proveniente del ascensor, anunciando la llegada al piso donde se encontraban los genin de Amegakure.
Vamos para allá, entonces.
Dijo sonriendo ligeramente, buscando con la mirada los ojos rojos de la Sarutobi. No pudo evitar ver entonces como estos se posaban sobre el atuendo parcialmente chamuscado por los eventos ocurridos en el interior de la sala de entrenamiento. Si bien aún podía moverse por sus propios medios y contando aún con todas sus extremidades, no podía decir que había salido ileso del entrenamiento.
Mentiría si dijera que no esperaba llevarme algo como esto de recuerdo...
Contestó observando también las marcas de la quemadura y la parte del pantalón afectada. El entrenamiento que habían tenido demostraba de alguna forma lo mucho que habían avanzado en su camino como ninjas durante aquel año que no se vieron prácticamente.
Duele un poco... pero me hubiese dolido aún más el haber tenido que rendirme o haber tenido que despertarme en el hospital.
Por supuesto su técnica de curación no era mágica, trataba las heridas pero no tenía el poder de regenerar el tejido a una velocidad sobrehumana. Pero sin duda alguna había ayudado a que el chico no tuviese que estar usando un baston en ese instante.
Ha pasado un año desde la última vez que nos vimos, quería ver que tan poderosa era la llama de la Princesa dragón y también quería mostrarle que tan fuerte es el viento del Primogénito del Viento.
Incapaz de mentir y con esa ligera sonrisa en el rostro, sus labios fueron soltando las palabras que marcaban sus intenciones con respecto a lo que deseaba fuese el resultado del entrenamiento. Al finalizar su comentario pudo escucharse un sonido proveniente del ascensor, anunciando la llegada al piso donde se encontraban los genin de Amegakure.