7/10/2016, 18:11
Si bien había pasado un año entero desde el tiempo mas largo en que se habían perdido de vista, hacía un par de semanas tuvieron el gusto de poder reencontrarse atendiendo su deber como ninjas y formando un equipo para realizar una misión. Por supuesto que no podían descuidar su labor como soldados de Amegakure, cada cual tendría sus propios asuntos que manejar sumado al hecho de que no había sido un evento cualquiera el que habría marcado el inicio de aquel año.
Con la llegada del ascensor, la kunoichi no dudo en ingresar y apretar botones para poder descender hasta la plata baja y de esa forma poder salir del edificio. Mogura tomaría su correspondiente puesto dentro de la caja metálica y esperaría a que el sistema hiciese lo suyo a la vez que continuaba escuchando atentamente a su compañera.
Tiempo invertido... si, suena mejor.
Contestó con una ligera sonrisa en el rostro a la vez que asentía suavemente con la cabeza. Trataría de colocar su peso en su pierna sana y ayudarse ligeramente con las manos para no perder el equilibrio dentro del ascensor, por el momento podría decirse que su pierna estaría bien pero no había razón para descuidarla.
Oh... me esta usted halagando, Sarutobi-dono... Puede que incluso si hubiese una tercer linea de combate, los médicos buscarían colocarse detrás de ellos...
Comentó con un tono bromista mientras hacia un gesto con su palma, moviendola de izquierda a derecha repetidas veces mientras dejaba escapar una risa y se sumaba a la peliblanca. Para ese entonces el receptáculo metálico ya habría empezado a bajar hasta la planta destinada.
Aunque... si por casualidad las tres lineas de combate fuesen a caer... en ese caso los ninjas médico deberán pasar a la vanguardia.
No era una situación muy complicada de imaginar, si la punta de la lanza dejaba de estar en condiciones de pelear y ya no quedaba nadie más que estuviese dispuesto a cubrir ese puesto, cualquiera que estuviese a la altura de llamarse Ninja médico tendría que ponerse en la cabeza de la formación sin dudarlo dos veces.
Visto desde ese lado... tengo que tratar de estar a la altura de las circunstancias.
Dijo con una sonrisa en el rostro, no era la asociación mas grande del mundo la que tenía con la Sarutobi, ya que eran simplemente dos personas pero aún así se sentía a gusto.
¿Crees poder confiarle tu espalda a este humilde médico?
Preguntó casi devolviendole la pregunta que le había hecho la muchacha cuando se pararon dentro del ascensor juntos al inicio de la jornada. Mogura había invertido todo su tiempo de aquel último año en mayormente dos cosas, mejorar sus habilidades médicas y entrenar su elemento para desarrollar técnicas que le permitiesen asistir a la Sarutobi en el combate.
Con la llegada del ascensor, la kunoichi no dudo en ingresar y apretar botones para poder descender hasta la plata baja y de esa forma poder salir del edificio. Mogura tomaría su correspondiente puesto dentro de la caja metálica y esperaría a que el sistema hiciese lo suyo a la vez que continuaba escuchando atentamente a su compañera.
Tiempo invertido... si, suena mejor.
Contestó con una ligera sonrisa en el rostro a la vez que asentía suavemente con la cabeza. Trataría de colocar su peso en su pierna sana y ayudarse ligeramente con las manos para no perder el equilibrio dentro del ascensor, por el momento podría decirse que su pierna estaría bien pero no había razón para descuidarla.
Oh... me esta usted halagando, Sarutobi-dono... Puede que incluso si hubiese una tercer linea de combate, los médicos buscarían colocarse detrás de ellos...
Comentó con un tono bromista mientras hacia un gesto con su palma, moviendola de izquierda a derecha repetidas veces mientras dejaba escapar una risa y se sumaba a la peliblanca. Para ese entonces el receptáculo metálico ya habría empezado a bajar hasta la planta destinada.
Aunque... si por casualidad las tres lineas de combate fuesen a caer... en ese caso los ninjas médico deberán pasar a la vanguardia.
No era una situación muy complicada de imaginar, si la punta de la lanza dejaba de estar en condiciones de pelear y ya no quedaba nadie más que estuviese dispuesto a cubrir ese puesto, cualquiera que estuviese a la altura de llamarse Ninja médico tendría que ponerse en la cabeza de la formación sin dudarlo dos veces.
Visto desde ese lado... tengo que tratar de estar a la altura de las circunstancias.
Dijo con una sonrisa en el rostro, no era la asociación mas grande del mundo la que tenía con la Sarutobi, ya que eran simplemente dos personas pero aún así se sentía a gusto.
¿Crees poder confiarle tu espalda a este humilde médico?
Preguntó casi devolviendole la pregunta que le había hecho la muchacha cuando se pararon dentro del ascensor juntos al inicio de la jornada. Mogura había invertido todo su tiempo de aquel último año en mayormente dos cosas, mejorar sus habilidades médicas y entrenar su elemento para desarrollar técnicas que le permitiesen asistir a la Sarutobi en el combate.