11/10/2016, 21:28
- ¿Y a qué habéis venido a la playa hoy?
- Pues yo había venido por el extremo calor que tenía en casa, no podía más. Con estas chichas además sudo el doble. – Dijo un poco nervioso. - Y la verdad, pensaba pasar un día tranquilo, que es aparte de durmiendo y comiendo como más me gusta estar. Pero tuvieron que venir los energúmenos estos a molestarnos. A parte de eso, ya me remojé un poco hasta que tú tropezaste conmigo y Nabi emergió de la tierra como un cadáver, aunque eso fue gracioso ahora que lo pienso.
Y acabó con una sonrisa a ambos.
Ahora sí que se le removían un poco las tripas, del hambre más que nada. Había quemado mucha energía haciendo todo lo anterior, definitivamente tenía hambre… ¡La nevera! Mientras Eri acababa con la nariz de Nabi pegó un salto, bueno, más bien rodó por la arena y cogió la nevera portátil. Estaba calentona por el sol, y si quedaba algo frio, estaría más caliente que una calva en verano.
- ¡Un plátano! - Exclamó al ver su interior.
Quedaba un triste plátano, algo machucado por haber tirado la nevera antes, y lejos de tener su color amarillo habitual, era negro y soltaba algo de caldillo por los golpes y la temperatura. ¿Que mas daba? Así que tal y como le peló la piel, se metió medio de un golpe, pues este se deshacía solo de apretarlo debido al estado avanzado de madurez.
- ¡Celebremos la victoria con un helado o un tazón de ramen con pollo! ¡Me pido el pollo! ¡Paga Kaiten! ¡Bieeeeeeeeen!
Algo le paso como un rayo por delante, embadurnándolo en arena, no solo a él, al otro trozo de plátano que le quedaba en la mano… Era poco escrupuloso, eso ya lo sabía. Pero ahora tenía un plátano medio derretido y lleno de arena, como si de una croqueta se tratase.
Con la boca aun llena y arena también por toda la cara miro quien sería el susodicho correcaminos que tuvo que pasar en ese preciso instante levantando aquel arenal por su costado.
"Nabi"
No había poca playa para pasar, no… Tenía que pasar por ahí. Lejos de cabrearse, hinchó un poco los mofletes para hacer sitio, y se metió el siguiente trozo, si, con arena, daba ya daba igual; vaya que fuese a pasar alguien más otra vez por aquel trozo de playa precisamente. Y con la boca bastante llena le dijo a la muchacha y ya última persona que quedaba en la playa junto a él:
- ¿Vahmokz?
- Pues yo había venido por el extremo calor que tenía en casa, no podía más. Con estas chichas además sudo el doble. – Dijo un poco nervioso. - Y la verdad, pensaba pasar un día tranquilo, que es aparte de durmiendo y comiendo como más me gusta estar. Pero tuvieron que venir los energúmenos estos a molestarnos. A parte de eso, ya me remojé un poco hasta que tú tropezaste conmigo y Nabi emergió de la tierra como un cadáver, aunque eso fue gracioso ahora que lo pienso.
Y acabó con una sonrisa a ambos.
Ahora sí que se le removían un poco las tripas, del hambre más que nada. Había quemado mucha energía haciendo todo lo anterior, definitivamente tenía hambre… ¡La nevera! Mientras Eri acababa con la nariz de Nabi pegó un salto, bueno, más bien rodó por la arena y cogió la nevera portátil. Estaba calentona por el sol, y si quedaba algo frio, estaría más caliente que una calva en verano.
- ¡Un plátano! - Exclamó al ver su interior.
Quedaba un triste plátano, algo machucado por haber tirado la nevera antes, y lejos de tener su color amarillo habitual, era negro y soltaba algo de caldillo por los golpes y la temperatura. ¿Que mas daba? Así que tal y como le peló la piel, se metió medio de un golpe, pues este se deshacía solo de apretarlo debido al estado avanzado de madurez.
- ¡Celebremos la victoria con un helado o un tazón de ramen con pollo! ¡Me pido el pollo! ¡Paga Kaiten! ¡Bieeeeeeeeen!
Algo le paso como un rayo por delante, embadurnándolo en arena, no solo a él, al otro trozo de plátano que le quedaba en la mano… Era poco escrupuloso, eso ya lo sabía. Pero ahora tenía un plátano medio derretido y lleno de arena, como si de una croqueta se tratase.
Con la boca aun llena y arena también por toda la cara miro quien sería el susodicho correcaminos que tuvo que pasar en ese preciso instante levantando aquel arenal por su costado.
"Nabi"
No había poca playa para pasar, no… Tenía que pasar por ahí. Lejos de cabrearse, hinchó un poco los mofletes para hacer sitio, y se metió el siguiente trozo, si, con arena, daba ya daba igual; vaya que fuese a pasar alguien más otra vez por aquel trozo de playa precisamente. Y con la boca bastante llena le dijo a la muchacha y ya última persona que quedaba en la playa junto a él:
- ¿Vahmokz?