11/10/2016, 22:44
El cielo, imperturbable, seguía llorando con la misma intensidad, sin parecer importarle lo que sucedía a kilómetros más abajo, donde un Uchiha con la melena suelta se peleaba con los shurikens enredados a su espalda.
Sin embargo, cuando ya estaba a punto de conseguirlo, un chillido potente y agudo llegó hasta sus oídos, helándole la sangre:
—¡¿ASÍ ES COMO PENSABAS DEVOLVERME EL FAVOR?! ¡¡¡COBARDE!!!
Tic. Un pinchazo en el pecho. Del mismo modo en que lo había sentido cuando la había abandonado tras recuperar a Tormenta dos años atrás. De idéntica forma a cuando ella le había recriminado su mofa, un año atrás, en el Gran Torneo de las Tres Aldeas. De hecho, parecía toda una costumbre en la kunoichi, como si solo ella conociese la abertura secreta en su piel de adamantio que conducía hasta su corazón.
—Solo que yo no tengo corazón —se dijo Datsue, mientras rebotaba una y otra vez sobre el lomo de Tormenta—. Lo dejo en casa cada vez que salgo.
Su hermana le apartó la mirada, como decepcionada. Tormenta bajó el ritmo y relinchó, e incluso pareció sacudir la cabeza en señal de negación.
—¿¡Qué!? ¿¡Es qué vosotros también os vais a poner en mi contra!? —preguntó, estridente—. ¡Lo hago por vosotros, chicos! Nada me gustaría más que volver ahí atrás y pagar mi deuda, ¡pero las cosas se han puesto demasiado feas como para que eso sea seguro!
Tormenta relinchó de nuevo.
—Oye, ¡te recuerdo que fuiste tú quién se puso a correr como una loca! —Parecía que esta vez Tormenta no tenía nada que objetar—. Pero se lo recompensaré, os lo prometo. Cumpliré mi promesa y le devolveré el favor. ¡Es más, ya se me está ocurriendo algo! —pese a que la lluvia le golpeaba en la cara, sus ojos se abrieron de par en par, emocionado—. ¡Le salvaré la vida! —rugió, alzando el puño en alto—. Y lo mejor de todo es que ella nunca lo sabrá… ¿Cómo se le llama a eso? Un gesto altruista, ¿no? Ella me estará odiando y repudiando, y mientras tanto yo velaré por su seguridad… ¡como un héroe de los viejos tiempos!
La euforia iluminó el rostro del Uchiha, mientras completaba su huida por estafar un patético plato de comida. Y, pese a que solo era una manera de consolarse, Datsue verdaderamente creía en la idea que se le acababa de ocurrir. Un ingenioso plan, a su parecer, atrevido y peligroso a partes iguales. El problema era que Ayame tenía razón, y el Uchiha era un auténtico cobarde. ¿Se atrevería, pues, a ejecutar su plan?
La próxima vez que se cruzase con un shinobi de Amegakure, lo descubriría…
Sin embargo, cuando ya estaba a punto de conseguirlo, un chillido potente y agudo llegó hasta sus oídos, helándole la sangre:
—¡¿ASÍ ES COMO PENSABAS DEVOLVERME EL FAVOR?! ¡¡¡COBARDE!!!
Tic. Un pinchazo en el pecho. Del mismo modo en que lo había sentido cuando la había abandonado tras recuperar a Tormenta dos años atrás. De idéntica forma a cuando ella le había recriminado su mofa, un año atrás, en el Gran Torneo de las Tres Aldeas. De hecho, parecía toda una costumbre en la kunoichi, como si solo ella conociese la abertura secreta en su piel de adamantio que conducía hasta su corazón.
—Solo que yo no tengo corazón —se dijo Datsue, mientras rebotaba una y otra vez sobre el lomo de Tormenta—. Lo dejo en casa cada vez que salgo.
Su hermana le apartó la mirada, como decepcionada. Tormenta bajó el ritmo y relinchó, e incluso pareció sacudir la cabeza en señal de negación.
—¿¡Qué!? ¿¡Es qué vosotros también os vais a poner en mi contra!? —preguntó, estridente—. ¡Lo hago por vosotros, chicos! Nada me gustaría más que volver ahí atrás y pagar mi deuda, ¡pero las cosas se han puesto demasiado feas como para que eso sea seguro!
Tormenta relinchó de nuevo.
—Oye, ¡te recuerdo que fuiste tú quién se puso a correr como una loca! —Parecía que esta vez Tormenta no tenía nada que objetar—. Pero se lo recompensaré, os lo prometo. Cumpliré mi promesa y le devolveré el favor. ¡Es más, ya se me está ocurriendo algo! —pese a que la lluvia le golpeaba en la cara, sus ojos se abrieron de par en par, emocionado—. ¡Le salvaré la vida! —rugió, alzando el puño en alto—. Y lo mejor de todo es que ella nunca lo sabrá… ¿Cómo se le llama a eso? Un gesto altruista, ¿no? Ella me estará odiando y repudiando, y mientras tanto yo velaré por su seguridad… ¡como un héroe de los viejos tiempos!
La euforia iluminó el rostro del Uchiha, mientras completaba su huida por estafar un patético plato de comida. Y, pese a que solo era una manera de consolarse, Datsue verdaderamente creía en la idea que se le acababa de ocurrir. Un ingenioso plan, a su parecer, atrevido y peligroso a partes iguales. El problema era que Ayame tenía razón, y el Uchiha era un auténtico cobarde. ¿Se atrevería, pues, a ejecutar su plan?
La próxima vez que se cruzase con un shinobi de Amegakure, lo descubriría…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado