13/10/2016, 05:37
Hiciera lo que se hiciera la mujer que Noemi mantenía atrapada entre su propio cuerpo y la vaina de la katana no paraba de retorcerse y luchar por su libertad, incluso en algunos momentos terminó propinándole uno que otro golpe en los costados del torso pero no lo suficientemente fuertes para que la kunoichi le soltase. Está bien que la rubia no está del todo acostumbrada a recibir castigo físico pero quejarse por esos golpes sería demasiado.
Lo bueno era que el propio sacerdote se había ocupado de silenciarla metiéndole un pañuelo en la boca, algo sorprendente considerando la facilidad con la que lo podría escupir pero que va, no decir nada al respecto era lo mejor.
Lo más curioso del caso sin dudas sería la reacción de Datsue al momento en que despertó, por mucho que estuvieron a punto de matarle no se enteró de nada y apenas estaba despertando sin siquiera entender nada de lo que pasaba, es más, a la Senju por lo menos no le sorprendería que el chico dejase libre su imaginación al tener esa escena frente a sus ojos de dos mujeres forcejeando, aunque había que rescatar el daño en el rostro de Emiko que con algo de suerte lograría un efecto contrario al que la rubia se esperaba.
—Bien... —Fue lo único que salió de la boca de la kunoichi que se había tomado su tiempo para pensar algún medio para inmovilizarla, pero tenerla consciente complicaría todo.
Siendo así, la fémina decidió liberar a la asesina con un brusco empujón para tenerla justo delante suyo y poder asestarle un fuerte golpe con la vaina de la katana en la nuca. Con un poco de suerte ese único golpe bastaría para dejarla inconsciente y se libraría de un problema, lo que restaría sería atarla o encerrarla en algún lugar.
—Háganme el favor de buscar algo para atarla. —Pidió Noemi algo fastidiada a sus compañeros.
~Por suerte son temporales... Ir a misiones grandes con gente así no creo que sea buena idea. ~Razonaba la kunoichi mientras en silencio buscaba algo que pudiera servirle, como una cuerda, o tal vez una cortina o unas sábanas, cualquier cosa vendría bien.
Lo bueno era que el propio sacerdote se había ocupado de silenciarla metiéndole un pañuelo en la boca, algo sorprendente considerando la facilidad con la que lo podría escupir pero que va, no decir nada al respecto era lo mejor.
Lo más curioso del caso sin dudas sería la reacción de Datsue al momento en que despertó, por mucho que estuvieron a punto de matarle no se enteró de nada y apenas estaba despertando sin siquiera entender nada de lo que pasaba, es más, a la Senju por lo menos no le sorprendería que el chico dejase libre su imaginación al tener esa escena frente a sus ojos de dos mujeres forcejeando, aunque había que rescatar el daño en el rostro de Emiko que con algo de suerte lograría un efecto contrario al que la rubia se esperaba.
—Bien... —Fue lo único que salió de la boca de la kunoichi que se había tomado su tiempo para pensar algún medio para inmovilizarla, pero tenerla consciente complicaría todo.
Siendo así, la fémina decidió liberar a la asesina con un brusco empujón para tenerla justo delante suyo y poder asestarle un fuerte golpe con la vaina de la katana en la nuca. Con un poco de suerte ese único golpe bastaría para dejarla inconsciente y se libraría de un problema, lo que restaría sería atarla o encerrarla en algún lugar.
—Háganme el favor de buscar algo para atarla. —Pidió Noemi algo fastidiada a sus compañeros.
~Por suerte son temporales... Ir a misiones grandes con gente así no creo que sea buena idea. ~Razonaba la kunoichi mientras en silencio buscaba algo que pudiera servirle, como una cuerda, o tal vez una cortina o unas sábanas, cualquier cosa vendría bien.