13/10/2016, 20:55
—¿Está usted segura de que no hay ninguna habitación desocupada? Quizás alguna reservada pero que los ocupantes aún no hayan venido. Ya sabe, aunque sea solo por hoy. Que estoy dispuesto a pagar un poquito más si es necesario—
—Bueno... Si pones tres billetes mas como ese estoy dispuesta a darte una de las camas que a comprado mudito...
"¿COMO?" ¿Que clase de trato al cliente es ese? Yo he pedido las dos camas
El joven de amegakure se apresuro a escribir en su nuevo cuaderno, justo debajo de donde pedía las dos camas. Aunque lo que mas le molesto no fue aquel tipo de corrupción, sino que se refiriese a el como "mudito". No solo lo estaba llamando mudo, si no que ademas lo estaba tratando como a un niño pequeño.
—¿Que quieres? no me pagan lo suficiente en este trabajo, ese dinero extra me vendría muy bien, tampoco es que puedas quejarte ¿sabes? si lo haces puedo darle las dos camas a él, así que mejor estate calladito, o bueno, que dejes de escribirme, vaya, lo que quiera que hagáis lo mudos, y en fin... no puedes usar dos camas a la vez, así que... ¿que mas te da?
Pero a Reiji si que le importaba. No quería compartir la habitación con el chico raro aquel que le había molestado por ser mudo. Pero mucho menos quería pasar la noche en un lugar con una mujer como aquella. El problema era que, a esa hora ya iba a ser, no solo peligroso, si no difícil encontrar otro sitio para dormir, así que lo único que podía hacer era tragar, y rezarle a todos los dioses para que el muchacho de takigakure no llevase mas dinero encima.
—Bueno... Si pones tres billetes mas como ese estoy dispuesta a darte una de las camas que a comprado mudito...
"¿COMO?" ¿Que clase de trato al cliente es ese? Yo he pedido las dos camas
El joven de amegakure se apresuro a escribir en su nuevo cuaderno, justo debajo de donde pedía las dos camas. Aunque lo que mas le molesto no fue aquel tipo de corrupción, sino que se refiriese a el como "mudito". No solo lo estaba llamando mudo, si no que ademas lo estaba tratando como a un niño pequeño.
—¿Que quieres? no me pagan lo suficiente en este trabajo, ese dinero extra me vendría muy bien, tampoco es que puedas quejarte ¿sabes? si lo haces puedo darle las dos camas a él, así que mejor estate calladito, o bueno, que dejes de escribirme, vaya, lo que quiera que hagáis lo mudos, y en fin... no puedes usar dos camas a la vez, así que... ¿que mas te da?
Pero a Reiji si que le importaba. No quería compartir la habitación con el chico raro aquel que le había molestado por ser mudo. Pero mucho menos quería pasar la noche en un lugar con una mujer como aquella. El problema era que, a esa hora ya iba a ser, no solo peligroso, si no difícil encontrar otro sitio para dormir, así que lo único que podía hacer era tragar, y rezarle a todos los dioses para que el muchacho de takigakure no llevase mas dinero encima.