16/10/2016, 16:13
— Eri-chan, en nuestras aldeas claro que hay genios. En algunas circunstancias pueden parecer a primera vista mejores que nostros. Pero entre tu y yo, yo me he dado cuenta de que perteneces a otra categoría Eri-chan. Y no está precisamente por debajo de "esos genios" que tu dices. Solo tienes que liberarte de tantos pensamientos negativos, debes ser libre, despeja tu mente.
— Vaya... Es, muy profundo eso que has dicho, Yoshi-san. — Puntualizó mirándole con ojos sorprendidos. — Si insistes tanto, creo que tendré que hacerte caso, o al menos intentarlo. — Alegó, medio en broma medio en serio, para intentar no llegar a ser muy seria.
Sonrió cuando notó que Yoshimitsu se añadió a su paseo, alegando que bien le apetecía uno, al igual que a su pequeño ratoncito de tinta que no pasó desapercibido por Eri, ya que cuando miró de reojo al de Takigakure, el animal se había puesto a dos patas mientras se movía de forma bastante graciosa.
''Esto es... Muy agradable...''
Hacía demasiado tiempo que no salía de su hogar, había que puntualizar, claro, que un señor de una risa bastante escalofriante estaba suelto por ahí y que en un país que ahora no acababa de recordar había ocurrido algo terrible. Si, no se acordaba, y eso hacía que se maldijera por dentro, pero por otro lado, esa paz que los acompañaba junto a las tres aldeas en armonía hacía que Eri sintiese miedo y alivio a partes iguales.
De su ensimismamiento salió de forma repentina al escuchar como Yoshi intentaba volver a entablar conversación con ella.
— Bueno...ejem...entonces Eri-chan que te gusta hacer...¿En tu tiempo libre?
La de cabellos azulados reprimió una risa, aunque se sintió un poco mal por haber estado ausente durante el tiempo que habían caminado. Tomó aire antes de hablar y mientras miraba a los árboles que les rodeaban sin entrar en el gran cráter que antes había sido la hoja, habló:
— Bueno... La verdad es que suelo entrenar bastante, y si no estoy entrenando, suelo ir al hospital de Uzushio a ayudar. — Comenzó a explicar. — Ya sabes, cuatro manos son mejor que dos... ¿No? — Preguntó, aunque le sonó algo estúpido. — Sin embargo, en mi tiempo libre adoro ayudar a mi vecina, aunque a veces se ponga insoportable. ¡Me hace vestir vestidos muy extraños y exhibirlos por toda la aldea! O me manda a buscar ingredientes... — Hinchó su moflete izquierdo al recordar como la última vez que salió con un vestido amarillo pollo una voz estridente chilló algo como ''y no te olvides de comprar huevos''. Todo un show, sin lugar a dudas.
— También me gusta salir a dar paseos, y tomar batidos, me gusta el de chocolate blanco... ¡Ah! Y tengo un diario... Pero eso no es muy interesante.
Suspiró mientras miraba a Yoshimitsu de reojo, intentando saber qué reacción tenía de lo que estaba contando.
— ¿Y tú, Yoshi-san? No me digas que solo dibujas en tus ratos libres...
— Vaya... Es, muy profundo eso que has dicho, Yoshi-san. — Puntualizó mirándole con ojos sorprendidos. — Si insistes tanto, creo que tendré que hacerte caso, o al menos intentarlo. — Alegó, medio en broma medio en serio, para intentar no llegar a ser muy seria.
Sonrió cuando notó que Yoshimitsu se añadió a su paseo, alegando que bien le apetecía uno, al igual que a su pequeño ratoncito de tinta que no pasó desapercibido por Eri, ya que cuando miró de reojo al de Takigakure, el animal se había puesto a dos patas mientras se movía de forma bastante graciosa.
''Esto es... Muy agradable...''
Hacía demasiado tiempo que no salía de su hogar, había que puntualizar, claro, que un señor de una risa bastante escalofriante estaba suelto por ahí y que en un país que ahora no acababa de recordar había ocurrido algo terrible. Si, no se acordaba, y eso hacía que se maldijera por dentro, pero por otro lado, esa paz que los acompañaba junto a las tres aldeas en armonía hacía que Eri sintiese miedo y alivio a partes iguales.
De su ensimismamiento salió de forma repentina al escuchar como Yoshi intentaba volver a entablar conversación con ella.
— Bueno...ejem...entonces Eri-chan que te gusta hacer...¿En tu tiempo libre?
La de cabellos azulados reprimió una risa, aunque se sintió un poco mal por haber estado ausente durante el tiempo que habían caminado. Tomó aire antes de hablar y mientras miraba a los árboles que les rodeaban sin entrar en el gran cráter que antes había sido la hoja, habló:
— Bueno... La verdad es que suelo entrenar bastante, y si no estoy entrenando, suelo ir al hospital de Uzushio a ayudar. — Comenzó a explicar. — Ya sabes, cuatro manos son mejor que dos... ¿No? — Preguntó, aunque le sonó algo estúpido. — Sin embargo, en mi tiempo libre adoro ayudar a mi vecina, aunque a veces se ponga insoportable. ¡Me hace vestir vestidos muy extraños y exhibirlos por toda la aldea! O me manda a buscar ingredientes... — Hinchó su moflete izquierdo al recordar como la última vez que salió con un vestido amarillo pollo una voz estridente chilló algo como ''y no te olvides de comprar huevos''. Todo un show, sin lugar a dudas.
— También me gusta salir a dar paseos, y tomar batidos, me gusta el de chocolate blanco... ¡Ah! Y tengo un diario... Pero eso no es muy interesante.
Suspiró mientras miraba a Yoshimitsu de reojo, intentando saber qué reacción tenía de lo que estaba contando.
— ¿Y tú, Yoshi-san? No me digas que solo dibujas en tus ratos libres...