27/05/2015, 21:08
El padre comenzó a hablar como quien da inicio a una nueva era. El orgullo y la pasión desbordaba sus palabras, aunque ninguno de los hermanos podía creerse ni una sola palabra. Aún así era su deber escuchar atentamente sin interrumpir, pues era prioritario mantener las apariencias mientras se convertían en hombres fuertes y capaces para reclamar una respuesta por lo que Seiyo había hecho.
De todas formas, el hombre calló de pronto para que el verdadero protagonista asumiera su rol. Se trataba de un hombre desconocido que vestía la bandana de Uzushiogakure, la cual sostenía su larga y dorada cabellera; quien no tardó demasiado en comenzar su relato introductorio para lo que sería la prueba. Kota sabía que se trataba de un método cuanto menos diferente a lo conocido, no estarían dentro de una academia ni acompañados con los demás partícipes del examen de la temporada, lo que hacía la situación, quizás, un reto mayor que el común. ¿Pero por qué?... ¿sería debido al apellido que debían cargar sobre su hombro?...
No estaba seguro, pero tenía cierta intuición que se trataba de ello.
El mellizo de cabellos blancos miró a su hermano en cuanto el examinador culminó su pequeño discurso. Aunque no lo veía a él per se, sino al medallón que colgaba sobre el cuello de su pariente. Esa era la clave, era el método; era la respuesta. Así que se movilizó hasta el centro de aquella arena improvisada y atendió a las normas que el hombre había dispuesto anteriormente, aunque su concentración ya estaba puesta en Yota.
¿Pensarían ambos lo mismo?... ¿trabajarían en equipo para dar una buena demostración o tomarían el camino de la individualidad para dar una mejor impresión?...
Por suerte, de eso sí que estaba seguro. Eran hermanos, tan unidos como la comunión de yin y el yang.
De todas formas, el hombre calló de pronto para que el verdadero protagonista asumiera su rol. Se trataba de un hombre desconocido que vestía la bandana de Uzushiogakure, la cual sostenía su larga y dorada cabellera; quien no tardó demasiado en comenzar su relato introductorio para lo que sería la prueba. Kota sabía que se trataba de un método cuanto menos diferente a lo conocido, no estarían dentro de una academia ni acompañados con los demás partícipes del examen de la temporada, lo que hacía la situación, quizás, un reto mayor que el común. ¿Pero por qué?... ¿sería debido al apellido que debían cargar sobre su hombro?...
No estaba seguro, pero tenía cierta intuición que se trataba de ello.
El mellizo de cabellos blancos miró a su hermano en cuanto el examinador culminó su pequeño discurso. Aunque no lo veía a él per se, sino al medallón que colgaba sobre el cuello de su pariente. Esa era la clave, era el método; era la respuesta. Así que se movilizó hasta el centro de aquella arena improvisada y atendió a las normas que el hombre había dispuesto anteriormente, aunque su concentración ya estaba puesta en Yota.
¿Pensarían ambos lo mismo?... ¿trabajarían en equipo para dar una buena demostración o tomarían el camino de la individualidad para dar una mejor impresión?...
Por suerte, de eso sí que estaba seguro. Eran hermanos, tan unidos como la comunión de yin y el yang.