21/10/2016, 00:30
Al chico pareció sorprenderle el apelativo que la Sarutobi se había puesto a sí misma, después de todo, parecía tenerla en una gran estima. Repitió las palabras de la chica, algo confuso quizás, para no mucho después reafirmar su decisión de apoyar a la Sarutobi en todo aquello que ella quisiera hacer. Depositaría su vida en las manos de la chica, sin dudar un solo segundo. Así mismo, añadió que su objetivo era prender fuego cualquier cosa, la acompañaría para evitar que ella misma se prendiese fuego. La verdad, ésto último no sonaba tan disparatado, no después de haber visto la ingente cantidad de fuego que podía escupir.
No hacía falta que dijese lo que pensaba, estaba mas que claro, y así mismo lo reflejaba en su sincera sonrisa. De pronto, el movimiento del recinto metálico se detuvo, y el sonido de nuevo resaltó entre el leve silencio. Al fin habían legado a la planta baja. Mogura fue el primero en moverse, pero algo llamó la atención de la peliblanca. El joven apoyó la pierna, y no pudo evitar un leve quejido. Definitivamente, no andaba del todo bien. Pensar en ir a tomar un café dejando de lado la verdad le parecía cuanto menos egoísta. Pero sin duda, él no aceptaría ayuda de otro médico, y mucho menos destrozar los planes que recién habían hecho. Tampoco lo culpaba, se estaba cómodo en compañía.
—Ehhhh! Acabo de acordarme de un sitio mucho mejor para tomar un café. Tú sígueme, ¿vale? —Inquirió la chica, haciendo como que pasaba de lo recién sucedido. —Por cierto... ¿Necesitas ayuda para caminar?
Antes de comenzar a caminar, se adelantó a preguntar si podía hacerlo bien. Después de todo, no quedaría del todo bien si no hacía como que le importaba. No se tragaría su media verdad ni por asomo. ¿Por qué media verdad? Porque claramente sabía que en el lugar había una cafetería espléndida, aunque no pretendía llevarlo a una cafetería común.
Para cuando Mogura aceptase ayuda, o no, para continuar la marcha, la chica tomaría rumbo a un lugar que posiblemente el chico conociese bien. ¿Dónde mejor que en un hospital para entrenar las dotes médicas? Pero obviamente, no pensaba dar dato alguno sobre la cafetería donde irían. Tampoco había mencionado nada acerca de que tomarían el café después de una cura propiamente hecha. Definitivamente, por mucho que el chico insistía en que estaba bien, no le dejaría hacerse el machote. Iba a curarse esas quemaduras, si o si.
No hacía falta que dijese lo que pensaba, estaba mas que claro, y así mismo lo reflejaba en su sincera sonrisa. De pronto, el movimiento del recinto metálico se detuvo, y el sonido de nuevo resaltó entre el leve silencio. Al fin habían legado a la planta baja. Mogura fue el primero en moverse, pero algo llamó la atención de la peliblanca. El joven apoyó la pierna, y no pudo evitar un leve quejido. Definitivamente, no andaba del todo bien. Pensar en ir a tomar un café dejando de lado la verdad le parecía cuanto menos egoísta. Pero sin duda, él no aceptaría ayuda de otro médico, y mucho menos destrozar los planes que recién habían hecho. Tampoco lo culpaba, se estaba cómodo en compañía.
—Ehhhh! Acabo de acordarme de un sitio mucho mejor para tomar un café. Tú sígueme, ¿vale? —Inquirió la chica, haciendo como que pasaba de lo recién sucedido. —Por cierto... ¿Necesitas ayuda para caminar?
Antes de comenzar a caminar, se adelantó a preguntar si podía hacerlo bien. Después de todo, no quedaría del todo bien si no hacía como que le importaba. No se tragaría su media verdad ni por asomo. ¿Por qué media verdad? Porque claramente sabía que en el lugar había una cafetería espléndida, aunque no pretendía llevarlo a una cafetería común.
Para cuando Mogura aceptase ayuda, o no, para continuar la marcha, la chica tomaría rumbo a un lugar que posiblemente el chico conociese bien. ¿Dónde mejor que en un hospital para entrenar las dotes médicas? Pero obviamente, no pensaba dar dato alguno sobre la cafetería donde irían. Tampoco había mencionado nada acerca de que tomarían el café después de una cura propiamente hecha. Definitivamente, por mucho que el chico insistía en que estaba bien, no le dejaría hacerse el machote. Iba a curarse esas quemaduras, si o si.