21/10/2016, 12:36
— Hace tiempo escuché que los ninjas médicos no solo eran buenos sanando heridas, sino que también eran duros en combate.
— Pero solo si has obtenido una habilidad llamada Byakugo no Inn... Sino, te quedas en la retaguardia. — Explicó poniendo su dedo índice de la mano derecha en alto, como recitando un manual. — Así que... De momento me quedo atrás. — Alegó de forma agridulce.
— Te cuento que si lo quiero. Pero es más como una relación de amor odio. Tendrá como tropecientos mil años, parece una pasa calva viviente, pero si lo mosqueas, te da unas hostias como panes ¡Jajaja!
— Mejor no hacerle enfadar... Shiona-sama tendrá lo menos doscientos años y puede acabar con mi villa entera seguramente, ¡no hay que subestimar a los mayores, que son muy sabios! — Mencionó, y acto seguido, añadió: — Esto no quiere decir que no guarde respeto a mi Kage, me refiero... Ay, ¡es la mejor y nos protege, cuida de la villa como si fuese nuestra madre!
''La tengo mucho respeto...''.
Después de la pequeña explicación sobre la pérdida de su familia y su vecina, Yoshi cambió su semblante a uno más relajado. ¿Se estaba preocupando por ella aún siendo una total desconocida? Eso era un detalle, sin lugar a dudas. Le sonrió mientras él hablaba, continuando la conversación.
— Me alegro mucho que tu vecina y tu os llevéis tan bien.
— Seguro que no tanto como tu abuelo y tú.
El rumbo de la conversación se dejó llevar hasta el territorio del artista, ya que quiso enseñar a Eri algo que todavía no había salido de todos sus trucos bajo sus mangas; alegando que era más complejo y más chulo que su pequeño ratoncito de tinta que reposaba sobre su hombro.
—Ninpou, Chōjū Giga: Shishi
Cuando retiró el papel del lienzo, un animal majestuoso salió del papel, haciéndose más y más grande conforme su cuerpo se dejaba ver. Un león, sin dudas, el rey de los animales; y vaya si tenían razón.
— ¿Qué te parece? ¡Jaja!
Eri enmudeció, incluso cayó al suelo de lo impotente que era aquel animal de tinta. ¡No había visto algo así en su vida! Con los ojos abiertos de par en par, solo atinó a decir:
— Es magnífico, Yoshi-san...
— Pero solo si has obtenido una habilidad llamada Byakugo no Inn... Sino, te quedas en la retaguardia. — Explicó poniendo su dedo índice de la mano derecha en alto, como recitando un manual. — Así que... De momento me quedo atrás. — Alegó de forma agridulce.
— Te cuento que si lo quiero. Pero es más como una relación de amor odio. Tendrá como tropecientos mil años, parece una pasa calva viviente, pero si lo mosqueas, te da unas hostias como panes ¡Jajaja!
— Mejor no hacerle enfadar... Shiona-sama tendrá lo menos doscientos años y puede acabar con mi villa entera seguramente, ¡no hay que subestimar a los mayores, que son muy sabios! — Mencionó, y acto seguido, añadió: — Esto no quiere decir que no guarde respeto a mi Kage, me refiero... Ay, ¡es la mejor y nos protege, cuida de la villa como si fuese nuestra madre!
''La tengo mucho respeto...''.
Después de la pequeña explicación sobre la pérdida de su familia y su vecina, Yoshi cambió su semblante a uno más relajado. ¿Se estaba preocupando por ella aún siendo una total desconocida? Eso era un detalle, sin lugar a dudas. Le sonrió mientras él hablaba, continuando la conversación.
— Me alegro mucho que tu vecina y tu os llevéis tan bien.
— Seguro que no tanto como tu abuelo y tú.
El rumbo de la conversación se dejó llevar hasta el territorio del artista, ya que quiso enseñar a Eri algo que todavía no había salido de todos sus trucos bajo sus mangas; alegando que era más complejo y más chulo que su pequeño ratoncito de tinta que reposaba sobre su hombro.
—Ninpou, Chōjū Giga: Shishi
Cuando retiró el papel del lienzo, un animal majestuoso salió del papel, haciéndose más y más grande conforme su cuerpo se dejaba ver. Un león, sin dudas, el rey de los animales; y vaya si tenían razón.
— ¿Qué te parece? ¡Jaja!
Eri enmudeció, incluso cayó al suelo de lo impotente que era aquel animal de tinta. ¡No había visto algo así en su vida! Con los ojos abiertos de par en par, solo atinó a decir:
— Es magnífico, Yoshi-san...