28/05/2015, 15:58
Juro observó la negación de Kota, y con algo de duda, decidió seguirle. Este repentinamente parecía haber perdido totalmente la capacidad de hablar, ya que prosiguió el camino en silencio. Aun así, le indicaba que le siguiese, así que supuso que querría seguir así por alguna razón.
"Que soso..."
Resignado, siguió hasta ver como se detenía. Entabló conversación con una anciana. Bueno, simplemente le pregunto por el lugar que buscaban. Afortundamente, las indicaciones eran decentes. Ya de paso, Kota le compró una zanahoria, ya que parecía vender ese tipo de cosas. Juro prefirió pasar, no tenía demasiada hambre.
Después de otros cinco minutos de completo silencio, llegaron por fin a la ansiada biblioteca. Se notaba su antigüedad. En las bibliotecas se suponía que estaba prohibido cualquier tipo de habla, aunque muchos no cumplían esa regla. Pensándolo bien, con lo que habían estado hablando en la calle, seguramente no habría problemas con ello...
Una vez dentro, pudo ver al recepcionista, con aire formal, en su lugar. Había multitud de libros y estatuas, no era la primera vez que estaba por ahí, eso no fue lo que le sorprendió. No había nada nuevo, aunque no recordaba muy bien al encargado. Hacía mucho que no iba, el entrenamiento con su hermana le dejaba demasiado cansado siempre.
Ambos genins se sentaron en la mesa del fondo, para que el tio no les viese, era obvio que a Kota no le gustaba. Él mismo lo acabó por confirmar.
— Si...parece uno de esos encargados amargados que lo pagan con los demás — comentó, entre susurros, para que solo le escuchase Kota. Esperaba que estando en la mesa del fondo no lo oyese nadie... — ¿Que vas a hacer? Parece el único que hay ahí, y tendrás que darle los libros...
Él mismo suponía que no tenía mucha opción. No le parecía muy lógico volver a cargar otra vez con el pesado bolso de libros y enfrentar a su madre solo porque el encargado no tenía buena pinta.
— Estoy seguro de que no nos dejara ni sacar un libro de tu bolsa sin su consentimiento — susurró, con cierto tono de desdén, burlándose de la presencia que parecía imponer.
"Que soso..."
Resignado, siguió hasta ver como se detenía. Entabló conversación con una anciana. Bueno, simplemente le pregunto por el lugar que buscaban. Afortundamente, las indicaciones eran decentes. Ya de paso, Kota le compró una zanahoria, ya que parecía vender ese tipo de cosas. Juro prefirió pasar, no tenía demasiada hambre.
Después de otros cinco minutos de completo silencio, llegaron por fin a la ansiada biblioteca. Se notaba su antigüedad. En las bibliotecas se suponía que estaba prohibido cualquier tipo de habla, aunque muchos no cumplían esa regla. Pensándolo bien, con lo que habían estado hablando en la calle, seguramente no habría problemas con ello...
Una vez dentro, pudo ver al recepcionista, con aire formal, en su lugar. Había multitud de libros y estatuas, no era la primera vez que estaba por ahí, eso no fue lo que le sorprendió. No había nada nuevo, aunque no recordaba muy bien al encargado. Hacía mucho que no iba, el entrenamiento con su hermana le dejaba demasiado cansado siempre.
Ambos genins se sentaron en la mesa del fondo, para que el tio no les viese, era obvio que a Kota no le gustaba. Él mismo lo acabó por confirmar.
— Si...parece uno de esos encargados amargados que lo pagan con los demás — comentó, entre susurros, para que solo le escuchase Kota. Esperaba que estando en la mesa del fondo no lo oyese nadie... — ¿Que vas a hacer? Parece el único que hay ahí, y tendrás que darle los libros...
Él mismo suponía que no tenía mucha opción. No le parecía muy lógico volver a cargar otra vez con el pesado bolso de libros y enfrentar a su madre solo porque el encargado no tenía buena pinta.
— Estoy seguro de que no nos dejara ni sacar un libro de tu bolsa sin su consentimiento — susurró, con cierto tono de desdén, burlándose de la presencia que parecía imponer.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60