23/10/2016, 15:55
Eri miró con recelo al chico que tenía al lado, que, tan ancho y tan pancho, se había presentado allí como si fuese su casa. Dejó escapar un suspiro a la vez que el albino que acompañaba a Ayame suspiraba, y se sintió un poco mal, ya que ellos no se habían terminado de presentar como era debido.
Por suerte, Ayame se adelantó sin mostrar signos de enfado.
—¡Igualmente! — Empezó la de Amegakure, haciendo una reverencia. Eri se sintió un poco extraña, no era nadie importante como para que la saludasen de aquella manera. — Yo soy Aotsuki Ayame, y él es Kōri, mi hermano mayor.
— Yo soy Mizumi Eri, y mi acompañante es Daichi Ryu. — Imitando a Ayame, dejó caer la mitad superior de su cuerpo hacia delante, mientras que su acompañante levantaba la mano de forma amigable, saludándoles.
La kunoichi, por su parte, volvió a suspirar ante el comportamiento del castaño, y cuando levantó la mirada para volver a mirar hacia donde se encontraban tanto Ayame como su hermano, se topó con la mirada gélida del mayor. Un escalofrío recorrió de nuevo su cuerpo de arriba a abajo y desvió la mirada rápidamente, cohibida.
Fue Ayame quien habló de nuevo, contestándola a ella y sacándola de sus pensamientos.
—Sí... después de todo lo que pasó en ese dichoso torneo... — La de cabellos azules tragó grueso, el Torneo, aquel baño de sangre, el Ichibi, la resurrección de todos los shinobi... Cosas que nadie podría olvidar. Negó con la cabeza para disipar sus pensamientos cuando escuchó ahora a la de ojos café referirse a Ryu. — ¿Tú también eres su hermano?
''¿Eh? ¿Él? ¿Mi hermano? ¿De dónde saca el parecido?''
Sus pensamientos hicieron que la joven frunciese el ceño y mirase a su compañero de forma extraña. No, no podía encontrar algún parecido entre ellos aunque lo intentase fuertemente; mientras que el de ojos azules, por su parte, curvaba sus labios formando una sonrisa.
''¿Qué le hace tanta gracia?''
Sin embargo, antes de que ninguno de los dos pudiese responder ante la pregunta, el hermano de la de cabellos oscuros asestó un golpe a la muchacha. Eri se sorprendió ante la reacción del que compartía sangre con Ayame, alterada por su comportamiento, pero no quiso decir nada, ya que eran asuntos que no le deberían importar.
Aunque se moría por preguntar a al kunoichi de la lluvia si estaba bien.
—No seas descortés, Ayame — El que poseía el nombre de Kōri habló, y Eri tiritó al escuchar su voz. — Disculpad los modales de mi hermana. A veces no se da cuenta de que abre demasiado la boca.
''Soy yo o... ¿Hace más frío aquí?''
Se llevó una de sus manos al brazo contrario, agarrando su túnica para subir un poco su temperatura corporal. Observó más detenidamente al hermano de Ayame y no lograba comprender como ella era tan risueña y él tan... Frío como un témpano. Ryu, por su parte, seguía con la sonrisa pintada en su cara.
— ¡No pasa nada! Ahora somos algo así como amigos, ¿no? — Alegó moviendo las manos para restarle importancia. — Y no, pequeña Ayame, no somos hermanos, ¡yo soy su protector!
Se llevó un pellizco en el brazo por parte de la menor mientras lo miraba con enfado. ''¡Ya volvemos con eso!'' Ryu le devolvió la mirada, desafiándola, haciendo que la pequeña desviase sus ojos verdosos y reposase su cabeza sobre su mano izquierda, pasándola por toda su cara para añadir:
— La historia es muy larga... — Intentó zanjar la de cabellos celestes, más no sabía si debía hablar sobre ese tema o no.
Por suerte, Ayame se adelantó sin mostrar signos de enfado.
—¡Igualmente! — Empezó la de Amegakure, haciendo una reverencia. Eri se sintió un poco extraña, no era nadie importante como para que la saludasen de aquella manera. — Yo soy Aotsuki Ayame, y él es Kōri, mi hermano mayor.
— Yo soy Mizumi Eri, y mi acompañante es Daichi Ryu. — Imitando a Ayame, dejó caer la mitad superior de su cuerpo hacia delante, mientras que su acompañante levantaba la mano de forma amigable, saludándoles.
La kunoichi, por su parte, volvió a suspirar ante el comportamiento del castaño, y cuando levantó la mirada para volver a mirar hacia donde se encontraban tanto Ayame como su hermano, se topó con la mirada gélida del mayor. Un escalofrío recorrió de nuevo su cuerpo de arriba a abajo y desvió la mirada rápidamente, cohibida.
Fue Ayame quien habló de nuevo, contestándola a ella y sacándola de sus pensamientos.
—Sí... después de todo lo que pasó en ese dichoso torneo... — La de cabellos azules tragó grueso, el Torneo, aquel baño de sangre, el Ichibi, la resurrección de todos los shinobi... Cosas que nadie podría olvidar. Negó con la cabeza para disipar sus pensamientos cuando escuchó ahora a la de ojos café referirse a Ryu. — ¿Tú también eres su hermano?
''¿Eh? ¿Él? ¿Mi hermano? ¿De dónde saca el parecido?''
Sus pensamientos hicieron que la joven frunciese el ceño y mirase a su compañero de forma extraña. No, no podía encontrar algún parecido entre ellos aunque lo intentase fuertemente; mientras que el de ojos azules, por su parte, curvaba sus labios formando una sonrisa.
''¿Qué le hace tanta gracia?''
Sin embargo, antes de que ninguno de los dos pudiese responder ante la pregunta, el hermano de la de cabellos oscuros asestó un golpe a la muchacha. Eri se sorprendió ante la reacción del que compartía sangre con Ayame, alterada por su comportamiento, pero no quiso decir nada, ya que eran asuntos que no le deberían importar.
Aunque se moría por preguntar a al kunoichi de la lluvia si estaba bien.
—No seas descortés, Ayame — El que poseía el nombre de Kōri habló, y Eri tiritó al escuchar su voz. — Disculpad los modales de mi hermana. A veces no se da cuenta de que abre demasiado la boca.
''Soy yo o... ¿Hace más frío aquí?''
Se llevó una de sus manos al brazo contrario, agarrando su túnica para subir un poco su temperatura corporal. Observó más detenidamente al hermano de Ayame y no lograba comprender como ella era tan risueña y él tan... Frío como un témpano. Ryu, por su parte, seguía con la sonrisa pintada en su cara.
— ¡No pasa nada! Ahora somos algo así como amigos, ¿no? — Alegó moviendo las manos para restarle importancia. — Y no, pequeña Ayame, no somos hermanos, ¡yo soy su protector!
Se llevó un pellizco en el brazo por parte de la menor mientras lo miraba con enfado. ''¡Ya volvemos con eso!'' Ryu le devolvió la mirada, desafiándola, haciendo que la pequeña desviase sus ojos verdosos y reposase su cabeza sobre su mano izquierda, pasándola por toda su cara para añadir:
— La historia es muy larga... — Intentó zanjar la de cabellos celestes, más no sabía si debía hablar sobre ese tema o no.