24/10/2016, 10:31
— Pero solo si has obtenido una habilidad llamada Byakugo no Inn... Sino, te quedas en la retaguardia. Así que... De momento me quedo atrás. — Escuché con interés, no todos los días se aprendía algo nuevo...
-Ya veo...ya veo Me froté la barbilla pensativo, intentando tratar de averiguar por mi cuenta que era exactamente Byakugo no Inn...
Trataré de buscar información sobre ello cuando regrese a Takigakure. Tengo verdadera curiosidad...
Intenté bromear con el semblante de mi abuelo, pero no obtuve el resultado esperado. Eri me habló de la Uzukage Shiona-sama. Cierto era que mi abuelo era poderoso y una figura muy importante para Takigakure no sato, sim embargo por encima de todo siempre sería mi abuelo. Lo podría ver como a un superior, pero me sería la mar de complejo guardar una extricta etiqueta con él.
— Mejor no hacerle enfadar... Shiona-sama tendrá lo menos doscientos años y puede acabar con mi villa entera seguramente, ¡no hay que subestimar a los mayores, que son muy sabios! —
-Estoy de acuerdo contigo, mejor no hacer enfadar a los mayores, sobre todo por cosas triviales. Y madre mía ahora que hablas de tu Kage, he leído hazañas increíbles de Shiona-sama. Los Kages tienen un poder impresionante...eso si, Yubiwa-sama es más joven. Aseguré sin entrar en debates de cual era el Kage más fuerte ni nada por el estilo, sería una discusión absurda.
— Esto no quiere decir que no guarde respeto a mi Kage, me refiero... Ay, ¡es la mejor y nos protege, cuida de la villa como si fuese nuestra madre!
El aprecio que tenía Eri por Shiona-sama era muy similar al que yo le procesaba a Yubiwa-sama, tenía ganas de hacerme más fuerte para tener la oportunidad de relacionarme más con él, pero debía tener paciencia, con mi nueva autodeterminación sabía que conseguiría mis objetivos más pronto que tarde.
-Yo pienso igual de Yubiwa-sama, supongo que por esas cosas llegan los Kages a ser nombrados como tal. Dije convencido. -Ser Kage no es cuestión de ser el más fuerte de la villa, sino tener una profunda conexión con tu pueblo, con tu gente.
Así diciéndolo tal cual, podría resultar sencillo. Pero si uno se paraba a pensarlo fríamente...¿Cómo hacer para ser tan querido? Era sin duda una buena pregunta que ni yo mismo era capaz de auto responder.
Estaba contento de nuevo, parecía que la conversación se había desviado lo suficiente y ya se le había pasado a Eri aquella tristeza al recordar que nunca tuvo la oportunidad de conocer a sus padres. No dijo a nada de que si murieron o no. Pero invitaría a mi suerte que se marchara con ella para que algún día pudiera reencontrarse con ellos, que estuvieran bien en algún lugar y Eri pudiera tener una felicidad plena. Me resultaba tan agradable que deseaba eso.
De todos modos, para asegurarme, decidí hacer otra demostración de mi especialidad. A fin de cuentas mis leones de tinta eran más vistosos que mis ratoncillos.
-¿¡Estás bien!? Dije preocupado en el mismo momento que cayo al suelo.
¡Cáspita! Si que debe haberla impresionado si... Me acerqué para ayudarla a incorporarse, facilitándole nuevamente mi brazo.
—Es magnífico, Yoshi-san...
Al oír aquello, mi ego no pudo hacer más que hinchar el buche, rebosante de satisfacción. Yoshimitsu no era el típico chaval que estuviera acostumbrado a escuchar cumplidos, por lo menos no hacía su persona.
-¿De veras lo piensas?...Que cosas dices Eri-chan...hehe D¡je mientras me llevaba la mano a la nuca, ese típico nerviosismo que le entra a uno cuando escucha cosas buenas de uno mismo.
-¿Pues sabes que? Se puede montar y va super rápido. Además de ser todoterreno. Quizás por su culpa me haya hecho tan cómodo. Confesé bromista.
-Ya veo...ya veo Me froté la barbilla pensativo, intentando tratar de averiguar por mi cuenta que era exactamente Byakugo no Inn...
Trataré de buscar información sobre ello cuando regrese a Takigakure. Tengo verdadera curiosidad...
Intenté bromear con el semblante de mi abuelo, pero no obtuve el resultado esperado. Eri me habló de la Uzukage Shiona-sama. Cierto era que mi abuelo era poderoso y una figura muy importante para Takigakure no sato, sim embargo por encima de todo siempre sería mi abuelo. Lo podría ver como a un superior, pero me sería la mar de complejo guardar una extricta etiqueta con él.
— Mejor no hacerle enfadar... Shiona-sama tendrá lo menos doscientos años y puede acabar con mi villa entera seguramente, ¡no hay que subestimar a los mayores, que son muy sabios! —
-Estoy de acuerdo contigo, mejor no hacer enfadar a los mayores, sobre todo por cosas triviales. Y madre mía ahora que hablas de tu Kage, he leído hazañas increíbles de Shiona-sama. Los Kages tienen un poder impresionante...eso si, Yubiwa-sama es más joven. Aseguré sin entrar en debates de cual era el Kage más fuerte ni nada por el estilo, sería una discusión absurda.
— Esto no quiere decir que no guarde respeto a mi Kage, me refiero... Ay, ¡es la mejor y nos protege, cuida de la villa como si fuese nuestra madre!
El aprecio que tenía Eri por Shiona-sama era muy similar al que yo le procesaba a Yubiwa-sama, tenía ganas de hacerme más fuerte para tener la oportunidad de relacionarme más con él, pero debía tener paciencia, con mi nueva autodeterminación sabía que conseguiría mis objetivos más pronto que tarde.
-Yo pienso igual de Yubiwa-sama, supongo que por esas cosas llegan los Kages a ser nombrados como tal. Dije convencido. -Ser Kage no es cuestión de ser el más fuerte de la villa, sino tener una profunda conexión con tu pueblo, con tu gente.
Así diciéndolo tal cual, podría resultar sencillo. Pero si uno se paraba a pensarlo fríamente...¿Cómo hacer para ser tan querido? Era sin duda una buena pregunta que ni yo mismo era capaz de auto responder.
Estaba contento de nuevo, parecía que la conversación se había desviado lo suficiente y ya se le había pasado a Eri aquella tristeza al recordar que nunca tuvo la oportunidad de conocer a sus padres. No dijo a nada de que si murieron o no. Pero invitaría a mi suerte que se marchara con ella para que algún día pudiera reencontrarse con ellos, que estuvieran bien en algún lugar y Eri pudiera tener una felicidad plena. Me resultaba tan agradable que deseaba eso.
De todos modos, para asegurarme, decidí hacer otra demostración de mi especialidad. A fin de cuentas mis leones de tinta eran más vistosos que mis ratoncillos.
-¿¡Estás bien!? Dije preocupado en el mismo momento que cayo al suelo.
¡Cáspita! Si que debe haberla impresionado si... Me acerqué para ayudarla a incorporarse, facilitándole nuevamente mi brazo.
—Es magnífico, Yoshi-san...
Al oír aquello, mi ego no pudo hacer más que hinchar el buche, rebosante de satisfacción. Yoshimitsu no era el típico chaval que estuviera acostumbrado a escuchar cumplidos, por lo menos no hacía su persona.
-¿De veras lo piensas?...Que cosas dices Eri-chan...hehe D¡je mientras me llevaba la mano a la nuca, ese típico nerviosismo que le entra a uno cuando escucha cosas buenas de uno mismo.
-¿Pues sabes que? Se puede montar y va super rápido. Además de ser todoterreno. Quizás por su culpa me haya hecho tan cómodo. Confesé bromista.