24/10/2016, 17:49
— Estoy de acuerdo contigo, mejor no hacer enfadar a los mayores, sobre todo por cosas triviales. Y madre mía ahora que hablas de tu Kage, he leído hazañas increíbles de Shiona-sama. Los Kages tienen un poder impresionante... Eso sí, Yubiwa-sama es más joven.
La joven dejó escapar una pequeña risa que murió en la comisura de sus labios cuando Yoshi afirmó que el Kawakage era más joven que Shiona, y razón seguro que no le faltaba; aunque sabía que la Uzukage no era vieja, sino sabia, ¡y muy bella persona al mismo tiempo! Y aparentaba treinta años... Además de cuidar a su villa como si de una madre se tratase.
— Yo pienso igual de Yubiwa-sama, supongo que por esas cosas llegan los Kages a ser nombrados como tal. Ser Kage no es cuestión de ser el más fuerte de la villa, sino tener una profunda conexión con tu pueblo, con tu gente.
— Siempre he pensado que un kage es una persona querida por todos y que tenga la capacidad de ayudar y cuidar a su villa... Bueno, aunque no sé explicarme muy bien. — Rascó su nuca, nerviosa, sin saber muy bien cómo explicar que para ella, una persona que se hacía Kage era... Era una buena persona.
Después de un rato entre conversaciones un tanto turbias para la pequeña kunoichi del remolino, todo acabó por dirigirse al talento de Yoshimitsu de nuevo con el pincel para invocar al león que hizo que Eri cayese al suelo.
— ¿¡Estás bien!?
— Sí... Gracias. — Murmuró dejando que fuese ayudada por el de Takigakure mientras seguía contemplando a la bestia de tinta que se encontraba cerca de ellos.
Eri no dudó en elogiar su gran trabajo, ¡ojalá y ella pudiese hacer algo así algún día!
— ¿De veras lo piensas?... Qué cosas dices Eri-chan... He,he ¿Pues sabes qué? Se puede montar y va super rápido. Además de ser todoterreno. Quizás por su culpa me haya hecho tan cómodo.
— ¿De verdad? — Preguntó con una chispa azulada en sus ojos, brillantes de emoción. — ¿Crees que podríamos — Cortó ante lo que iba a pedir, haciendo que agachase la cabeza, abochornada. — Lo siento, me he dejado llevar por la emoción... — Se disculpó, apenada por su golpe infantil de querer montar en el león.
La joven dejó escapar una pequeña risa que murió en la comisura de sus labios cuando Yoshi afirmó que el Kawakage era más joven que Shiona, y razón seguro que no le faltaba; aunque sabía que la Uzukage no era vieja, sino sabia, ¡y muy bella persona al mismo tiempo! Y aparentaba treinta años... Además de cuidar a su villa como si de una madre se tratase.
— Yo pienso igual de Yubiwa-sama, supongo que por esas cosas llegan los Kages a ser nombrados como tal. Ser Kage no es cuestión de ser el más fuerte de la villa, sino tener una profunda conexión con tu pueblo, con tu gente.
— Siempre he pensado que un kage es una persona querida por todos y que tenga la capacidad de ayudar y cuidar a su villa... Bueno, aunque no sé explicarme muy bien. — Rascó su nuca, nerviosa, sin saber muy bien cómo explicar que para ella, una persona que se hacía Kage era... Era una buena persona.
Después de un rato entre conversaciones un tanto turbias para la pequeña kunoichi del remolino, todo acabó por dirigirse al talento de Yoshimitsu de nuevo con el pincel para invocar al león que hizo que Eri cayese al suelo.
— ¿¡Estás bien!?
— Sí... Gracias. — Murmuró dejando que fuese ayudada por el de Takigakure mientras seguía contemplando a la bestia de tinta que se encontraba cerca de ellos.
Eri no dudó en elogiar su gran trabajo, ¡ojalá y ella pudiese hacer algo así algún día!
— ¿De veras lo piensas?... Qué cosas dices Eri-chan... He,he ¿Pues sabes qué? Se puede montar y va super rápido. Además de ser todoterreno. Quizás por su culpa me haya hecho tan cómodo.
— ¿De verdad? — Preguntó con una chispa azulada en sus ojos, brillantes de emoción. — ¿Crees que podríamos — Cortó ante lo que iba a pedir, haciendo que agachase la cabeza, abochornada. — Lo siento, me he dejado llevar por la emoción... — Se disculpó, apenada por su golpe infantil de querer montar en el león.