29/10/2016, 17:52
—Disculpen... —Una dulzona voz proveniente del mostrador los llamó, haciendo que Eri asomase la cabeza por detrás de Ayame y su hermano, viendo que la voz le pertenecía a un hombre de mediana edad—. Nos quedan sólo dos habitaciones disponibles. Si no se dan prisa, podría venir algún cliente avispado y quitársela.
A la de cabellos azules le recorrió de nuevo un escalofrío de arriba a abajo y no supo si era por la voz desconocida, la estancia más fría de lo que pensaba que sería o el hermano de Ayame; así que lo dejó pasar acercándose al mostrador.
—Menos mal... ¡y qué suerte que haya una habitación también para vosotros!
— Por fin podremos descansar, es como si me doliese todo... — Recordó el viaje y miró de reojo a Ryu, que también se acercaba hacia el mostrador.
—Último piso, habitación 300 y 301. Son suites bastante amplias. Y estamos en temporada baja, así que cuestan lo mismo que una habitación normal.
Y entonces les guiñó un ojo, haciendo sentir a la pequeña un tanto incómoda.
—Nos quedamos con la habitación 300. Pasaremos sólo una noche aquí, así que por la mañana partiremos de nuevo.
— Nosotros con la 301 entonces y también nos quedaremos por una noche, muchas gracias. — Anunció el de Uzushiogakure, depositando el efectivo sobre el mueble.
Por otra parte, Eri miró a Ayame que alegaba desear darse una ducha caliente y dormir, y la joven sintió que ella haría exactamente lo mismo que la de la Lluvia: ducharse y dormir como no ha dormido en los quince años que había vivido.
—¡Mañana podemos seguir charlando, estoy que me caigo del sueño! ¡Hasta mañana!
— ¡Hasta mañana! ¡Dulces sueños a ambos! — Alegó Eri moviendo la mano, luego se giró a Ryu. — ¿Vamos nosotros también? Estoy muy cansada...
El chico asintió, y ambos también se dispusieron a ir a su habitación.
A la de cabellos azules le recorrió de nuevo un escalofrío de arriba a abajo y no supo si era por la voz desconocida, la estancia más fría de lo que pensaba que sería o el hermano de Ayame; así que lo dejó pasar acercándose al mostrador.
—Menos mal... ¡y qué suerte que haya una habitación también para vosotros!
— Por fin podremos descansar, es como si me doliese todo... — Recordó el viaje y miró de reojo a Ryu, que también se acercaba hacia el mostrador.
—Último piso, habitación 300 y 301. Son suites bastante amplias. Y estamos en temporada baja, así que cuestan lo mismo que una habitación normal.
Y entonces les guiñó un ojo, haciendo sentir a la pequeña un tanto incómoda.
—Nos quedamos con la habitación 300. Pasaremos sólo una noche aquí, así que por la mañana partiremos de nuevo.
— Nosotros con la 301 entonces y también nos quedaremos por una noche, muchas gracias. — Anunció el de Uzushiogakure, depositando el efectivo sobre el mueble.
Por otra parte, Eri miró a Ayame que alegaba desear darse una ducha caliente y dormir, y la joven sintió que ella haría exactamente lo mismo que la de la Lluvia: ducharse y dormir como no ha dormido en los quince años que había vivido.
—¡Mañana podemos seguir charlando, estoy que me caigo del sueño! ¡Hasta mañana!
— ¡Hasta mañana! ¡Dulces sueños a ambos! — Alegó Eri moviendo la mano, luego se giró a Ryu. — ¿Vamos nosotros también? Estoy muy cansada...
El chico asintió, y ambos también se dispusieron a ir a su habitación.