2/11/2016, 22:52
La lluvia de la primavera en Amegakure podría sentirse diferente que la de invierno, de eso no habría duda alguna pero era muy probable que siguiese escuchándose igual. Al menos así era para Mogura, quien disfrutaba de la lluvia desde la comodidad de su paraguas.
Escuchando pasos ajenos giró su mirada en la dirección de donde provenían y pudo apreciar como la kunoichi se iba acercando cada vez más hasta prácticamente detenerse junto a él. Por unos segundos sintió que el tiempo se había detenido por completo.
No puede ser...
Le costaba un poco creer que la persona que tenía a su lado en aquel instante era la misma que había dejado de ver por un año completo. Pero se veía como la Sarutobi con la que había tenido varios encuentros, una queja y un suspiro fueron su presentación después de tanto tiempo sin hablar, aún así la voz de la muchacha le resultó familiar.
Debería... abrir en un par de minutos... Ho-Hola...
Contestó a la peliblanca llamando su atención a la vez. Se inclinó ligeramente hacía delante y giró su mirada hacía la de la kunoichi, su intención era verle el rostro mejor y poder confirmar si era realmente ella. ¿Qué tantas probabilidades tenía de cruzarse con una persona con pelo blanco y ojos rojos y que además fuese una ninja?
En el rostro del joven médico una mueca titubeante de seriedad se iba transformando poco a poco en una sonrisa. De un momento a otro un carrusel de emociones empezaba a manifestarse dentro suyo, no deseaba quedar como un ridículo si no fuese la persona correcta, pero eso no mantenía los nervios a raya y una parte de él realmente parecía desear que fuese la peliblanca con la que había muerto una vez.
Escuchando pasos ajenos giró su mirada en la dirección de donde provenían y pudo apreciar como la kunoichi se iba acercando cada vez más hasta prácticamente detenerse junto a él. Por unos segundos sintió que el tiempo se había detenido por completo.
No puede ser...
Le costaba un poco creer que la persona que tenía a su lado en aquel instante era la misma que había dejado de ver por un año completo. Pero se veía como la Sarutobi con la que había tenido varios encuentros, una queja y un suspiro fueron su presentación después de tanto tiempo sin hablar, aún así la voz de la muchacha le resultó familiar.
Debería... abrir en un par de minutos... Ho-Hola...
Contestó a la peliblanca llamando su atención a la vez. Se inclinó ligeramente hacía delante y giró su mirada hacía la de la kunoichi, su intención era verle el rostro mejor y poder confirmar si era realmente ella. ¿Qué tantas probabilidades tenía de cruzarse con una persona con pelo blanco y ojos rojos y que además fuese una ninja?
En el rostro del joven médico una mueca titubeante de seriedad se iba transformando poco a poco en una sonrisa. De un momento a otro un carrusel de emociones empezaba a manifestarse dentro suyo, no deseaba quedar como un ridículo si no fuese la persona correcta, pero eso no mantenía los nervios a raya y una parte de él realmente parecía desear que fuese la peliblanca con la que había muerto una vez.