3/11/2016, 00:17
Contrario a su método de apuesta, la kunoichi se jugó al todo por el todo. Mientras que el shinobi trataba de dar pasos pequeños pero seguros tratando de hacer un pequeño contacto visual o cosas por el estilo, la muchacha directamente siguió una corazonada y se lanzó con todo a darle un abrazo al joven médico.
¡¡Katomi!
Dijo con un nivel de emoción igual de grande, a lo mejor podría faltarle iniciativa a causa de ser un poco precavido pero no le faltaron ganas al corresponderle el abrazo a la Sarutobi, a fin de cuentas tenía suficientes pruebas para concluir que aquella era la persona que creía. Trabados en un abrazo y girando torpemente el equilibrio se iría perdiendo exponencialmente hasta terminar en el piso, el mojado piso de las calles de Amegakure.
Ouch... jajaja
Se lamentarían juntos al caer al piso pero sin duda alguna la risa aplacaría cualquier dolor que podrían haber llegado a sentir. Su paraguas habría dejado de cubrirlo y producto de eso la lluvia se encargaría de empapar tanto como pudiese del muchacho de cabello azabache.
Si... un año entero... Me cuesta un poco creerlo...
Sus ojos cafés se posaron sobre los orbes rojos de la peliblanca. A esa distancia podía llegar a apreciar aquellos detalles que la delataban como una persona y no una perfecta muñeca de porcelana, pero esa era la kunoichi que él conocía. Estiró sus brazos nuevamente y la volvió a abrazar durante un par de segundos más.
Realmente eres tu, Sarutobi Katomi...
En su rostro había una autentica y sincera sonrisa, incluso si hubiese querido no podría haberle escondido aquella mueca tan verdadera.
¡¡Katomi!
Dijo con un nivel de emoción igual de grande, a lo mejor podría faltarle iniciativa a causa de ser un poco precavido pero no le faltaron ganas al corresponderle el abrazo a la Sarutobi, a fin de cuentas tenía suficientes pruebas para concluir que aquella era la persona que creía. Trabados en un abrazo y girando torpemente el equilibrio se iría perdiendo exponencialmente hasta terminar en el piso, el mojado piso de las calles de Amegakure.
Ouch... jajaja
Se lamentarían juntos al caer al piso pero sin duda alguna la risa aplacaría cualquier dolor que podrían haber llegado a sentir. Su paraguas habría dejado de cubrirlo y producto de eso la lluvia se encargaría de empapar tanto como pudiese del muchacho de cabello azabache.
Si... un año entero... Me cuesta un poco creerlo...
Sus ojos cafés se posaron sobre los orbes rojos de la peliblanca. A esa distancia podía llegar a apreciar aquellos detalles que la delataban como una persona y no una perfecta muñeca de porcelana, pero esa era la kunoichi que él conocía. Estiró sus brazos nuevamente y la volvió a abrazar durante un par de segundos más.
Realmente eres tu, Sarutobi Katomi...
En su rostro había una autentica y sincera sonrisa, incluso si hubiese querido no podría haberle escondido aquella mueca tan verdadera.