4/11/2016, 14:27
— No te lo tomes a mal mujer... — Contestó Yoshi ante la pequeña rabieta de Eri, a lo que se sintió un poco mal, ¿desde cuándo hace que no tenía una así? Lo mejor era recuperar la compostura lo antes posible. — Es que no avisé en casa de que tardaría tanto en volver y a veces se vuelven muy paranoicos con el asunto...
— Comprendo... — Su voz ahora sonaba más calmada. — Siento mi comportamiento entonces, Yoshi-san. — Se disculpó, inclinando su cabeza como símbolo de su disculpa.
Por otro lado, al parecer Yoshi se sintió un poco mal ante la duda que la de Uzushio tenía respecto a lo que quería hacer allí, en el gran lago del Valle del Fin, sin embargo, se tuvo que tragar sus preguntas de forma amarga puesto que, aunque su curiosidad no tenía límites, tampoco quería indagar en la vida privada de otra persona.
—Busco unos nombres...
— Espero... Que los encuentres. — Alegó la pequeña mientras miraba fijamente a los peces que reinaban en el lago.
Entonces volvió el momento de la despedida, y, claro, Yoshimitsu no exageraba con sus buenas palabras hacia la pequeña, que, un poco cohibida ante el nombramiento de ser la musa del chico de Takigakure, solo pudo sonreír de forma tímida ante las agradables palabras del chico.
— Eres demasiado bueno. — Susurró lo suficientemente alto para que fuera escuchada. — Espero que no me olvides de verdad, ¿eh? — Se burló la pequeña posando sus manos en las caderas. — Ha sido un placer conocerte, y espero que pronto, muy pronto; podamos volver a vernos.
— Espero que sea muy muy pero que muy pronto. Si no me tendré que colar en tu villa poniendo mi vida en riesgo para poder verte aunque solo sea desde la distancia.
— No seas tonto, ya iré yo a buscarte. — Le guiñó un ojo ante aquellas palabras. Y, entonces, tomó el rumbo hacia su villa. — Que la suerte esté contigo, Yoshi-san. — Deseó girando su cabeza para volver a verle una última vez para luego alejarse en la distancia.
— Comprendo... — Su voz ahora sonaba más calmada. — Siento mi comportamiento entonces, Yoshi-san. — Se disculpó, inclinando su cabeza como símbolo de su disculpa.
Por otro lado, al parecer Yoshi se sintió un poco mal ante la duda que la de Uzushio tenía respecto a lo que quería hacer allí, en el gran lago del Valle del Fin, sin embargo, se tuvo que tragar sus preguntas de forma amarga puesto que, aunque su curiosidad no tenía límites, tampoco quería indagar en la vida privada de otra persona.
—Busco unos nombres...
— Espero... Que los encuentres. — Alegó la pequeña mientras miraba fijamente a los peces que reinaban en el lago.
Entonces volvió el momento de la despedida, y, claro, Yoshimitsu no exageraba con sus buenas palabras hacia la pequeña, que, un poco cohibida ante el nombramiento de ser la musa del chico de Takigakure, solo pudo sonreír de forma tímida ante las agradables palabras del chico.
— Eres demasiado bueno. — Susurró lo suficientemente alto para que fuera escuchada. — Espero que no me olvides de verdad, ¿eh? — Se burló la pequeña posando sus manos en las caderas. — Ha sido un placer conocerte, y espero que pronto, muy pronto; podamos volver a vernos.
— Espero que sea muy muy pero que muy pronto. Si no me tendré que colar en tu villa poniendo mi vida en riesgo para poder verte aunque solo sea desde la distancia.
— No seas tonto, ya iré yo a buscarte. — Le guiñó un ojo ante aquellas palabras. Y, entonces, tomó el rumbo hacia su villa. — Que la suerte esté contigo, Yoshi-san. — Deseó girando su cabeza para volver a verle una última vez para luego alejarse en la distancia.