6/11/2016, 19:35
—¿Que no queréis? Pues váis a tener que querer... ¿No querréis quedaros solas aquí, verdad, mis niñas? —Una voz sepulcral, juguetona pero cruel les llegó desde detrás de aquellas puertas. Era familiar... Como si la hubieran escuchado antes. En algún lugar.
Muy lejos...
Gritos. Dos gritos de hombre. De las paredes habían surgido dos plantas de espinas y se habían clavado en los corazones de Kori y de Ryu, quienes cayeron al suelo de rodillas, inertes después al suelo.
—A... Ayame...
—E... Eri... No pude proteger... te...
Muy lejos...
Gritos. Dos gritos de hombre. De las paredes habían surgido dos plantas de espinas y se habían clavado en los corazones de Kori y de Ryu, quienes cayeron al suelo de rodillas, inertes después al suelo.
—A... Ayame...
—E... Eri... No pude proteger... te...