10/11/2016, 00:24
Mogura siguió bien cerca los pasos de su compañera de equipo. No tardó en confirmar el hecho, pensaba acompañarla en las funciones que hacía escasos segundos había impuesto la dependienta de la tienda. En el mismo camino, la chica propuso lo de hacer un itinerario bien compuesto para la ruta de reparto; el chico no tardó en responder que estaba totalmente de acuerdo, así como puso un extravagante ejemplo de lo que parecerían de no hacerlo de esa manera. La verdad, el ejemplo no se alejaba demasiado de la realidad —Hormigas— corriendo de un lado a otro despavoridas con tal de buscar la causa del cataclismo, y a la vez sin poder darle solución.
Por suerte, eran Fuego y Viento, genins y algo amueblados mentalmente hablando. No había manera de que cayesen en ese torbellino que poco a poco les hundiría en un profundo abismo del que sería complicado salir. De hecho, la chica mostró que realmente sabía ubicar la mayoría de direcciones, y Mogura recalcó en un halago esa cualidad de la peliblanca.
—Bueno... si, mas o menos. Ya me he paseado bastante por éstas calles, es normal que al final te aprendas la mayoría de nombres. Creo...
Para cuando llegaron al trastero, pudieron divisar un montón de herramientas esparcidas por el lugar, así como otras muchas bien resguardadas. Habían restos de flores, algún que otro pequeño mueble, y un cuidado carrito de empuje. La verdad, no había lógica en que fallasen en su estrépita búsqueda, no había ningún otro carro en ese habitáculo. El médico no tardó en caer en la cuenta, y preguntó que debía ser ese, quizás tan solo por estar seguro.
—Si, tiene que ser éste. No hay otro, así que nos lo llevamos.
Sin mas, la chica se aproximó hasta el carrito, lo tomó desde la barra tractora y comenzó a jalar un poco de ella para intentar enfocar el carro hacia la salida. Obviamente, tenían que poner un poco de su parte ambos genin. El carrito no parecía especialmente ligero, y la chica para nada era un Hercules femenino.
—Ésta misión la ventilamos en ésta mañana... va a ser cosa fácil.
Por suerte, eran Fuego y Viento, genins y algo amueblados mentalmente hablando. No había manera de que cayesen en ese torbellino que poco a poco les hundiría en un profundo abismo del que sería complicado salir. De hecho, la chica mostró que realmente sabía ubicar la mayoría de direcciones, y Mogura recalcó en un halago esa cualidad de la peliblanca.
—Bueno... si, mas o menos. Ya me he paseado bastante por éstas calles, es normal que al final te aprendas la mayoría de nombres. Creo...
Para cuando llegaron al trastero, pudieron divisar un montón de herramientas esparcidas por el lugar, así como otras muchas bien resguardadas. Habían restos de flores, algún que otro pequeño mueble, y un cuidado carrito de empuje. La verdad, no había lógica en que fallasen en su estrépita búsqueda, no había ningún otro carro en ese habitáculo. El médico no tardó en caer en la cuenta, y preguntó que debía ser ese, quizás tan solo por estar seguro.
—Si, tiene que ser éste. No hay otro, así que nos lo llevamos.
Sin mas, la chica se aproximó hasta el carrito, lo tomó desde la barra tractora y comenzó a jalar un poco de ella para intentar enfocar el carro hacia la salida. Obviamente, tenían que poner un poco de su parte ambos genin. El carrito no parecía especialmente ligero, y la chica para nada era un Hercules femenino.
—Ésta misión la ventilamos en ésta mañana... va a ser cosa fácil.