15/11/2016, 00:19
(Última modificación: 15/11/2016, 00:19 por Aotsuki Ayame.)
Kōri seguía sin reaccionar, y Ayame comenzó a desesperarse. ¿Qué ocurría? ¿Por qué no despertaba? ¿Por qué su técnica de disipación de ilusiones no funcionaba con él, mientras que sí lo había hecho con ella? Las lágrimas se acumularon en sus ojos. No era posible que Kōri, su hermano mayor, su mentor... No podía ser que estuviera muerto... ¿verdad?
—¿Eh? ¿Alguien ha roto mi ilusioncilla? ¿Me lo habré imaginaaaaAAAAADOOOOOO? —canturreó una voz tras la puerta, y Ayame sintió que se le congelaba en las venas.
No se había dado cuenta de que los pasos se habían detenido. Pero ahora volvían de nuevo hacia ella...
«Idiota... ¡IDIOTA!» Se maldijo a sí misma y, aterrada, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
En un abrir y cerrar de ojos, Ayame se escondió bajo la cama de Kōri y entrelazó las manos en el sello del tigre. Fuera, una masa de agua se arremolinó hasta formar una réplica de sí misma que se dirigió hasta su cama y se recostó en ella tal y como ella misma lo había estado minutos antes.
«¿Por qué está pasando todo esto...?» Se preguntaba, conteniendo el aliento y con los ojos clavados en la puerta. Casi temiendo que la sombra de la puerta pudiera escuchar los latidos de su corazón. «No lo entiendo... Ojalá estuviera papá aquí...» Tuvo que morderse el labio inferior para evitar que se le escapara un sollozo de terror.
¿Quién era aquel hombre cuya voz le resultaba tan familiar? ¿Qué quería de ellos? ¿Y qué pasaría si llegaba a entrar? ¿Qué haría entonces?
—¿Eh? ¿Alguien ha roto mi ilusioncilla? ¿Me lo habré imaginaaaaAAAAADOOOOOO? —canturreó una voz tras la puerta, y Ayame sintió que se le congelaba en las venas.
No se había dado cuenta de que los pasos se habían detenido. Pero ahora volvían de nuevo hacia ella...
«Idiota... ¡IDIOTA!» Se maldijo a sí misma y, aterrada, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas.
En un abrir y cerrar de ojos, Ayame se escondió bajo la cama de Kōri y entrelazó las manos en el sello del tigre. Fuera, una masa de agua se arremolinó hasta formar una réplica de sí misma que se dirigió hasta su cama y se recostó en ella tal y como ella misma lo había estado minutos antes.
«¿Por qué está pasando todo esto...?» Se preguntaba, conteniendo el aliento y con los ojos clavados en la puerta. Casi temiendo que la sombra de la puerta pudiera escuchar los latidos de su corazón. «No lo entiendo... Ojalá estuviera papá aquí...» Tuvo que morderse el labio inferior para evitar que se le escapara un sollozo de terror.
¿Quién era aquel hombre cuya voz le resultaba tan familiar? ¿Qué quería de ellos? ¿Y qué pasaría si llegaba a entrar? ¿Qué haría entonces?