27/11/2016, 23:34
Aquél extraño familiar reptó hasta la habitación donde se hospedaban Eri y Ryu. Arrastró aquellos zapatos retorcidos mientras canturreaba su funesta canción, y cuando estaba frente al picaporte lo giró con la delicadeza de una sábana recién lavada, a pesar de que no habría tenido por qué hacerlo. Dentro, los ocupantes yacían completamente dormidos.
Kabocha pasó de largo la cama del hombre y se relamió mientras se encaramaba a la cama de Eri y ponía las dos piernas abiertas a cada lado de su cuerpecillo. Apartó bien su cabello del color de la paja para disfrutar de la visión de su víctima, volvió a relamerse y lamió también el cuchillo que sostenía. Levantó ambas manos, con el puñal bien agarrado, y lo lanzó en picado hacia...
—¡ERI! ¡ERI! ¡¿ESTÁS AHÍ!? —el grito le sobresaltó y el cuchillo pasó rozando la mejilla de Eri, haciendo resbalar una gota de sangre.
¿Cómo había podido salir del genjutsu aquella mocosa insolente?
Se levantó y se dirigió corriendo a la puerta con su cuchilló, la abrió y atravesó la garganta del clon de Ayame como si fuera mantequilla...
...y Eri, por el dolor del corte, despertó de aquella pesadilla.
Kabocha pasó de largo la cama del hombre y se relamió mientras se encaramaba a la cama de Eri y ponía las dos piernas abiertas a cada lado de su cuerpecillo. Apartó bien su cabello del color de la paja para disfrutar de la visión de su víctima, volvió a relamerse y lamió también el cuchillo que sostenía. Levantó ambas manos, con el puñal bien agarrado, y lo lanzó en picado hacia...
—¡ERI! ¡ERI! ¡¿ESTÁS AHÍ!? —el grito le sobresaltó y el cuchillo pasó rozando la mejilla de Eri, haciendo resbalar una gota de sangre.
¿Cómo había podido salir del genjutsu aquella mocosa insolente?
Se levantó y se dirigió corriendo a la puerta con su cuchilló, la abrió y atravesó la garganta del clon de Ayame como si fuera mantequilla...
...y Eri, por el dolor del corte, despertó de aquella pesadilla.