1/12/2016, 12:26
Por desgracia, aquella conversación que prometía por su contenido, murió al igual que se inició, de forma fugaz. Estaba claro que se trataba de un desliz por parte de Akame, pero es algo que me hizo pensar bastante sobre sus pretensiones. ¿Se trataba acaso Akame de una especie de revolucionario? Algo que manchó su más tierna infancia era lo que sin lugar a dudas, le movería a pensar de aquella manera. Estaba claro que todavía era muy joven para mover masas pero, como todo en la vida, tenía un comienzo.
Este tipo de conversaciones eran muy controvertidas, me di cuenta enseguida de que podría acabar en discusión, por eso bromeé sobre lo de Datsue y su desmedido apetito de sibarita.
—¿Hmm? Oh, ya… Pues no te creas. Lo cierto es que elegí entre los pocos platos que podía pedir, teniendo en cuenta que no como carne. Es pensar que me estoy zampando a un pobre animalito y me pongo enfermo. El pescado y marisco… Bueno, no tienen cerebro, ¿verdad? Y de algo tengo que vivir, no creo que uno puedo sobrevivir a base de verdura y fruta —comentó, con la mirada todavía perdida entre la clientela, en busca de la muchacha que le había robado el corazón.
Y yo, como buen compañero que pretendía ser, le advertí de sus ineficientes hábitos alimenticios. Y cabe destacar que de veras me preocupé ante tales afirmaciones. -Pues enfermo te vas a poner si no comes de forma variada Datsue... Aunque... ya veo que no le haces asco a toda la "carne", precisamente. Dije con sorna, haciendo clara alusión a la simpática camarera.
Aún así, deje la posibilidad de aquella conversación continuara hasta el final, con todas sus consecuencias...Y como no, la respuesta de Datsue fue de lo más inesperada. Aunque no había que quitarle merito a su argumento, tenía toda la razón. Eso sí, estaba claro que no era algo que fuera políticamente correcto afirmar.
»Y respecto al feudalismo totalitario… A mí me parece un sistema tan bueno como cualquier otro —comentó, sin pensar mucho en lo que estaba diciendo—. Siempre y cuando estés en el bando correcto, claro.
Joder con Datsue, es toda una eminencia Pensaba en mis adentros mientras fruncía el ceño por un instante, como si una enorme vidriera se hubiera hecho añicos detrás mía provocando un enorme extruendo. Por lo menos mi cerebro comparo aquello con eso....
-¡Jojó! Respondí ante aquello estando aún conmocionado. -Supongo que la idea es que con menos gasto excéntrico y superfluo, todos vivirían mejor...Ya sabes...aunque en un sistema tan arraigado como este, tu respuesta es... comprensible... Añadí sin estar muy convencido.
Pues ahí quedó la cosa, al parecer Akame ya obtuvo más que suficiente con aquello que se habló. Más aún cuando la camarera nos trajo la comida haciendo ojitos y propinándole alguna que otra sonrisa a Datsue, que fue el único que se interesó por ella. Empezamos a comer cada uno a su ritmo, con cierta paz hasta que los pesados de al lado, la mesa en la que se estaba jugando aquella acalorada partida de cartas comenzaron a discutir como buena piara de energúmenos.
...
Afortunadamente, un señor mayor de pelo blanco exigió orden y respeto. Recordando que no era un día para cometer tonterías por el estado precario de su señor. Unos le daban por muerto, otros no. La cuestión era que tanta incertidumbre, daba por hecho de que no había información veraz, ni nada oficial por el momento. Aunque inevitablemente, no pude evitar pensar que aquella cuestión afectaría a nuestra misión. Sin cliente, no habría trabajo...y que si no nos personábamos antes de que muriera, nuestra credibilidad podría quedar comprometida. Algo inaceptable tratándose de mi primera misión.
Akame se adelantó manifestando su inquietud al respecto.
—¿Habéis oído eso? Pensaba que Yamabushi Kotaro seguía vivo, ¿y si hemos llegado tarde? —preguntó Akame a sus compañeros con verdadero nerviosismo.
-Tranquilo hombre aún no es oficial. Dije despreocupado, pues ninguno de los tres podíamos decidir sobre los designios de la muerte. -Pero...Creo que será buena idea de que cuando acabemos de comer vayamos a pedir audiencia a la familia Yamabushi. Decía mientras untaba mi mantequilla, ahora de forma más apresurada.
Este tipo de conversaciones eran muy controvertidas, me di cuenta enseguida de que podría acabar en discusión, por eso bromeé sobre lo de Datsue y su desmedido apetito de sibarita.
—¿Hmm? Oh, ya… Pues no te creas. Lo cierto es que elegí entre los pocos platos que podía pedir, teniendo en cuenta que no como carne. Es pensar que me estoy zampando a un pobre animalito y me pongo enfermo. El pescado y marisco… Bueno, no tienen cerebro, ¿verdad? Y de algo tengo que vivir, no creo que uno puedo sobrevivir a base de verdura y fruta —comentó, con la mirada todavía perdida entre la clientela, en busca de la muchacha que le había robado el corazón.
Y yo, como buen compañero que pretendía ser, le advertí de sus ineficientes hábitos alimenticios. Y cabe destacar que de veras me preocupé ante tales afirmaciones. -Pues enfermo te vas a poner si no comes de forma variada Datsue... Aunque... ya veo que no le haces asco a toda la "carne", precisamente. Dije con sorna, haciendo clara alusión a la simpática camarera.
Aún así, deje la posibilidad de aquella conversación continuara hasta el final, con todas sus consecuencias...Y como no, la respuesta de Datsue fue de lo más inesperada. Aunque no había que quitarle merito a su argumento, tenía toda la razón. Eso sí, estaba claro que no era algo que fuera políticamente correcto afirmar.
»Y respecto al feudalismo totalitario… A mí me parece un sistema tan bueno como cualquier otro —comentó, sin pensar mucho en lo que estaba diciendo—. Siempre y cuando estés en el bando correcto, claro.
Joder con Datsue, es toda una eminencia Pensaba en mis adentros mientras fruncía el ceño por un instante, como si una enorme vidriera se hubiera hecho añicos detrás mía provocando un enorme extruendo. Por lo menos mi cerebro comparo aquello con eso....
-¡Jojó! Respondí ante aquello estando aún conmocionado. -Supongo que la idea es que con menos gasto excéntrico y superfluo, todos vivirían mejor...Ya sabes...aunque en un sistema tan arraigado como este, tu respuesta es... comprensible... Añadí sin estar muy convencido.
Pues ahí quedó la cosa, al parecer Akame ya obtuvo más que suficiente con aquello que se habló. Más aún cuando la camarera nos trajo la comida haciendo ojitos y propinándole alguna que otra sonrisa a Datsue, que fue el único que se interesó por ella. Empezamos a comer cada uno a su ritmo, con cierta paz hasta que los pesados de al lado, la mesa en la que se estaba jugando aquella acalorada partida de cartas comenzaron a discutir como buena piara de energúmenos.
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Afortunadamente, un señor mayor de pelo blanco exigió orden y respeto. Recordando que no era un día para cometer tonterías por el estado precario de su señor. Unos le daban por muerto, otros no. La cuestión era que tanta incertidumbre, daba por hecho de que no había información veraz, ni nada oficial por el momento. Aunque inevitablemente, no pude evitar pensar que aquella cuestión afectaría a nuestra misión. Sin cliente, no habría trabajo...y que si no nos personábamos antes de que muriera, nuestra credibilidad podría quedar comprometida. Algo inaceptable tratándose de mi primera misión.
Akame se adelantó manifestando su inquietud al respecto.
—¿Habéis oído eso? Pensaba que Yamabushi Kotaro seguía vivo, ¿y si hemos llegado tarde? —preguntó Akame a sus compañeros con verdadero nerviosismo.
-Tranquilo hombre aún no es oficial. Dije despreocupado, pues ninguno de los tres podíamos decidir sobre los designios de la muerte. -Pero...Creo que será buena idea de que cuando acabemos de comer vayamos a pedir audiencia a la familia Yamabushi. Decía mientras untaba mi mantequilla, ahora de forma más apresurada.