1/12/2016, 21:16
(Última modificación: 1/12/2016, 21:56 por Uzumaki Eri.)
Un dolor agudo en su mejilla hizo que despertase de aquella horrible pesadilla que estaba viviendo, un sueño vil y cruel creado por la persona que menos quería ver recién levantada. Pero él estaba allí, el creador de su pesadilla.
Sin embargo, éste se había dado la vuelta para lanzar el cuchillo a algo que ahora explotaba en miles de gotas de agua, cosa que aprovechó rápidamente para intentar deslizarse por entre las piernas de su agresor con las suyas propias temblando cual gelatina, pero no tenía más opción.
Era sobrevivir,
o morir.
—¡Suiton: Suigadan!
Un grito inundó la sala y rápidamente algo se escuchó en la habitación, sin embargo Eri estaba tan metida en su cometido que no quiso girar la mirada para perder unos valiosos segundos de su tan apreciada vida. Su corazón palpitaba a una velocidad ya conocida para ella y sus ojos, incansables en aquellos momentos, miraban hacia todos lados para seguir hacia delante.
Luego escuchó una puerta cerrarse en la lejanía.
—¿Qué significa esto? —la pregunta flotó en el aire a la par que Eri recordaba haber escuchado aquella voz antes, era Ayame—. ¡¿Qué le has hecho a Eri, Kabocha!?
''¡Ayame ha venido a rescatarme!''
Sin embargo, éste se había dado la vuelta para lanzar el cuchillo a algo que ahora explotaba en miles de gotas de agua, cosa que aprovechó rápidamente para intentar deslizarse por entre las piernas de su agresor con las suyas propias temblando cual gelatina, pero no tenía más opción.
Era sobrevivir,
o morir.
—¡Suiton: Suigadan!
Un grito inundó la sala y rápidamente algo se escuchó en la habitación, sin embargo Eri estaba tan metida en su cometido que no quiso girar la mirada para perder unos valiosos segundos de su tan apreciada vida. Su corazón palpitaba a una velocidad ya conocida para ella y sus ojos, incansables en aquellos momentos, miraban hacia todos lados para seguir hacia delante.
Luego escuchó una puerta cerrarse en la lejanía.
—¿Qué significa esto? —la pregunta flotó en el aire a la par que Eri recordaba haber escuchado aquella voz antes, era Ayame—. ¡¿Qué le has hecho a Eri, Kabocha!?
''¡Ayame ha venido a rescatarme!''