19/12/2016, 16:55
Mogura había logrado liberar la capsulas de las ataduras que la protegían, no había riesgo alguno en aquel instante salvo que alguien llegara y le metiese un patadon, lo cual era muy poco probable. Entre tanto su compañera había comunicado el objetivo de su presencia en aquel elegante restaurante.
Una colega kunoichi.
Dijo una de las hermanas mientras observaban la ligera reverencia por parte de la Sarutobi.
El placer es nuestro.
Correspondió la otra muchacha y entonces ambas hicieron una marcada reverencia atendiendo a las formas, en aquel momento la peliblanca no era una clienta pero ellas si estaban de servicio, debían actuar como tal.
El encargado nos informó sobre el pedido.
Tomando nuevamente la voz por ambas, la muchacha le comentó a Katomi sobre la situación de aquel asunto. Básicamente quedaba en manos de aquellas dos el recibir las flores como parte de su misión.
Recibiremos las flores en lugar del encargado.
No demoraron mucho en asomarse por la puerta del lugar para ver a Mogura bajando cuidadosamente la capsula de las gardenias blancas para poder transportarlas hasta el interior del local. Una de las kunoichi gemelas tomó un paraguas y dejandole espacio a su idéntica hermana, salieron a la calle.
Shinobi-kun, nosotras nos encargaremos desde este punto.
Dijeron al unisono, cosa que al joven médico le pareció un poco raro pero solo hasta notar que las muchachas eran identicas. Parecía incluso que aquel paraguas que compartían mitad y mitad era una especie de truco visual pues parecía espejado.
De acuerdo... Lo dejo en sus manos entonces.
Contestó el muchacho de cabello azabache haciendo una ligera reverencia.
Una de las hermanas, la que no sostenía el paraguas, se arremangaría parte del uniforme dejando ver unos brazos bastante fuertes y trabajados, como si fuese una especialista en taijutsu o algo similar. Haciendo un movimiento bastante técnico, doblaría ligeramente las piernas y tomaría en brazos la capsula.
No debería haber mayor razón para detenernos, dicho esto nos retiramos al interior del restaurante.
Comentó la kunoichi que sostenía el paraguas. Seguidamente ambas emprenderían su camino hacia el interior del local.
Mogura por su parte buscaría con la mirada a su compañera, un poco desconcertado sobre lo que había pasado. No se alejaría mucho del carrito pues no deseaba dejar la mercancía sola en medio de las calles lluviosas de Amegakure.
¿Qué... ha sido eso, Kato-chan?
Consultó curioso a su peliblanca amiga, en parte por la interesante coordinación que llevaban las chicas y por la fuerza que había demostrado tener una de ellas, llevando sola la capsula con las flores.
Una colega kunoichi.
Dijo una de las hermanas mientras observaban la ligera reverencia por parte de la Sarutobi.
El placer es nuestro.
Correspondió la otra muchacha y entonces ambas hicieron una marcada reverencia atendiendo a las formas, en aquel momento la peliblanca no era una clienta pero ellas si estaban de servicio, debían actuar como tal.
El encargado nos informó sobre el pedido.
Tomando nuevamente la voz por ambas, la muchacha le comentó a Katomi sobre la situación de aquel asunto. Básicamente quedaba en manos de aquellas dos el recibir las flores como parte de su misión.
Recibiremos las flores en lugar del encargado.
No demoraron mucho en asomarse por la puerta del lugar para ver a Mogura bajando cuidadosamente la capsula de las gardenias blancas para poder transportarlas hasta el interior del local. Una de las kunoichi gemelas tomó un paraguas y dejandole espacio a su idéntica hermana, salieron a la calle.
Shinobi-kun, nosotras nos encargaremos desde este punto.
Dijeron al unisono, cosa que al joven médico le pareció un poco raro pero solo hasta notar que las muchachas eran identicas. Parecía incluso que aquel paraguas que compartían mitad y mitad era una especie de truco visual pues parecía espejado.
De acuerdo... Lo dejo en sus manos entonces.
Contestó el muchacho de cabello azabache haciendo una ligera reverencia.
Una de las hermanas, la que no sostenía el paraguas, se arremangaría parte del uniforme dejando ver unos brazos bastante fuertes y trabajados, como si fuese una especialista en taijutsu o algo similar. Haciendo un movimiento bastante técnico, doblaría ligeramente las piernas y tomaría en brazos la capsula.
No debería haber mayor razón para detenernos, dicho esto nos retiramos al interior del restaurante.
Comentó la kunoichi que sostenía el paraguas. Seguidamente ambas emprenderían su camino hacia el interior del local.
Mogura por su parte buscaría con la mirada a su compañera, un poco desconcertado sobre lo que había pasado. No se alejaría mucho del carrito pues no deseaba dejar la mercancía sola en medio de las calles lluviosas de Amegakure.
¿Qué... ha sido eso, Kato-chan?
Consultó curioso a su peliblanca amiga, en parte por la interesante coordinación que llevaban las chicas y por la fuerza que había demostrado tener una de ellas, llevando sola la capsula con las flores.