20/12/2016, 22:07
El ascensor frenó, poco a poco, pese a todo lo que había pasado, y paró en el piso correcto con total normalidad. Se abrió entonces la puerta normal de aquél ascensor normal, y se encontraron de frente ante un pasillo de hotel, que pese a todo pronóstico, resultó ser de lo más normal.
Fuera, habían multitud de puertas normales, con su multitud de números de puerta de un color dorado normal. La moqueta, normal, parecía estar completamente limpia. Un señor normal en su bata de patitos dorados, que no parecía, la verdad, muy normal, se paró enfrente del ascensor, y tosió, confuso, llamando la atención.
—¿Disculpen, van a salir del ascensor hoy o mañana? —espetó, malhumorado—. Están a punto de poner la cena en el restaurante, y las salchichas siempre son lo primero que se acaba. Debo darme prisa.
Fuera, habían multitud de puertas normales, con su multitud de números de puerta de un color dorado normal. La moqueta, normal, parecía estar completamente limpia. Un señor normal en su bata de patitos dorados, que no parecía, la verdad, muy normal, se paró enfrente del ascensor, y tosió, confuso, llamando la atención.
—¿Disculpen, van a salir del ascensor hoy o mañana? —espetó, malhumorado—. Están a punto de poner la cena en el restaurante, y las salchichas siempre son lo primero que se acaba. Debo darme prisa.
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