24/12/2016, 21:45
Parecía que su gusto por los postres no había cambiado a pesar de lo ocurrido y del tiempo que había pasado, a lo mejor no le había afectado en mayor medida aquel evento que marcaría un antes y un después en la vida de toda una generación.
Es bueno saber que tus gustos no han cambiado.
Comento con una ligera sonrisa en el rostro mientras seguían empujando a la par el carro con las flores. El silencio amegakuriense se adueñaría un momento más de la escena para luego ser roto por la kunoichi de ojos rojos con una interrogante de lo más peculiar.
Bueno...
La interrogante por parte de la Sarutobi lo había tomado por sorpresa, no esperaba ese tipo de preguntas tan rápido. El muchacho de cabello azabache levantó ligeramente la mirada un tanto pensativo ¿Había una razón para ser tan amable con aquella muchacha? Normalmente tenía un comportamiento bastante formal con el grueso de la gente que se cruzaba en su camino pero con la peliblanca había sido diferente, en parte porque sentía que se comería una bola de fuego en la cara si le decía algo como "Sarutobi-dono" o "Katomi-san".
Como decirlo...
En su cabeza las palabras que tenía que elegir para dar una respuesta con pies y cabeza que fuese satisfactoria para ambas partes parecían buscar la mejor formación posible. ¿Le molestaba la volátil actitud que podía llegar a tener la kunoichi? No parecía, no. En cierto punto parecía disfrutar de la atípica compañía que suponía la Sarutobi. Era divertido para el joven médico juntarse con la chica de melena blanca.
No me molesta en lo absoluto tu forma de ser... más bien creo que es todo lo contrario...
Poco a poco las palabras comenzaban a escapar de los labios del joven médico, mientras tanto el empuje del carro no parecía disminuir.
Me parece una actitud agradable, sincera y divertida. Debo decir que disfruto compartiendo tiempo con una persona como tu.
Ciertamente la vida de Mogura podía llegar a ser muy metódica y aburrida, viviendo con un par de viejos ancianos ya retirados y haciendo poco más que investigando sobre algunos temas médicos y otras cosas similares.
A su vez... Me ha resultado un tanto inspiradora la dedicación que me demostraste ponerle a tu entrenamiento el día que nos conocimos. Como resultado de eso... durante este año dedique una parte de mi tiempo a desarrollar una técnica en particular que quizá pueda serte de utilidad...
A lo mejor aquello estaba demás pero de cierta manera venía a caso. Aquella técnica no era otra que el túnel de viento por el cual había llegado a pasar algunas noches en vela, menudo desperdicio habría sido el no volver a ver a la kunoichi.
Es bueno saber que tus gustos no han cambiado.
Comento con una ligera sonrisa en el rostro mientras seguían empujando a la par el carro con las flores. El silencio amegakuriense se adueñaría un momento más de la escena para luego ser roto por la kunoichi de ojos rojos con una interrogante de lo más peculiar.
Bueno...
La interrogante por parte de la Sarutobi lo había tomado por sorpresa, no esperaba ese tipo de preguntas tan rápido. El muchacho de cabello azabache levantó ligeramente la mirada un tanto pensativo ¿Había una razón para ser tan amable con aquella muchacha? Normalmente tenía un comportamiento bastante formal con el grueso de la gente que se cruzaba en su camino pero con la peliblanca había sido diferente, en parte porque sentía que se comería una bola de fuego en la cara si le decía algo como "Sarutobi-dono" o "Katomi-san".
Como decirlo...
En su cabeza las palabras que tenía que elegir para dar una respuesta con pies y cabeza que fuese satisfactoria para ambas partes parecían buscar la mejor formación posible. ¿Le molestaba la volátil actitud que podía llegar a tener la kunoichi? No parecía, no. En cierto punto parecía disfrutar de la atípica compañía que suponía la Sarutobi. Era divertido para el joven médico juntarse con la chica de melena blanca.
No me molesta en lo absoluto tu forma de ser... más bien creo que es todo lo contrario...
Poco a poco las palabras comenzaban a escapar de los labios del joven médico, mientras tanto el empuje del carro no parecía disminuir.
Me parece una actitud agradable, sincera y divertida. Debo decir que disfruto compartiendo tiempo con una persona como tu.
Ciertamente la vida de Mogura podía llegar a ser muy metódica y aburrida, viviendo con un par de viejos ancianos ya retirados y haciendo poco más que investigando sobre algunos temas médicos y otras cosas similares.
A su vez... Me ha resultado un tanto inspiradora la dedicación que me demostraste ponerle a tu entrenamiento el día que nos conocimos. Como resultado de eso... durante este año dedique una parte de mi tiempo a desarrollar una técnica en particular que quizá pueda serte de utilidad...
A lo mejor aquello estaba demás pero de cierta manera venía a caso. Aquella técnica no era otra que el túnel de viento por el cual había llegado a pasar algunas noches en vela, menudo desperdicio habría sido el no volver a ver a la kunoichi.