25/12/2016, 00:39
La chica no consiguió levantar demasiado ánimo en el médico, éste respondió a la respuesta igualmente con una sonrisa y buena gana, pero no le faltaría demasiado tiempo para cortarse. La peliblanca no titubeó un solo instante antes de lanza la pregunta que casi provoca un infarto al pobre matasanos. Éste comenzó a tantear el terreno, soltó primero una palabra, dejó caer un ligero silencio, y tras ello soltó dos mas, casi parecía tartamudo. La verdad, la pregunta no era para menos.
Al fin, se lanzó al vacío con una respuesta sincera. Confesó que mas que disgustarle, le agradaba la forma de ser de la Sarutobi. Tragó saliva, y de nuevo continuó con su respuesta. Pese a ello, el ritmo de empuje para con el carrito no había disminuido en absoluto. De nuevo arrancó inquiriendo que su actitud era sincera, agradable y divertida, que disfrutaba compartiendo el tiempo con una persona como ella. Éste argumento casi le sonsaca a la pobre kunoichi el ruborizado en el rostro.
La chica lo miró con descaro, y casi le surge una mueca en la cara que reflejaba su sorpresa.
Pero antes de que ésta le mediase palabra al joven, éste se adelantó para completar un poco mas su respuesta. Para él, su dedicación había sido una fuente de inspiración, y al parecer había estado entrenando durante parte del año transcurrido para elaborar una técnica que favorecería a la Sarutobi. La verdad, éste último hecho si que había llamado su atención, casi mas que el hecho de haber sido una musa para él.
—Así que soy tu musa... ¿no? —Se permitió bromear. —Jajajajaja....
»Bueno, y... ¿qué clase de técnica has aprendido para ser de mi utilidad? Ya me picó un poco la curiosidad —Una cosa llevaba a otra, y la otra a la una. Bien era cierto que ésto había derivado desde su pregunta, pero ahora mismo había surgido algo demasiado interesante como para dejarlo de lado. ¿Acaso habría desarrollado una técnica para agrandar sus llamaradas? ¿O acaso había desarrollado una técnica para mejorar su potencia en taijutsu? A saber por donde saldría el intrépido matasanos...
Para cuando se quiso dar cuenta, ya habían llegado hasta el siguiente cliente, o mas bien dicho hasta la puerta del portal donde se hallaba su casa. Se trataba de un torreón enorme, uno mas entre tantos de Amegakure. La chica cesó el empuje, y señaló el portal con su diestra, concretamente con su índice.
—Y.... aquí está el siguiente cliente. Piso setenta y tres, lazos amarillos.
Ahora quedaba realizar el siguiente pedido sin demasiada dificultad, e intentando dar una buena imagen. Con éste, ya iban quedando pocos mas que realizar.
Al fin, se lanzó al vacío con una respuesta sincera. Confesó que mas que disgustarle, le agradaba la forma de ser de la Sarutobi. Tragó saliva, y de nuevo continuó con su respuesta. Pese a ello, el ritmo de empuje para con el carrito no había disminuido en absoluto. De nuevo arrancó inquiriendo que su actitud era sincera, agradable y divertida, que disfrutaba compartiendo el tiempo con una persona como ella. Éste argumento casi le sonsaca a la pobre kunoichi el ruborizado en el rostro.
La chica lo miró con descaro, y casi le surge una mueca en la cara que reflejaba su sorpresa.
Pero antes de que ésta le mediase palabra al joven, éste se adelantó para completar un poco mas su respuesta. Para él, su dedicación había sido una fuente de inspiración, y al parecer había estado entrenando durante parte del año transcurrido para elaborar una técnica que favorecería a la Sarutobi. La verdad, éste último hecho si que había llamado su atención, casi mas que el hecho de haber sido una musa para él.
—Así que soy tu musa... ¿no? —Se permitió bromear. —Jajajajaja....
»Bueno, y... ¿qué clase de técnica has aprendido para ser de mi utilidad? Ya me picó un poco la curiosidad —Una cosa llevaba a otra, y la otra a la una. Bien era cierto que ésto había derivado desde su pregunta, pero ahora mismo había surgido algo demasiado interesante como para dejarlo de lado. ¿Acaso habría desarrollado una técnica para agrandar sus llamaradas? ¿O acaso había desarrollado una técnica para mejorar su potencia en taijutsu? A saber por donde saldría el intrépido matasanos...
Para cuando se quiso dar cuenta, ya habían llegado hasta el siguiente cliente, o mas bien dicho hasta la puerta del portal donde se hallaba su casa. Se trataba de un torreón enorme, uno mas entre tantos de Amegakure. La chica cesó el empuje, y señaló el portal con su diestra, concretamente con su índice.
—Y.... aquí está el siguiente cliente. Piso setenta y tres, lazos amarillos.
Ahora quedaba realizar el siguiente pedido sin demasiada dificultad, e intentando dar una buena imagen. Con éste, ya iban quedando pocos mas que realizar.