3/06/2015, 16:15
(Última modificación: 3/06/2015, 18:10 por Eikyuu Juro.)
Por un momento, el ruido de la cascada pareció dejar de sonar,el poco viento que reinaba parecía haberse detenido..O eso le pareció al joven marionetista, cuando escuchó la forma en la que habló la genin de Amegakure. Aunque tuviese razón, era bastante atrevido decir algo así.
"Esta enfadada..." — se repitió, mientras volvía la vista hacia ella.
El momento duró unos instantes. La anciana, aunque daba la impresión de que iba a hablar, se mantuvo en silencio, al igual que Juro. Era un silencio denso, e incluso tenso, tanto que podría cortarse con un kunai. Al final, la anciana pareció tragarse cualquier replica y articular una oración. Ayame parecía incluso haberse tranquilizado un poco...
Aun así, su enfado parecía seguir afectándola. Sin si quiera avisar a Juro, empezó a caminar hacia el lago. Se detuvo antes de alejarse mucho, como si recordarse que antes de que la terrible anciana llegase no estaba sola.
El marionetista no tardó ni un segundo en decidirse. Compañera shinobi, o vieja loca. No era muy difícil. Empezó a caminar rápidamente, para alcanzarla. Pero no fue el único...
— Espera niña — dijo la anciana, casi gritando, mientras avanzaba hacia ella antes de que pudiese si quiera alejarse — Antes de que te vayas, tengo algo para vosotros.
Mientras Juro llegaba al lado de Ayame y la anciana, más por curiosidad que por huir, la mujer sacó algo del interior del vestido. Probablemente llevaría algo debajo, con lo rara que era no sería precisamente extraño...
Eran caramelos. Tenían en total cuatro envoltorios. Uno de color naranja, otro amarillo, otro morado y otro verde. Todos los envoltorios estaban pegados, y daba la impresión de estar bastante pegajosos. Podría haberse descompuesto uno, podrían ser así, podría haber algo asqueroso tras esto...
— Tomad, unos caramelos para el viaje, son mi regalo de despedidas — la anciana irradiaba felicidad, como si con ello arreglaba todos los problemas que habían pasado.
Juro se puso al lado de Ayame, ya que la anciana los había acercado a ella, quizas por lo de la cantimplora. Aun asi no parecía haber inconveniente en que el también los mirase.
— Oh...Muchas gracias — comentó, sonriendo a la anciana con fingido entusiasmo, mientras una profunda duda le corroía por dentro. ¿Que debería hacer? No debería aceptar caramelos de extraños, pero no quería ofenderla.
Esperó a que Ayame decidiese en cogerlos o no, ya fuese por educación o desconfianza, y si lo hacía cogería uno de ellos.
"Esta enfadada..." — se repitió, mientras volvía la vista hacia ella.
El momento duró unos instantes. La anciana, aunque daba la impresión de que iba a hablar, se mantuvo en silencio, al igual que Juro. Era un silencio denso, e incluso tenso, tanto que podría cortarse con un kunai. Al final, la anciana pareció tragarse cualquier replica y articular una oración. Ayame parecía incluso haberse tranquilizado un poco...
Aun así, su enfado parecía seguir afectándola. Sin si quiera avisar a Juro, empezó a caminar hacia el lago. Se detuvo antes de alejarse mucho, como si recordarse que antes de que la terrible anciana llegase no estaba sola.
El marionetista no tardó ni un segundo en decidirse. Compañera shinobi, o vieja loca. No era muy difícil. Empezó a caminar rápidamente, para alcanzarla. Pero no fue el único...
— Espera niña — dijo la anciana, casi gritando, mientras avanzaba hacia ella antes de que pudiese si quiera alejarse — Antes de que te vayas, tengo algo para vosotros.
Mientras Juro llegaba al lado de Ayame y la anciana, más por curiosidad que por huir, la mujer sacó algo del interior del vestido. Probablemente llevaría algo debajo, con lo rara que era no sería precisamente extraño...
Eran caramelos. Tenían en total cuatro envoltorios. Uno de color naranja, otro amarillo, otro morado y otro verde. Todos los envoltorios estaban pegados, y daba la impresión de estar bastante pegajosos. Podría haberse descompuesto uno, podrían ser así, podría haber algo asqueroso tras esto...
— Tomad, unos caramelos para el viaje, son mi regalo de despedidas — la anciana irradiaba felicidad, como si con ello arreglaba todos los problemas que habían pasado.
Juro se puso al lado de Ayame, ya que la anciana los había acercado a ella, quizas por lo de la cantimplora. Aun asi no parecía haber inconveniente en que el también los mirase.
— Oh...Muchas gracias — comentó, sonriendo a la anciana con fingido entusiasmo, mientras una profunda duda le corroía por dentro. ¿Que debería hacer? No debería aceptar caramelos de extraños, pero no quería ofenderla.
Esperó a que Ayame decidiese en cogerlos o no, ya fuese por educación o desconfianza, y si lo hacía cogería uno de ellos.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60